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lunes, 6 de junio de 2016

Dale al PLAY (#10)


Dar vueltas sobre uno mismo. Algo tan sencillo y tan primitivo que venimos haciéndolo incluso desde que somos simples bebés que apenas gatean. El ser humano siempre se ha sentido fascinado por la sensación de desorientación, mareo y pequeño disparo de adrenalina que genera el dar una voltereta o un salto con giro.

Pero lo de hoy está varias decenas de niveles por encima de una simple voltereta. Lo que os muestro hoy tiene el sugerente nombre de Extasy, está facturado por la siempre controvertida Moser Rides y precisamente es eso, un enorme éxtasis, lo que uno experimenta tras una ronda de vueltas a bordo de la que es una de las flat rides más extremas y temidas por los amantes de los parques europeos.

Tomad asiento, activad los altavoces y poned pantalla completa porque esto, amigos y amigas de Bloggercoaster, es un ciclo entero en la desafiante Extasy:


Después de estos más de 8 minutos de giros y carambolas en el aire, os aviso de que el propósito de colgar este vídeo en el día de hoy, a parte de para que descubráis lo que es una auténtica máquina de tortura parqueril, no es más que el de preparar y aderezar una próxima entrada que estoy montando en la que os hablaré de algunas de las rides más extremas con las que me he encontrado en todos estos años de viajes por parques de todo el mundo.

Como siempre, espero que el vídeo sea de vuestro agrado y así me lo hagáis saber bien a través de vuestros comentarios aquí en el blog o en el vídeo, como a través de un LIKE en el mismo vídeo de Youtube o incluso, si os gustan este tipo de publicaciones, podéis suscribiros al canal donde iré colgando regularmente material sobre nuestro querido mundo de los parques de atracciones y temáticos.

Y tú... ¿vivirías los 8 minutos de Extasy al máximo?

miércoles, 11 de noviembre de 2015

¡De turismo por Europa! (parte 3)


Generalmente la tarjeta de presentación de Europa, como continente, alrededor del mundo, es la cultura y la edad de sus edificios, sus calles, sus pueblos y sus ciudades. El paso de los siglos reflejados en distintos estilos arquitectónicos, rasgos históricos o edificios emblemáticos que han marcado el antes y el después de numerosas etapas de la humanidad.

Todas las ciudades europeas cumplen con esta premisa en mayor o menor medida pero si hay una que conserve, potencie y muestre orgullosa todo el arsenal histórico que esconde en su interior es Viena, la capital de Austria.


Viena está absolutamente impregnada de historia. Pasear por sus calles, recorrer sus paseos o dar una vuelta en bicicleta por sus avenidas se convierte en un ejercicio de encuentro con los orígenes, una lección de cómo el paso de los años nos puede asombrar con solo plantarnos ante un edificio.

Pero si realmente queremos empezar bien una jornada en esta cosmopolita ciudad austriaca, es recomendable hacerlo con un enérgico desayuno típico de la región, regado con un buen café (los hay para todos los bolsillos, aunque si queréis probar el característico café vienés deberéis rascaros algo el bolsillo):


Si algo debéis tener en cuenta a la hora de poner pie en Viena es que la ciudad está plagada de edificios relacionados con la vida militar y monárquica que ha agitado sus calles a lo largo de muchos siglos, por lo que los palacios o edificios gubernamentales ocuparán gran parte de vuestra visita. Un claro ejemplo de ello es el Palacio de Schönbrunn, más conocido por tener uno de los jardines más bellos de Europa y que con el tiempo ha ganado el apodo del "Versalles vienés":


En él encontraréis el Schönbrunner Panorama Bahn, un pequeño trenecito turístico que os hará un completo recorrido por la multitud de palacetes, paseos y galerías que contemplan este enorme edificio histórico. Os asombrará el estado de conservación de los jardines, llegando incluso al extremo de poseer largas sendas con árboles perfectamente podados, cortados casi al milímetro:


Por otro lado y a una distancia más prudencial del centro de la ciudad, podréis encontrar el Palacio Belvedere, un bello ejemplo del arte barroco vienés:


En él encontraréis dos grandes edificios separados por majestuosos y alegres jardines repletos de fuentes, pasajes y formaciones de abetos ya que, en su origen, el Belvedere fue erigido como un edificio de diversión y ocio para la monarquía del continente:


Acercándonos todavía más al puro centro de Viena, nos encontraremos con grandes entornos de incalculable valor artístico, arquitectónico e histórico, como la Heldenplatz, donde lo primero que encontraremos es la imponente y larguísima fachada de la Biblioteca Nacional de Austria:


Así como el Museo de Historia Natural y el Museo de Arte de Viena, edificios que antaño pertenecieron a la monarquía de finales del siglo XVIII y que presentan tal belleza que uno puede incluso jugar con la cámara para conseguir la estética perfecta del ambiente:


Es posible que llegados a este punto os sintáis tan atraídos por la realeza austriaca que os sea inevitable visitar y conocer la historia de Isabel de Baviera, más conocida como la Emperatriz Sissi, icono de prácticamente todos los souvenirs de la ciudad y motivo, todavía hoy en día, de debates y discrepancias sobre su influencia (positiva o negativa, allá vuestra opinión) de la que sin duda ha sido una de las figuras más revolucionarias de la monarquía europea.

Un paseo por el centro

Puede que llegados a este punto y tras pisar decenas de calles adoquinadas, nuestros doloridos pies decidan pedirnos una agradecida tregua, momento en el cual podemos contemplar la opción de montar en un carruaje tirado por caballos, un medio de transporte muy turístico de la ciudad, pero que nos puede ayudar a contemplar de cerca la belleza y el bullicio del centro en su día a día:


Es en este momento donde deberemos pedir al cochero que nos acerque a contemplar uno de los edificios más conocidos a nivel internacional en la ciudad: la Ópera de Viena. En su interior hallamos el que quizás sea el teatro con más reconocimiento y prestigio, así como enormes salas contiguas decoradas con los espectaculares frescos de foyer, obra del reconocido Moritz von Schwind:


Un consejo: de la misma manera que ocurre con los alrededores del Coliseo de Roma con los legionarios, en la Ópera de Viena encontraremos alegres actores ataviados con trajes de época que querrán sacarse una fotografía con nosotros. Si vuestro bolsillo es ajustado, huid de ellos pues os cobrarán un alto precio a cambio de una mísera instantánea.

A escasas calles de la Ópera, escondido entre edificios centenarios, encontraremos el famoso Hotel Sacher, hogar y origen de la archiconocida Tarta Sacher, posiblemente el postre más conocido de Austria consistente en una tarta de bizcocho de chocolate rellena de mermelada de albaricoque.


Pese a que podéis entrar en el restaurante y pedir una porción de esta delicatessen vienesa, es posible que haya colas para acceder y el precio que os cobrarán está absolutamente desproporcionado, por lo que es aconsejable que busquéis confiterías o pastelerías en el interior del casco antiguo, como la Panadería Demel , la confitería Gerstner o el Café Mozart:


Habiendo probado ya este exquisito y dulce manjar es momento de pasar por el centro absoluto de la ciudad y visitar la imponente Catedral de San Esteban, de un marcado estilo gótico:


Aunque, a decir verdad, el elemento más llamativo y quizás desconocido para los visitantes del lugar son las catacumbas de la catedral:


Un pequeño tour guiado por el interior de los túneles y subterráneos que alberga este edificio nos permitirá darnos cuenta de cuán cruentas y oscuras fueron las épocas en las que decenas de miles de personas perdían la vida por las pestes y enfermedades que plagaban el continente europeo:


Aún así, es posible que si viajáis a esta genial ciudad no os sintáis atraídos por lo pomposo y llamativo de sus gigantescos edificios y busquéis algo más cercano y acorde a los días que nos rodean en la actualidad. Si queréis daros un baño de multiculturalidad y codearos con gente de todo el mundo, vuestro rincón es el Naschmarkt:


Un enorme mercadillo permanente situado a apenas 10 minutos andando desde el Palacio Belvedere donde encontraréis multitud de comidas típicas de la región así como pequeños puestos y restaurantes inspirados en las ricas gastronomías de todo el mundo. Un lugar en el que perderse durante toda una mañana y disfrutar de los aromas y las gentes que allí encontraréis.

Bajo el telón de la noche

Portar el mapa, la mochila y perderse por las calles vienesas a plena luz del día es un deporte sano y muy practicado por millones de turistas cada año, pero si la meteorología y las fechas os acompañan, os aconsejo dar un paseo por la ciudad en plena noche, a la luz de las farolas que iluminan con su característico tono sepia (que a la vez os puede ayudar a sacar geniales fotografías). Durante el paseo nocturno podéis hacer una visita a la famosa Hundertwasserhaus:


Conocida por sus extrañas y redondeadas formas, la arquitectura orgánica que se aplicó a este complejo residencial (hoy en día convertido en centro turístico) bien podría recordarnos a la conocida arquitectura de Antoni Gaudí, de la que sin duda bebe gran cantidad de inspiración. Incluso las calles colindantes a este edificio presentan características ondulantes en su naturaleza:


Muy cerca de la colorida Hundertwasserhaus podemos recorrer el Donaukanal (uno de los numerosos canales que distribuyen las aguas del Danubio a su paso por la capital austriaca) y encontrarnos con elementos que quizás no aparezcan en las guías de visita pero que bien merecen ser admirados, como este curioso doble puente sobre el canal, constituido por un puente de forja peatonal que contempla a otro puente por el que pasan a diario los trenes del metro vienés (o U-Bahn):


Recorriendo la senda de este céntrico canal es como encontraremos rápidamente otro de los elementos más emblemáticos de la ciudad, la imponente Wiener Riesenrad:


Una enorme noria de 61 metros de altura construida en 1897 para celebrar el 50º aniversario del reinado de Francisco José de Austria. Llama especialmente la atención la presencia de sus 15 góndolas, que originalmente fueron vagones de tren hechos de madera y acero y a través de los cuales podemos obtener algunas de las vistas más privilegiadas de la ciudad:


Justo al lado de la Wiener Riesenrad es donde los entusiastas de parques de atracciones encontraremos una de las joyas más valoradas a nivel mundial por los amantes de este mundillo, el conocido y carismático Wiener Prater:


Activo desde 1766 es también el segundo parque de atracciones más antiguo del mundo (sólo por detrás del mítico Bakken de Dinamarca) y actualmente hospeda más de cincuenta atracciones de todo tipo, gestionadas por familias que, generación tras generación, se han dedicado con cuerpo y alma a conservar un lugar que hoy en día es ya patrimonio intocable de la ciudad:


Aunque para los amantes de este tipo de recintos no es la única alternativa que tenemos cerca si nos hospedamos en Viena. A apenas 50 kilómetros de la ciudad, en una escapadita tanto en transporte público como en coche, podemos encontrar Familypark Neusiedlersee, un divertido y muy familiar parque de atracciones metido en una zona boscosa y con un buen puñado de rides y coasters que proporcionarán entretenimiento seguro durante toda una jornada a grandes y pequeños:


Podéis de esta manera aprovechar para visitar la vecina población de Rust, de la que os hablé tiempo atrás aquí en el blog y en la que os recomiendo muchísimo tomar un aperitivo a última hora de la tarde.

Habiendo visto ya toda esta variedad de edificios, lugares turísticos y parques, es innegable que Viena es hoy en día uno de los destinos más solicitados y ricos en cuanto a la cantidad de elementos que nos encontraremos si decidimos perdernos por ella.

Quizás no encontréis en ella el glamour o la vistosidad de una Londres o una París, pero os puedo asegurar que, si buscáis bien y os dejáis llevar por vuestro lado más creativo, encontraréis en Viena una candidata a ser vuestra capital europea favorita. Palabra de viajero.

sábado, 7 de junio de 2014

La foto de la semana (#62)

Ordeñando "vacatronics" en Familypark Neusiedlersee


Tal cual lo leéis, esta es una de esas puras rarezas que se le quedan a uno grabadas a puro fuego en la memoria pasen los años que pasen. He podido ver a lo largo de visitas a decenas de parques juegos de todo tipo: tiros de aro, disparos a latas, dianas, globos, incluso pude ver hundimientos de payasos en Dinamarca, pero lo que jamás, bajo ningún concepto pensaba que me encontraría en un parque es un mecanismo que me permitiese competir por ordeñar una vaca mecánica. Hasta que llegué a Austria.

Familypark Neusiedlersee es de esos parques que no suelen aparecer en el mapa más que una vez cada 10 o 12 años, cuando le añaden una novedad espectacular o llamativa que haga que los entusiastas de repente busquemos información sobre el mismo.

Pero en ocasiones estos pequeños parques caen en tu ruta, se cruzan y no queda más remedio que visitarlos y disfrutarlos a discreción (¡qué remedio!). Como siempre os he dicho y no me cansaré de repetirlo, es en este tipo de parques donde encontramos las auténticas rarezas, las perlas de la tecnología que son capaces de asombrarnos con lo más sencillo (y en este caso Familypark Neusiedlersee tiene toda una colección de artilugios que os harán abrir la boca en repetidas ocasiones).


El tema está en que después de completar casi la totalidad del parque, tras llegar a un entorno rural repleto de kiddie rides tematizadas en madera te encuentras, de repente, un pequeño establo con dos enormes vacas moviendo el cuello, la boca y los ojos, dos marcadores (uno por vaca) y una ranura para meter monedas. Algo que, inevitablemente, es una tentación para el park-freak y que en Familypark Neusiedlersee se llama Kuhmelkspiel o, como traduce el mismo parque: "cow-milking game".

El juego es el siguiente: tu te sientas en un taburete a un lado de la vaga y con decisión y cierto tacto debes agarrar las ubres de la pobre bestia, apretar y sacar un líquido (que es agua, no os espantéis) para que caiga en un cubo metálico. A cada chorro de líquido que la ubre saque, el recipiente numerado que hay junto al marcador de cuenta atrás irá llenándose de "leche", resultando ganador aquél que más litros consiga en una cuenta atrás de 30 segundos, tal que así:


¿Enfermizo? ¡Bienvenidos a la auténtica Europa!

Lo cierto es que por muy raro que parezca, yo aquí veo una genialidad. A alguien se le ha ocurrido inventar una máquina tragaperras a base de una competición la mar de divertida que puede dar paso a grandes enfrentamientos entre colegas con la intención básica de dejar sin leche a una pobre vaca.

Otro de esos ejemplos de que a un parque en muchas ocasiones no se le mide por la altura o velocidad de sus rides, sino por la originalidad de las mismas. ¿Nos vamos a Austria?

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Otras fotos de la semana:

domingo, 30 de marzo de 2014

La foto de la semana (#56)

De visita al Rust austriaco

Como recordaréis los más fieles a Bloggercoaster, durante la planificación del Roller Coaster Team Tour 2013 el primer inconveniente que nos surgió fue el de que Austrian Airlines nos canceló el vuelo de vuelta en el día elegido y nos hizo volver de China un día antes, con una escala de casi 24 horas de duración en Viena antes de poder coger el último vuelo de vuelta a casa. Como también recordaréis, decidimos hacer de un problema una ventaja y planificamos una visita tanto al mítico Wiener Prater de Viena como a un parque de atracciones alejado de la ciudad llamado Familypark Neusiedlersee.

Aunque llegará el día en que os hable de ese coqueto y sorprendente parque austriaco que pudimos visitar sin ningún problema durante nuestro día "libre", el motivo de la foto de esta semana es otro.

No creo que os suene a chino el nombre de Rust, pues es posiblemente uno de los pueblos más conocidos del mundo por todo aficionado de parques y coasters al ser el pueblo que rodea por completo las instalaciones de Europa Park, en Alemania. Pero buscando la ruta con nuestro GPS en la búsqueda de Familypark Neusiedlersee nos encontramos con una inesperada sorpresa a la que no pudimos renunciar: existe otro Rust.

A tan sólo 2 kilómetros del parque encontrábamos otra población de idéntico nombre y me atrevería a decir que idénticas características, un bonito Rust, acogedor y discreto que bien recuerda al que podemos encontrarnos si pisamos tierras alemanas:


Evidentemente este Rust no está vigilado por ningún lift de gran hiper coaster, ni tampoco se puede adivinar en su perfil grandes edificios tematizados en Europa, pero para cualquier entusiasta de parques es una divertida ocasión de visitar el que podría ser perfectamente el hermano gemelo austriaco del pueblo de Europa Park.

Ni cortos ni perezosos, decidimos explorar el pueblo y pasearnos por sus encantadoras calles, a la vez de aprovechar las últimas horas que nos quedaban por tierras internacionales para tomar un aperitivo digno de los más exigentes sibaritas, a base de quesos de la región y finísimos caldos franceses:

La mejor manera de poner el broche de oro a una estancia relámpago por tierras austriacas que, fuera de ser el inconveniente que parecía cuando la aerolínea nos comunicó la inexplicable anulación del vuelo original, se convirtió en una agradable aventura descubriendo pequeños parques que no siempre salen en las listas "must go".

Si pasáis por Familypark Neusiedlarsee, os recomiendo estirar un poco la ruta hasta este Rust e intentar degustar los exquisitos embutidos, quesos y vinos que os ofrecerán en el patio de la vinacoteca Weingut Gabriel Johannes und Mitgesellschafter, por donde nosotros pasamos.

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Otras fotos de la semana:

sábado, 4 de mayo de 2013

RCT Tour 2013 (Parte 5 - BONUS)

Todo parecía cerrado ya, todo parecía clausurado en su organización. Apenas nos disponíamos a atar el lacito que acababa de decorar un regalo tan jugoso y apetecible por los tres integrantes del RCT cuando, de repente, empezó a surgir un molesto e inesperado problema, como una brecha en un muro de contención de agua.

El tema es que inicialmente nuestro viaje estaba previsto que finalizase el día 5 de junio, volviendo ese mismo día a Barcelona con las mochilas y maletas repletas de experiencias y sensaciones, pero como hoy vamos a ver, la suerte no siempre puede estar de nuestra parte y los planes no salieron a pedir de boca.

Sin embargo, y como vamos a ver hoy en Bloggercoaster, si algo ha caracterizado estos últimos 5 años de viajes y rutas a través de los distintos RCT Tour que se han realizado, es la capacidad de improvisación y de re-organización, algo que como veréis hoy, nos ha ayudado a poner, por fin, la guinda de un enorme y repleto pastel.

sábado, 20 de octubre de 2012

La extraña galería del Prater (parte 2)

Rides que giran de manera enfermiza, altísimos rápidos que marean hasta al más osado, columpios de imposible equilibrio, dark rides que imitan al hielo o que marcan historia, norias gigantescas o coasters que crean la ilusión en el que las prueba de que vuela a través de los cielos.

Parecía en la última entrada del blog que habíamos visto absolutamente todo lo que se podía ver reunido en un parque de atracciones, como si de un meticuloso maletín de enfermizo doctor se tratara, en el Wiener Prater de Viena, uno de los parques de atracciones más densos y repletos de sorpresas del mundo. Pero nada más lejos de la realidad ya que como vais a comprobar muy pronto aquella entrada era sólo la punta de un enorme iceberg que a continuación nos encargaremos de analizar.

Hoy, en Bloggercoaster, desmenuzamos la otra mitad del Prater, un auténtico museo vivo de los parques de atracciones a la vieja usanza y de su amplia e interesante historia.

sábado, 13 de octubre de 2012

La magia del Wiener Prater

La industria de los parques de ocio crece a un nivel desorbitado desde hace ya bastantes años. Muchísimos parques se apuntan a una extraña y elitista liga en la que se compite por presentar la mayor novedad, la más cara, la más rápida o la que más llame la atención del consumidor ávido por dejarse llevar tanto mentalmente como a nivel de bolsillo.

Pero hay una categoría de parques que sobreviven día a día a esta dura y agresiva estrategia y son un tipo de parques que conforme pasa el tiempo más me llaman la atención y me provocan admiración: los parques de atracciones de estilo antiguo. Son pocos los que he tenido el privilegio de visitar pero, a grandes rasgos, podría nombrar Blackpool Pleasure Beach, Tibidabo, Gröna Lund o como va a ser el caso de esta entrada Wiener Prater.

Así pues hoy, en Bloggercoaster, voy a intentar transmitir los elementos que hacen de Wiener Prater, el último parque que he podido investigar y experimentar en mis propias carnes, se haya convertido desde ya mismo en todo un referente, una visita obligada para todos aquellos y aquellas amantes de los parques más tradicionales que conservan el patrimonio con un admirable tesón.