sábado, 10 de diciembre de 2011

Dragon Khan (PortAventura)

Una dulce melodía de flauta de bambú nos hechiza desde los lejanos valles de la China baja y nos invita a realizar la travesía a través de la eterna Muralla China cuando, de repente, nos topamos con una de las maldiciones más desgraciadas de la actual dinastía. El príncipe Hu, heredero de la estirpe más poderosa de las llanuras de Beijing y repudiado por toda la población decidió atormentar los habitantes de su futuro reinado convirtiéndose en un feroz dragón de pelaje rojo fuego y afilados colmillos desafiantes llamado Khan.

En la actualidad, dicen que el valiente que consigue subir a lomos del Dragon Khan y aguantar sus salvajes piruetas en el aire puede llegar a tener en sus manos el poder que reina sobre toda China y las tierras más lejanas, pudiendo conquistar las zonas más altas de la región.

Hoy, en Bloggercoaster, nos sumamos a las miles de expediciones que han partido a lo largo de los 16 años de PortAventura para intentar domar a la bestia feroz Khan, al ser más mágico y peligroso que encontraremos en el parque, con unas cifras que todavía hoy, 16 años después, siguen aterrorizando a grandes y pequeños bajo sus amenazantes fauces.

Un dragón rojo legendario

La sociedad española acababa de pasar el inicio de una nueva década. Los tiempos cambiaban, Barcelona vió como sus olimpiadas llenaron de visitantes y de dinero las maltrechas arcas de un turismo que amenazaba con alzar la bandera de la derrota. Pero justo en este momento, lejos de contentarse con los millones de visitas que ya experimentaba la ciudad condal, el por entonces President de la Generalitat, Jordi Pujol, decidió mover tierra y dinero para erigir en pleno campo entre la emergente Salou y la siempre distante Vila-Seca un parque temático único en Europa y, por entonces, en el mundo, capaz de competir con quien acababa de dejar la miel ante la boca de las grandes empresas catalanas: Disney se había vendido a los franceses y decidía montar un firme y prometedor campamento a las afueras de París.

El skyline de Dragon Khan, toda una obra de arte, a manos del maestro John Wardley

La calidad no era un impedimento por entonces: centenares de trabajadores lucharon durante algo más de dos años para llevar a cabo una de las obras más faraónicas recordadas en la época, la construcción en tiempo récord de PortAventura, un enorme parque temático que contendría 5 de los territorios más pintorescos del mundo aventurero y, entre ellos, una fiel y detallada representación de la lejana y exótica China.

Anheuser-Busch, junto con el departamento de diseño y arquitectura, decidió poner toda la carne en el asador a la hora de elegir la que sería por muchos años la gran major del parque, aquella atracción que dejaría perplejos a todos los visitantes y llegaría a crear adicción a los más atrevidos. Y para ello no escatimó dinero, contratando la que por entonces se divisaba como la futura empresa pionera de las coasters, una empresa cuyo afán por la perfección, el mejor diseño y los materiales más exquisitos había ya regalado al mundo perlas como las primeras Batmans o una Nemesis (Alton Towers) para auténticos sibaritas de las coasters, como todavía hoy se la considera: Bolliger & Mabillard.

Se invirtieron muchos millones en su construcción (algo inaudito para la época), se rompió el skyline de la zona con enormes pilares tubulares que soportarían rojos y vistas vías con raíles de acero visto y, sobretodo, se lanzó a la prensa y posteriormente a la sociedad una auténtica cascada de datos, récords y anotaciones que harían las delicias de quien, hasta el momento, lo más intenso que había experimentado era el Tibidabo o el todavía existente Parc de Montjuïc.

Ocho inversiones, más de 100 Km./h, una altura de 45 metros, numerosas curvas de vértigo y, sobretodo, la posibilidad de inmortalizar desde buen principio tal hazaña en forma de un innovador photoride hizo que las colas para acceder a la bestia roja fuesen, en sus primeros días de apertura, desesperantes.

Sin duda PortAventura aportó con esta adquisición uno de los ingredientes más clásicos de un parque que, todavía hoy, interesa a miles de valientes: el coraje de dominar a un monstruo feroz que desgarra los tímpanos de quien se acerca a su territorio con un grito estremecedor volando en el aire.

Perder el norte en casi 2 minutos

Una vez más y siempre gracias a la inestimable ayuda de nuestros colegas de ThemePark Review, llega a nuestras manos (o más bien dicho a nuestra vista) un valioso y genial video con el point-of-view de Dragon Khan al completo, para que disfrutemos y analicemos metro a metro esta joya de la ingeniería de coasters, diseñada por el siempre presente John Wardley:



Llegamos al edificio de estación tras sortear una larga y pesada travesía de pasillos laberínticos separados por amplias vallas metálicas bajo la acogedora sombra de un techo decorado con ornamentos y filigranas típicas de la arquitectura imperial china. Tras un pasillo donde podemos apreciar la desafiante forma del cobra-roll, pasamos tornos y accedemos al asiento que, bien por designación o bien por preferencia, nos haya tocado.

El arco de entrada de la coaster acumula colas en momentos de las altas temporadas

Tras comprobación de arneses y cinturones quita-miedo (algo totalmente necesario en un sistema de sujeción típico de los 90 a base de poleas y no hidráulico, como suele ser hoy día), los ride-op dan el visto bueno y da comienzo nuestra travesía.

Viramos a la derecha en una clásica peraltada de B&M de las que tanto gustan usar para salir de estaciones (véase el caso de Nitro, en SixFlags Great Adventure). Rápidamente el peralte se transforma en rectitud y encajamos las poleas del anti-rollback junto a los dientes que casan con la cadena engrasada, enfilamos un largo y desafiante lift que nos elevará, lentamente, a una altura de algo más de 45 metros donde las vistas no solo de la coaster sino del parque e, incluso, del paisaje que se extiende en la lejanía, son realmente privilegiadas y únicas.

El tren encara el lift, dispuesto a elevarse a 45 metros del suelo

Al llegar arriba encontramos un elemento característico de las B&M, el primer capricho del diseño suizo, un pre-drop inocente de apenas un par de metros de desnivel que acelerará de golpe el tren, adentrándonos en unos nada despreciables 20 o 25 Km./h. Recorremos una ligera curva a derecha, esta vez sin apenas peralte para darnos de bruces con uno de los elementos más polémicos de la coaster: el drop.

Un drop insubstancial, sin apenas sensación de absolutamente nada más que de una aceleración constante y un descenso vertiginoso de altura que, mezclado con la trinchera que hunde un par de metros la vía bajo el nivel del suelo, nos hará creer que vamos a estallar en mil pedazos al llegar a la base de semejante rampa. Pero nada más lejos, la suavidad se entremezcla mágicamente con la velocidad, adquiriendo la misma fuerza que una bola de fuego escupida por las oscuras fauces de un dragón hambriento. Sentimos el rugido en nuestros pies, en nuestra espalda, en nuestra cabeza, somos parte de la bestia y empezamos a creer que sobrevolar la tierra devastada por el animal va a ser una realidad.

La inmensidad de los elementos convierte esta coaster en toda una galería de inversiones B&M

Encaramos en este punto el elemento más gigantesco de la estructura (salvando el necesario drop): el big loop. Una maquiavélica creación que por entonces despertó auténticos suspiros de enamoramiento. Su enorme curvatura, unida a la altura que presentaba, lo convirtió en uno de los elementos de inversión más respetados en el mundillo durante largos años. El big loop de Dragon Khan es capaz de ponernos boca-abajo durante unos nada despreciables 3 segundos.

Superado este ítem, viramos ligeramente a izquierda con un fino toque de peralte para darnos de bruces con el siguiente elemento característico de las multi-loopers: el dive loop. Elevándonos a unos 20 metros de altura y girando lentamente en el espacio, adquirimos en la cúspide una inversión total en una curva que se pliega sobre sí misma, un cambio de sentido vertical que nos mete de nuevo en toda la maraña de vías y soportes que habíamos dejado atrás hace apenas unos segundos. Es como si Dragon Khan nos regalara el macabro privilegio de alejarnos de sus garras durante un instante para volvernos a atrapar sin piedad alguna en su recorrido.

El dive-loop se levanta a una altura considerable, para jugar con la velocidad controlada

Sobrevolamos una veintena de metros a corta distancia respecto al suelo, en una inquietante línea recta que jamás llega a ser recta, siempre hay un ligero toque de peralte que hace que la transición sea rápida y apenas apreciable (algo inaudito en muchas de las creaciones de B&M).

Llega el siguiente elemento de la coaster, personalmente el más querido y respetado y aquél que todavía a día de hoy me ofrece las mismas sensaciones una y otra vez: el zero-g roll. Vuelven a jugar los suizos esta vez con la altura y la inversión, elevándonos otra vez una veintena de metros sobre el suelo para, en un rápido giro sobre nuestro eje gravitacional, experimentar una gravedad cero que nos hará sentir como astronautas flotando en la luna (de ahí su nombre en inglés).

En el zero-g roll experimentamos la auténtica sensación de flotar en el aire por micro-segundos

Apenas respiramos para, en otra panza bien medida, enlazar con uno de los elementos más fotografiados y vistosos de este credit: el cobra-roll. Aposentado sobre el punto más cercano a la estación y en un alarde de diseño, el cobra-roll emerge de las profundidades de la base para elevarse unos 15 metros sobre la recta de brakes finales creando una fina y sutil danza de inversiones y curvaturas que harán que perdamos el poco sentido de la orientación que hasta este momento teníamos. En este punto experimentamos dos inversiones (un dive-loop y un immelman unidos por una pequeña curva peraltada en el centro) y de nuevo cambiamos el sentido del recorrido. Dragon Khan todavía no ha acabado con nosotros.

El cobra-roll preside el lateral más cercano a la estación de la manera más estética posible

Al salir del cobra-roll volvemos a recorrer lo más profundo de la base sembrada de soportes y zonas de choque para elevarnos en uno de los elementos más antiestéticos del layout, pero totalmente necesario para la extraordinaria carga de las coasters de B&M: los MCBR. Una pequeña recta con reguladores de velocidad (depende del día nos puede dar un buen tirón como podemos incluso llegar a ignorar el mecanismo con la suavidad del pase), entramos en una caprichosa curva que desciende en atrevido peralte a la derecha y nos mete en la zona más peligrosa de la coaster.

El layout de Dragon Khan juega tímidamente con la Muralla China en varios puntos

A partir de aquí lograr concentrarse, no gritar al sentir los vaivenes del tren o estar tranquilo es una auténtica hazaña de titanes.

En este punto Dragon Khan rompió al mundo. Partió las opiniones de los aficionados y revolucionó lo hasta el momento visto, ya que en este punto se produce el encuentro con el segundo loop, de medidas mucho más pequeñas que el big-loop del principio, pero con una descarga de fuerzas positivas por duplicado que nos harán permanecer pegados al asiento, sin apenas poder elevar los brazos en su cerrada curvatura superior. El octavo elemento.

Esta curva con gran peralte delimita el acceso del tren al extremo más lejano del terreno

Llega una de las dos únicas pausas en el layout endiablado de Dragon Khan: una curva elevada que, con un suave peralte, nos pasea por el borde exterior, por los límites de la coaster jugando a enamorar a la Muralla China, besando su frontera con el público. Pero en cuanto volvemos a la realidad Dragon Khan nos sumerge de nuevo en su zona interior castigándonos con uno de los elementos más duros del recorrido: el primer corkscrew.

Uno de los dos corkscrews se levanta, de fondo el lift de la coaster

En este punto se abre el debate sobre si debemos tener en cuenta estas dos inversiones como dos elementos diferenciados o como la unión de ambos (lo que se llama comúnmente unos interlocking corkscrews). Sea como sea, al salir del primer corkscrew completamos de nuevo una peraltada, aunque esta vez sensiblemente cerrada, que más adelante veremos como el punto más cercano del público respecto a la coaster.

Esta curva peraltada concentra una cantidad de peralte muy considerable, con fuerzas bruscas

Tras esa curva nos espera de nuevo otro corkscrew, el segundo, que jugando caprichosamente con el primero delimita una estética finalización que evoca al típico trenzado del ADN o de los cuellos de dos cisnes enfrentados en una batalla. El corkscrew nos libera de las enormes fuerzas positivas que esconde en su giro dimensional y nos suelta en una media hélice ascendente, con un regalo extra de peralte cada vez más suave que aterrizará literalmente en unos segundos sobre la recta de final brakes. Otra de esas transiciones que parecen diseñadas por el mismísimo Gaudí en la búsqueda por la plasticidad de lo enorme.

Nos queda por delante una larguísima recta de final brakes donde podremos respirar hondo, recuperar nuestro color natural de piel (blanquecina al acabar semejante orgía de elementos) y comentar la jugada con nuestros compañeros y compañeras de viaje.

Algunos datos de interés...
  • Nombre: Dragon Khan
  • Parque: PortAventura (Salou/Vila-seca, Catalunya)
  • Fabricante: Bolliger & Mabillard
  • Tipo: sit-down multilooper.
  • Edad: 16 años
  • Recolocada: no
  • Color: vías rojo intenso, raíles gris metálico, soportes azul blanquinoso, footers de cemento visto.
  • Altura máxima: 45 m.
  • Recorrido: 1270 m.
  • Velocidad máxima: 104 Km./h
  • Trenes: 3 trenes con 7 filas por tren y 4 asientos por fila, con arneses de hombros y cinturón quita-miedos.
  • Theming: China, muy escaso.
Viajar a lomos de una maravilla

Es el viaje en Dragon Khan un viaje por las entrañas de las fuerzas físicas más variadas y pintorescas. Se adquiere en cada uno de sus metros una tridimensionalidad total ya que pasamos de estar arriba a abajo, del derecho al revés, de izquierda a derecha. Por lo tanto el efecto de este credit es que uno nunca sabe realmente cuántos detalles va a tener que analizar del recorrido hasta que no la tiene riddeada al completo.

Visualmente, Dragon Khan se convierte en una delicia, un bombón para el fotógrafo detallista

Da la sensación constantemente de que Dragon Khan es como esa gran bandeja de canapés donde apenas estamos eligiendo uno cuando ya tenemos el siguiente en la mano y el anterior en la boca. Voracidad. Ganas de comerse absolutamente todo el recorrido, elemento tras elemento, mezclado con un perfecto equilibrio y uso de la velocidad que harán que no nos empachemos de inversiones, quizás hasta los últimos elementos que, efectivamente, pecan de brusquedad.

Los puntos buenos son demasiados: un loop absolutamente magistral, una combinación de elementos y transiciones dignas de la mejor partitura de Tchaikowsky, una combinación del elemento interior/exterior razonable y pensada, una búsqueda infinita de distintos niveles de altura para jugar con la desorientación del viajero, un uso sabio del peralte que contiene a la perfección las fuerzas G laterales y una cantidad de puntos de choque inocentes que, en conjunto, nos regalan un recorrido intenso a través de un bosque de cilindros azulados que, como afiladas flechas, pasarán silbando a escasos metros de nuestras cabezas.

Desde la Plaça Imperial vemos las inmediaciones de la estación y, de fondo, el atrevido layout

Los puntos negativos, los hay también: el paso del tiempo ha presentado factura y Dragon Khan empieza a resultar algo incómoda en algunos puntos, sus trenes carecen apenas de la estabilidad y suavidad que tanto caracteriza hoy día a B&M, así como un seguido de mecanismos que evidencian un desgaste natural (un motor de lift demasiado ruidoso, unos arneses de otra época, un sistema de carga y descarga totalmente desfasado) en una coaster que antaño brilló intensamente y que hoy en día brilla, pero únicamente si hace soleado.

Realmente el gran lastre que arrastra desde prácticamente su inauguración esta coaster ha sido el desbarajuste de operativas que ha ido sufriendo temporada tras temporada, alienando una operativa limpia, rápida y de manual, convirtiéndola en una de las peores operativas que se recuerdan no sólo en el parque, sino en todos los parques de Europa. Demasiado tiempo para comprobar, educar, ordenar y organizar un tren. Demasiado tiempo para retener a quien no puede subir al tren porque "nadie le dijo que no podría hacerlo" (cuando la cartelería que indica las restricciones está en la entrada, eso es innegable), demasiado tiempo para hacer entender a una sociedad marcada por la tranquilidad en el tiempo que no hay tiempo para entretenerse.

Un punto de vista y un aspecto que difícilmente volveremos a ver jamás...

Dragon Khan a plena operativa, con sus 3 trenes y una carga más o menos agradecida podría ver reducido su timming de colas en, sin exagerar, 45 minutos o incluso más, algo que en épocas de mucho attendance se agradecería ya que ha logrado enmarcar en su categoría de tristes récords uno de los tiempos de espera más brutales del parque: colas de hasta 2 horas de interminable espera suelen ser la tónica general en temporada alta.

Parece ser que estamos de enhorabuena y el majestuoso dragón se presentará esta temporada que viene de nuevo en sus vivos y originales colores rojo intenso, por lo que esto, unido a un mantenimiento y puesta a punto exhaustivos, podría volver a lanzar a la vieja gloria suiza al estrellato absoluto, arañando puestos en los rankings y volviendo, quién sabe, a los top 10 de los entusiastas más exigentes.

Por mi parte, siempre tendrá la oportunidad de intentarlo.

*****

Y hasta aquí un emotivo y detallado análisis de mi primera B&M, mi primera multi-looper, mi primera major y, posiblemente, una de las mejores coasters que puede presumir de tener este país.

Os dejo ahora, como viene siendo tradición, con el listado de coasters que hemos analizado hasta ahora en Bloggercoaster, espero que os guste y que echéis un vistazo en vuestro tiempo libre:
Espero que el análisis haya despertado vuestras ansias más escondidas por volver a montar el dragón chino de PortAventura. Ya sabéis que por desgracia y debido a la construcción de la nueva coaster 2012, Dragon Khan permanecerá cerrado hasta finalizar la temporada, pero está confirmado que volverá en la siguiente temporada con más fuerza que nunca, probablemente enlazado ya con otra gran bestia de vistosos colores blancos y azul turquesa. ¡Bloggercoaster estará allí para explicároslo!

5 comentarios:

  1. Magistral analisis Xavi!, creo que no se podria hacer mejor analisis sobre DK.

    Seria genial que a parte del color, se recuperara como dices un mantenimiento digno y sobretodo, una operativa que no sea una broma.

    Y puestos a pedir, seria genial una remodelacion de la desfasada estacion y colas para incorporar algo mucho mas atractivo y trabajado en cuanto a theming, iluminacion y acabados, ya que la historia de la coaster tiene un potencial enorme que no se plasma de ninguna manera mientras haces la cola.

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  2. ¡Genial análisis Jivo!

    Opino lo mismo que Luis, si Dragon Khan quiere volver a triunfar (y puede), no sólo tiene que repintarse, sinó que necesita una reestructuración de las colas, añadidos de theming, nuevos trenes (dentro de unos años, quién sabe) y una operativa digna.

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  3. Gran analisis. Desde luego una de las grandes europeas. Para mi gusto superman la supera, con su camel despues de la cobra roll, por el resto me quedo con nuestra mediterrania DK.

    Un saludo

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  4. AFAPAM: Un análisis como siempre genial, exhaustivo y detallista y con grandes fotos.

    El único pego que le pondría es que no hayas puesto fotos de todos los elementos (aunque sí de los más importantes).
    A ver cuando te animas para hacer uno de la otra gran multilooper de B&M en España (Superman).

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  5. Bueno, el tema ahora será volver a analizar coasters más pequeñas y discretas, o intentarlo combinar con otras algo más conocidas. Pero análisis no faltarán nunca, es algo necesario y que, por desgracia, no abunda (es fácil analizar las más importantes, pero hay que fijarse en las secundarias también).

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