lunes, 2 de mayo de 2011

Roller Coaster Team (parte 3)

Como toda criatura, el proyecto del RollerCoaster Team se desarrolló con el paso de los años desde la tierna idea de hacer un viaje a un par de parques relevantes hasta el concepto que hoy en día tiene: realizar un viaje maratoniano en busca de la mayor cantidad de emociones, coasters y parques posibles.

De la misma manera que pasó con la edición de 2009, donde se amplió la cantidad de parques a visitar y la duración del viaje, en 2010 el proyecto se convirtió en ambición y pasó a ampliar tanto las filas de los miembros del selecto club como la cantidad de días y parques por realizar.

Continuábamos siendo Kivy, Ciriliox y yo, pero decidimos tender nuestra aventurera mano a dos miembros nuevos: Raúl y Luis, conocidos y amigos del mundillo de los parques y totalmente dispuestos a sucumbir al encanto de visitar parques más allá de las fronteras del país.

Fue en 2010 cuando se forjó el que, hasta hoy, ha sido el viaje más complejo del RollerCoaster Team, un tour que nos llevaría por toda Alemania visitando un total de 6 parques durante 9 largos días, visitas que hoy, en Bloggercoaster, me voy a ocupar de narrar de la manera más resumida y fiel que mi remota memoria me permita.

Tripsdrill: el inicio de la aventura.

Tras un vuelo desde Barcelona hasta Stuttgart, adquirir el coche de alquiler (como siempre y siguiendo la tradición a través de nuestra querida Sixt) y desplazarnos hasta la periferia de la ciudad, a pocos metros del museo Porsche, pasamos una plácida noche pensando en la ristra de parques que teníamos pendientes de visitar en los días siguientes. Tarea algo difícil la de conciliar el sueño con semejante reto por delante.

El grupo al completo montando en nuestra primera ride del viaje, frescos como rosas.

Al día siguiente, el segundo del tour, emprendimos a primera hora un pequeño paseo en coche hasta llegar a las puertas de Tripsdrill, uno de esos parques sorpresa en todos los viajes.

Uno espera que Tripsdrill sea un parque de paso, pequeño y poco destacable y acaba descubriendo un maravilloso recinto repleto de curiosidades que jamás en otro parque se encontraron posteriormente, como por ejemplo una villa tematizada en el campo y las costumbres más rurales, un sinfín de animatronics a cuál más hilarante (bebés que gritan en un pozo, señoras que se asoman aleatoriamente a la ventana, desfiles de extrañas bodas o abuelos que escupen mientras defecan en siniestras casetas campestres).

Pudimos experimentar en el rural parque una enorme variedad de originales rides como la sorprendente Doppelter Donnerbalken (una caída libre tematizada en grandes árboles y con una sorpresa final que corta el hipo), Altweibermühle (un tobogán tradicional integrado dentro de un molino de aire), Weinkübelfahrt (un circuito cerrado con trenes a modo de barriles que giran endiabladamente en momentos inesperados), Waschzuber-Rafting (unos rápidos repletos de elementos innovadores y, sobretodo, una cueva llena de vapor iluminado en azul) o los carismáticos Wildwasser-Schussfahrt (posiblemente uno de los flumes más lunáticos del mundo, con bañeras a modo de barcas y un bonito paseo por unos baños públicos repletos de desnudas señoritas).

La diversión se hacía visible en los brakes finales de G'sengte Sau, no era para menos.

Por si nos quedábamos con ganas, pudimos comer en Tripsdrill nuestros primeros 3 credits, variados y destacables: Rasender Tausendfüßler (una clásica mariquita de Zierer integrada en un precioso paisaje verde con pequeños estanques y plantas por doquier), G'sengte Sau (la cual ya analicé en Bloggercoaster meses atrás) y Mammut (una woodie considerada como la más suave del mundo, muy familiar y terriblemente adictiva).

Tras disfrutar de este singular y enigmático parque nos desplazamos hasta Rust, ya que al día siguiente debíamos desayunar fuerte para poder disfrutar de...

Europa Park: la meca de los parques europeos

Durante dos jornadas decidimos exprimir al máximo la capacidad de un parque inmenso, enorme y repleto de detalles y elementos que lo hacen totalmente imprescindible si se programa una visita al país germano.

En estos dos días de visita pudimos experimentar la amplia variedad de áreas temáticas que ofrece el parque, el incalculable valor de cada uno de los detalles que esconde (y que nos ocupamos de desentrañar poco a poco) y experimentar por nosotros mismos la novedad del año anterior que el parque estrenó: BlueFire y toda su zona tematizada en una nueva área, Islandia.

Momentos de reflexión personal con semejantes vistas: Poseidon, Silverstar y Pegasus...

Listar todas y cada una de las rides de Europa Park se convertiría probablemente en una entrada más de Bloggercoaster, así que por encima nombraré algunas de las más relevantes, como por ejemplo: Ghost Castle (la dark-ride terrorífica situada en Italia), Euro Tower (con 80 metros de altura unas privilegiadas vistas situadas en Francia), Atlantis Adventure (otra dark-ride situada en Grecia e inspirada en un viaje aventurero de inspiración cartoon), Pirates in Batavia (la mayor dark-ride del parque y una de las mejor valoradas en toda Europa, repleta de animatronics y tematización inmersa) o Jungle Rafts (una visita mediante enormes barcas a través de zonas salvajes del misterioso continente africano).

Uno de los grandes objetivos del viaje conseguidos: montar y saborear plenamente Silverstar.

A pesar de la apabullante cantidad de rides que esconde el parque, lo más destacado sobretodo fue la increíble cantidad de credits que pudimos riddear una y otra vez, un total de 10: Alpenexpress (una powered de Mack con theming minero y mágico a través de cuevas llenas de enanitos, osos y dragones metálicos), Atlantica SuperSplash (una supersplash de Mack que ofrece un drop con airtime incluído), BlueFire (la estrella del viaje, una mega-coaster launched de Mack que ofrece un layout y unos trenes perfectos), EuroMir (una spinning de Mack con una pegadiza banda sonora y un vertiginoso recorrido), EuroSat (una coaster indoor embutida en el interior de una bola geodésica de proporciones descomunales y también con banda sonora pegadiza), Matterhorn Blitz (una wild mouse de nueva generación de Mack que nos transporta a través de las tirolesas montañas suizas), Pegasus (una youngstar de Mack con peraltes realmente extremos y preciosos trenes), Poseidon (una auténtica joya de water-coaster factoría de Mack que nos envuelve en un misterioso viaje a través de la Grecia antigua), Schweizer Bobbahn (una bobsleigh coaster envuelta por un pintoresco pueblo suizo) y Silverstar (una hypercoaster de B&M que, a día de hoy, ofrece el récord de altura en una coaster europea: 73 metros).

La rigurosa investigación por las coasters nos hizo probar absolutamente todas las coasters...

El empache de caminatas, colas, riddeadas, photorides y experiencias varias era considerable, por lo que en la quinta jornada del tour decidimos hacer un alto en el camino, un reposo, un suspiro en...

Holiday Park: hogar de las fuerzas G

La noche anterior pudimos disfrutar de un elemento que ya causó furor en el viaje inicial del RollerCoaster Team: la pensión Klaer, cuyo recuerdos trae siempre una sonrisa a los miembros de la hermandad.

Descansados, desayunados y con las pilas cargadas encaramos la ruta hacia un parque menor, secundario y que únicamente representaba una parada en el camino por su imponente protagonista principal: Expedition GeForce.

Superwirbel, ese objeto de deseo para unos y ese instrumento de tortura para otros...

Lamentablemente semanas antes la coaster, considerada una de las mejores no sólo de Europa sino del mundo, sufrió un accidente que condenó a su clausura durante meses, hasta transcurridas unas semanas de nuestro viaje, por lo que el ingrediente principal de Holiday Park iba a estar cerrado y Luis, Raúl y Kivy se quedarían sin probar el excelso layout del coloso naranja.

Aun así, Holiday Park engaña y pensando que el día sería difícil de completar pudimos disfrutar de algunas rides y un crédito mítico también para el RCT: Superwirbel, un duro ejemplo de Vekoma de cómo el dolor puede convertirse en la espina dorsal de la diversión, por un día.

Raúl tomando nota exhaustiva de todo lo que NO hay que incluír en una coaster cómoda...

Disfrutamos también de Teufelsfäser (considerados por el grupo como el mejor flume de Europa, afirmación que me ocupo desde el primer día que los probé de defender gracias a su doble drop, su theming y su dinámico layout), Burg Falkenstein (una dark-ride famosa en las webs de entusiastas por el animatronic que enseña los pechos) o Lighthouse Tower (la primera starflyer para algunos de los integrantes del grupo, un duro ingrediente de 80 metros de altura que quita el hipo y la respiración a cualquiera).

Partimos a media tarde rumbo a nuestro cuarto parque en la lista, conscientes de que el pequeño descanso que nos había ofrecido Holiday Park no sería más que un alto en el camino antes de emprender la batalla final. Nuestra próxima parada se llamaba...

Phantasialand: preciosismo temático

Exhaustos por el largo viaje en dirección a Bruhl, descansamos la noche anterior en un hotel de menor calidad que nos ofreció, sin embargo, una cena digna de reyes con la que pudimos degustar jugosas piezas de carne y fresca cerveza germana.

Al día siguiente, con un cielo encapotado y amenazante de lluvia emprendimos un pequeño viaje en dirección al parque que nos descubriría una nueva dimensión en el theming y la innovación en rides y coasters: Phantasialand.

Kivy y un servidor comprobando la paciencia límite de las simpáticas botargas de Phantasialand.

Los objetivos cumplidos en el diminuto parque alemán estaban previamente marcados ya como obligatorios y fueron satisfechos por nuestras inquietas mentes. Pudimos experimentar la locura de River Quest (los rápidos más complejos jamás vistos y probados, con ascensores y mini-drops incluídos), Mystery Castle (una torre de caída controlada envuelta en una armadura de roca en forma de torre medieval), Silbermine (una de las dark-rides más originales jamás probadas, con funcionamiento continuo y sin trenes individuales) o la magnífica Talocan (el ejemplo de la perfección en un Top Spin floorless con theming, ambientación y música envolventes).

Momentos antes de probar la ira de Talocan, Luis y Kivy se atrevían a saludar a cámara...

Pero sin duda, el ingrediente que adereza la totalidad del recinto de Phantasialand son sus ricas y variadas coasters, a cuál mejor: Colorado Adventure (ejemplar maestría en la tematización de una mine-train de Vekoma), Black Mamba (una maravilla invertida de B&M capaz de copar la máxima calidad en cuanto a puntos de choque), Winja's Fear & Force (contenidas en un enorme pabellón cubierto, dos spinnings de Maurer repletas de efectos y elementos únicos) o Temple of the Night Hawk (la indoor coaster más larga del mundo obra de la holandesa Vekoma).

Ciriliox necesitaba su ración obligatorio de orgasmo coasteril, ofrecido por Black Mamba

Cinco credits en total (seis si contamos Winja's como dos) que alimentaron sin duda el hambre que conteníamos durante el tramo final del viaje. Quedamos totalmente maravillados del esmero y la genialidad de el theming en un parque que, aunque pueda parecer lo contrario, honora su valía conforme a la importancia de sus rides frente a la extensión de sus pequeñas fronteras.

Quedamos totalmente extenuados este día y debíamos guardar fuerzas pues al día siguiente nos esperaba otra gran bestia ansiada esta vez por todos los integrantes del grupo, debíamos viajar hacia...

Toverland: hogar de la diosa woodie

La tarde anterior hicimos una pequeña pausa para descansar, cenar y recobrar fuerzas en una pequeña ciudad a medio camino entre Bruhl y el siguiente parque llamada Monchengladbach. Lo que menos esperábamos es que al llegar a la calle donde se situaba nuestro hotel nos encontraríamos con una pequeña fiesta del barrio, con aspecto algo improvisado y donde haríamos muy buenas migas con los habitantes del lugar (prueba de ello fueron las numerosas cervezas a las que fuimos invitados y las historias que compartimos con un profesor de autoescuela y su alumno, conocedor de Barcelona). Twenty no, valga decirlo.

Los buenos amigos de Monchengladbach nos ofrecieron su fiesta para reposar y calmar la sed.

La distancia que nos separaba de Toverland era bastante pequeña, menos de una hora en coche, por lo que a la mañana siguiente nos lo tomamos con cierta calma, copioso desayuno en nuestro tradicional hotel y partida hacia el parque indoor más grande de Europa.

Pese a que nos divertimos mucho con Woudracer (un medio credit consistente en toboganes sinuosos funcionales gracias a vagones eléctricos auto-propulsados), Boomerang (nuestra primera Vekoma familiar indoor, un concepto algo difícil de encontrar en el continente), Booster Bike (nuestra también primera moto-coaster de Vekoma, ligeramente decepcionante) o Backstroke (un flume sencillote pero con el aliciente de ofrecer un cambio de sentido a medio lift, elemento curioso a la par de prescindible), lo que realmente cautivó nuestros corazones ya desde antes incluso de empezar el viaje era lo que después los hechizó para el resto del tour: Troy.

Comprobando la comodidad y el saber hacer en Troy, la reina de las woodies europeas...

Éramos inexpertos en materia GCI (Great Coasters International) por lo que nuestros frágiles cuerpos, aturdidos por la cantidad de credits que llevábamos a nuestras espaldas ya, sucumbieron al encanto de la que podríamos denominar, sin temor a equivocarnos, como la mejor coaster woodie que puede haber a día de hoy en Europa.

Tampoco me voy a extender mucho en definirla ya que, probablemente, algún día le dedique en el blog una entrada entera para ella, pero lo que sí voy a decir es que quedamos los 5 totalmente prendados de Troy, de su suavidad, de la exagerada cantidad de airtimes que ofrece (todos ellos genialmente enmascarados en forma de curvas o inocentes tramos aparentemente normales), de su velocidad y de su dinámica al completar un complejo y comprimido recorrido. No es de extrañar el hecho de que ese día muchos de nosotros tuvimos que sacar el polvo al top 5 de nuestro ranking personal, Troy merecía un sitio en palco de las mejores.

La locura se apodera de uno cuando asciende un lift que le cambia de dirección a la mitad...

Casi con lágrimas por tener que abandonar el parque que contenía semejante joya de madera, tuvimos que emprender un arduo y duro viaje en dirección a Soltau, donde se situaba ya la última parada del viaje, nuestro último parque por completar, ni más ni menos que...

Heide-Park: el azote de las coasters extremas

Notábamos totalmente ya el agotamiento que estaban causando en nuestro organismo tantos y tantos días visitando parques sin parar, montando centenares de rides, caminando un sinfín de metros de colas y accediendo a las más ingeniosas y excéntricas máquinas de crear fuerzas gravitatorias. Pero todavía nos quedaba una pequeña reserva para uno de los parques más duros del viaje, cuyo interior albergaba la nada despreciable cifra de 7 credits.

Kivy experimentando la diversión en Schweizer Bobbahn, atrás, Luis incorporándose.

Un parque que quizás no llegó a colmar la totalidad de nuestras expectativas, pero que sin duda nos ofreció un día repleto de sensaciones en forma de una enorme cantidad de rides que disfrutamos como cosacos, con ejemplos como Mountain Rafting (los rápidos más largos de Europa repletos de elementos y muy divertidos), la mini-area Maya-Tal (obra en su totalidad de Zamperla y con joyas tan suculentas como Huracan, LadyMoon o Magic) o Scream (nuestra primera y única giro-drop, espectacular en su caída libre, mucho más que las caídas libres del resto de fabricantes).

Coaster aprobada por Luis, una categoría difícil de aprobar normalmente.

Tuvimos que respirar hondo, pues el repertorio de coasters era brutal, empezando por Desert Race (la cual habíamos podido casi experimentar de manera similar en UK, ya que se trata de un casi-clon de Rita), Limit (otra SLC de Vekoma para añadir a la saca, no impresionó a nadie), Schweizer Bobbahn (la bobsleigh-coaster más larga de Europa, repletísima de curvas y espirales eternas), Indy-Blitz (el credit más kiddie y ridículo del viaje con un "espectacular" lift de 3 metros de altura), Grottenblitz (una clónica a la powered de Europa Park y que también incluye viaje por el interior de unas cavernas encantadas), Big Loop (o la máxima expresión de dolor de Vekoma, con un par de pequeños loops que despertaron hasta el rincón más olvidado de nuestras sufridas columnas vertebrales) y sobretodo, imponente, con sus 60 metros de altura, la gran bestia del parque: Colossos, el ejemplo más claro de una enorme woodie rebosante de airtimes puros y duros, nada de sutilezas, camels de decenas de metros de altura mezclados con el hecho de estar hecha totalmente de madera.

Problem, altura? Teniendo en cuenta que alcanzaríamos los 120 km/h en una woodie...

El día terminó con un más que merecido descanso en una noche estrellada y a base de unas cervezas en el césped que rodeaba nuestros apartamentos. Saboreamos el chispeante burbujeo del oro líquido alemán mientras echábamos la vista atrás, recordando las decenas de anécdotas que habíamos coleccionado a lo largo de los días y que deberíamos digerir poco a poco hasta el próximo viaje.

Al día siguiente tuvimos que madrugar bastante, pues nos esperaba el último tramo de viaje, consistente en viajar a la ciudad de Hamburgo, al norte del país, en busca de un pequeño momento de turismo cultural (con una frustrada visita a Miniatur Wunderland, no pudo ser esta vez) y de un extraño descanso previo al camino al aeropuerto, donde embarcaríamos en el avión que nos traía de regreso a casa.

Las dos caras de una SLC: Raúl feliz y contento, Ciriliox arrepintiéndose de su existencia.

Cansados, hechos polvo y deseosos de descanso y de volver a ver a los nuestros, emprendíamos la vuelta de un viaje que cambió totalmente nuestra percepción de los parques, añadió una suculenta cifra de credits a nuestras cuentas personales y impregnó de magia y alegría nuestros corazones de park-freaks.

Un viaje imposible de olvidar.

*****

Y hasta aquí el relato del tercer episodio del RollerCoaster Team, el más intenso y largo realizado hasta el momento, solo a falta de menos de 2 meses para emprender el siguiente capítulo: la odisea en Estados Unidos. Pero ya me encargaré un poco más adelante de relataros en qué consiste el tour de este año 2011.

Espero que os haya gustado la entrada de hoy en Bloggercoaster, que os haya dado ideas o inspiraciones a la hora de montar vuestro viaje (ya que me consta que Alemania es un país que cada vez atrae más a los aficionados del mundillo) y que acudáis a ella si en algún momento tenéis cualquier duda o simplemente necesitáis leer de parques en gran cantidad.

No me queda más que daros las gracias por vuestra lectura e invitaros a compartir vuestras opiniones, críticas o consejos a través de los comentarios que podéis dejar aquí debajo mismo.

5 comentarios:

  1. Yo me reafirmo, y lo creo de corazón: cualquier aficionado a las coasters DEBE, tarde o temprano (más temprano que tarde) hacer la ruta Holiday Park - Europa Park - Phantasialand. A las malas, quedarse con Holiday Park y Europa Park, que están cerca el uno del otro, y si pueden hacer la ruta completa del RCT 2010 que muy bien has narrado: Tripsdrill - Europa Park - Holiday Park - Phantasialand - Toverland - Heide Park. El único parque que me parece prescindible es Heide. Colossus es una buena coaster, pero prefiero mil veces Troy. Colossus es crudeza, notar la vía en las nalgas, las G's positivas en la nuca, y la vibración en el cerebro. Troy es notar las G's castas y puras sobre todo tu cuerpo, con una vibración casi despreciable. Es la magia de GCI: la sensación desde el drop hasta los breaks finales de ir a toda hostia y comiéndote elementos sin parar.

    Sin duda el recuerdo que guardo del viaje es imborrable, igual que el recuerdo de los otros 2. Me da miedo pensar en lo que nos viene encima en 45 días, madre mía... 48 credits, 12.000 km en avión y 2.500 en coche en 10 días y 4 parques. Me entran convulsiones de pensarlo.

    ResponderEliminar
  2. *quería poner brakes finales xd

    ResponderEliminar
  3. Jejejeje... la verdad es que Troy es una joya de principio a fin. A mi, sin embargo, Colossos me encantó por igual (aunque en el viaje, en caliente, pude llegar a decir que más XD). El drop de 60 metrazos en una woodie, pillar esas velocidades y los airtimes, pese a que sí, era muy cabezona, qué quereis que os diga, a mi me encantó. Además el hecho de ser la última coaster del viaje, camiseta RCT puesta y en front row... eso para mi fue magia. Sobre el viaje de este año, para Junio tengo pensadas un par de entradas previas al viaje y, obviamente, para cuando esté allí o cuando volvamos van a caer una de entradas que da miedo pensarlo jajaja. El análisis de coasters y parques va a pasar a ser de 2 continentes (EEUU y Europa) en vez de uno, como pasa ahora.

    ResponderEliminar
  4. Yo me he comprado una cámara digital compacta para el viaje, no digo más. Que tiemble mi teclado.

    ResponderEliminar