domingo, 7 de agosto de 2016

La foto de la semana (#81)

Mean Streak en Cedar Point


Se veía venir. De hecho era ya un secreto a voces desde hacía temporadas. Recuerdo que cuando me deslicé a lomos de Mean Streak en 2011 ya empezaban a escucharse en la lejanía las particulares trompetas del apocalipsis para esta woodie que, finalmente, en este 2016, han llegado al parque de la península de Sandusky para llevarse, de una manera u otra, un clásico de la madera en Cedar Point.

Inaugurada en la temporada de 1991, esta longeva woodie (teniendo en cuenta los estándares de los parques norteamericanos para este tipo de credits) facturada por una casi desconocida Dinn Corporation (autora de grandes credits como la divertida Phoenix de Knoebels o la revalorizada Texas Giant) fue una rompe-récords desde el primer día en que vivió y todavía a día de hoy ostentaba cifras o posiciones totalmente envidiables en los rankings mundiales, como el ser la 4ª woodie más larga del mundo (con la friolera de 1694 metros) o el séptimo lift de woodie más alto del mundo. De hecho aún a día de hoy es también la séptima woodie más alta del mundo, con unos desafiantes 49 metros que le otorgan una velocidad máxima de 105 km/h (y conseguir esa velocidad, en madera, es todo un logro todavía a día de hoy).


Pero tanto entusiasmo en sus medidas le han pasado serias facturas a lo largo de los años. Para empezar en 1994 tuvo que ser frenada en el drop para ofrecer a los visitantes un viaje más confortable y sin vibraciones (si pensamos que tan sólo llevaba 3 años abierta, ¡imaginad el desgaste que hubiera comportado tenerla hasta hoy abierta con esos 5 o 10 km/h de más!). Sufrió durante su vida un incendio en los kilométricos MCBR que contiene en el interior así como varios retracks para apaciguar el estrepitoso bamboleo de los trenes al pasar por numerosos puntos del layout.

Porque no, Mean Streak NO era una coaster cómoda, sus trenes (de Philadelphia Toboggan Coasters) no ofrecían un estándar de comodidad. En absoluto.


Mean Streak era (es) uno de los grandes ejemplares del linaje de los 90, una época en la que la locura se desató en todo el mundo a base de querer llegar a rascar el cielo a través del uso de la madera, una locura que a su vez derivó en una de las mayores crisis de las constructoras de woodies, salvaguardadas posteriormente por empresas como Intamin o la innovadora y renovada GCI (que trajo al mundo en el 99 otra gran bestia como es la también cerrada Gwazi, en Busch Gardens Tampa).

Estructuras gigantescas, curvas que albergaban en su interior cantidades ingentes de madera, toneladas y toneladas de pino amarillo del sur, un esqueleto similar al de un gran bol de madera sostenida por decenas de metros de pilones que han ido aguantando el embiste del tiempo durante décadas, hasta la actualidad:


El principal mal de Mean Streak residía en lo intenso de su recorrido, más allá de en fallos estructurales o de soldaduras. El exceso de fuerzas G y una gestión poco inteligente del peralte, además del hecho de conservar una alta velocidad en la inmensa mayoría del recorrido, hicieron que año tras año la woodie adoleciera más y más hasta que tras los centenares de quejas recibidas en las últimas temporadas sumado al hecho de que rara vez era una coaster que acumulase colas (algo totalmente inadmisible para un coloso de semejantes proporciones y extensión de terreno ocupada) el parque del norte de Ohio ha decidido echar el cierre.

Y con ello hace apenas unos días dejó ir en su canal oficial de Youtube el mejor point-of-view posible para una coaster de estas características. Fijaos tan solo en el traqueteo de la coaster al salir de la estación, imaginad ese movimiento inestable y golpeador a velocidades de 80 o 90 kilómetros por hora:


¿Qué futuro le deparará a Mean Streak? Tras su cierre el 16 de septiembre de este mismo año se rumorea que la coaster podría ser la primera en probar el proceso creativo y restaurador de Rocky Mountain Construction, una empresa que ha demostrado tener solera de sobras como para tomar por las riendas un proyecto gigantesco como este y transformarlo en una joya totalmente revalorizada y capaz de vivir varias décadas más, como mínimo.

El potencial os puedo asegurar que lo tiene pues las medidas de Mean Streak quitan el hipo. Su estructura facilita juegos de curvas que pueden derivar en overbanked turns o insospechados elementos de inversiones innovadores (ya sabemos que a RMC se le puede ir muchísimo la cabeza si le sueltan el presupuesto adecuado).

Todo apunta a que el parque se está guardando, sea como sea, uno de los mayores ases bajo la manga de la historia de los parques y más concretamente de las woodies (al fin y al cabo si RMC metiera mano en el proyecto, sería la primera híbrida de RMC encargada por Cedar Fair, la primera de muchas, esperemos). Algo que puede asombrar muchísimo a un público cada vez más alejado de la auténtica esencia woodie, aquella que en sus primeros años de vida tuvo, y rompiendo récords, la ahora solicitada Mean Streak.

R.I.P. Mean Streak 
(1991-2016)

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2 comentarios:

  1. Una pena... yo la probé hace 1 mes y a mí particularmente me gustó, eso sí, muy muy poco solicitada por el público. Esperemos que su sucesora realmente valga la pena... RIP

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    1. Realmente yo lo dije desde el primer momento: a mi me gustó. Tenía un layout realmente complejo, muy a la antigua (con elementos gigantescos), pero muy bien diseñado. La verdad es que es una coaster que, estéticamente hablando, es preciosa y muy divertida. Confío en que ocurrirá algo parecido a lo de Mantis, veremos.

      Saludos!

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