miércoles, 1 de julio de 2015

Bitácoras desde USA (parte 6)


Superado ya el ecuador del viaje los integrantes del RollerCoaster Team nos sentíamos plenamente pletóricos. A mitad de viaje habíamos podido probar todo, visitar todo y llevarnos a la mochila una cantidad de parques y credits realmente exultante, digna del mayor de los banquetes.

Pero el viaje sigue hacia adelante y esta sexta jornada estaba claramente marcada por las distancias pendientes de recorrer en la búsqueda de más emociones y sensaciones en forma de parque de atracciones, concretamente 429 kilometrazos que nos comeríamos desde primera hora de la mañana y que nos separaban del siguiente objetivo parqueril pendiente para ese mismo día: Lake Compounce, hogar de la que está calificada como la mejor woodie del mundo en la actualidad, Boulder Dash.


Día 6: Kilómetros, fails y bolos.

En todo momento eramos consciente que el atracón de kilómetros de esta sexta jornada iba a ser duro y, ya en previsión de ello, cuando organizamos el viaje decidimos que este sería un día sin parque o, de haberlo, con uno muy pequeño de por medio.

Así pues (y aunque no hubiera tocado hacer kilómetros habría pasado también) el primer paso de la jornada fue visitar un local en el que nos sirvieran el desayuno pertinente para poder aguantar semejante trote. En esta ocasión decidimos optar por una cadena mucho más conocida y que bebe directamente de la tradición norteamericana de desayunos hipercalóricos, la cadena Denny's:


Denny's es el típico restaurante de película, de mesas con asientos a lado y lado para como mucho 6 personas, asientos de cuero marrón, mesa con vistas al exterior y camarera que te llama "honey". ¿Los desayunos? Personalmente no varié demasiado la fórmula a través de un sandwich de tortilla y bacon acompañado de unos hashbrowns con bacon y cheddar, todo ello regado con un buen zumo de naranja recién exprimido y aderezado con una tarta de manzana a modo de "postre":


Llenos por completo y desplazándonos como bolas de billar hacia el coche, apenas tuvimos tiempo de recargar la particular despensa del coche (para las siguientes horas de viaje) con refrescos, agua y, cómo no, otra variedad más de mis queridos Jerkys, en este caso se trató de Chicken Jerky:


Por delante de nosotros 3 estados por cruzar (Pennsylvania, New York y Connecticut) y una ruta por carretera al más puro estilo yankee, con música rock y buenas conversaciones, cruzando puntos míticos de las rutas norteamericanas como por ejemplo el puente metálico que cruza el Hudson cerca de Newburgh:


Realizando, como es lógico, paradas estratégicas para tomar el aire, respirar tranquilidad, retomar energías, pasar por el servicio o estirar las piernas un poco. Como fue el caso de la primera área de descanso de Connecticut, una vez teníamos tres cuartos del recorrido de ida resuelto. Un área verde, con multitud de bosques para descansar y tomar el aire y una curiosa obsesión por construir pequeños hitos de piedrecitas por parte de los que la visitan:


Aquí la auto-foto de rigor frente al cartel oficial del área/Information Center (creo que en la parte más baja, entre la hierba, se pueden observar un par de hitos de piedrecitas):


400 kilómetros más adelante, cruzado ya todo lo que se tenía que cruzar y a apenas unos kilómetros de nuestro objetivo empezamos a encontrarnos con las señales que lo anunciaban a lado y lado de las carreteras:


Entrada ya la media tarde, a eso de las 16:00h, llegamos a las puertas del recóndito Lake Compounce, oculto en una zona a medio camino entre área residencial de las afueras y zona boscosa. Nada más llegar pasamos por las taquillas y descubrimos que existía una tarifa especial de media jornada ($22 dólares) que nos iría de perlas para poder visitar el parque durante las siguientes 2 horas. Preguntamos también si nuestro principal objetivo (Boulder Dash) estaba abierta y operativa.

¿La respuesta? Un SÍ rotundo. Here we go!:


La idea principal que nos llevamos al visitar Lake Compounce es que el parque es pequeño, con una clara forma alargada y delimitado a la izquierda por su propio parque acuático (coronado por el lago que da nombre al parque), a la derecha por las oficinas y zona de trabajadores y frente a nosotros por una pequeña montaña repleta de verde y frondoso bosque donde se extiende, invisible, la poderosa Boulder Dash.

En medio de ese espacio encontramos una estructura circular alrededor de la cual se extiende una docena de flats, kiddie rides y coasters que se complementan con una entrada repleta de hileras de casitas de madera donde se encuentran los restaurantes y tiendas del parque:


Como podéis ver arriba podemos encontrar cosas tan típicas como una enterprise, una noria e incluso una dark ride prefabricada en forma de mansión del terror con científico loco incluido:


Como quizás podréis observar a través de las fotografías que he seleccionado para esta bitácora, sorprendentemente el attendance del parque, pese a ser un simple miércoles, fue muy elevado, repleto de escolares y familias, por lo que no solo hay que contar con un parque francamente pequeño sino además con un nivel de colas bastante desesperante (y una temperatura de entre 30 y 35 grados a pleno sol).

Dicho esto, es momento de probar el primer credit (de 4) que tampoco nos aportó demasiadas sorpresas pero que como ya sabéis, bien vale como un credit. Se trata de Zoomerang, que en un halago de ingenio a la hora de poner nombre a una coaster es una boomerang de Vekoma cuya particularidad (si podemos llamarle así) son los trenes, que pese a ser los de segunda generación de la empresa holandesa ofrecen un pintado cromado muy elegante:

No os engañéis, es una boomerang de Vekoma. No busquéis comodidad.

El siguiente credit que encontramos justo en el centro del parque (y que podría parecer el protagonista absoluto del mismo) se trata de Wildcat, una woodie listada en la ACE (por lo tanto ya podréis intuir que algo especial es de por sí) que tiene fecha de construcción en un lejano 1927:


Es una woodie 100% oldschool: madera pintada de blanco, raíles gastados, curvas muy marcadas y poco peraltadas, velocidad irregular, transiciones marcadísimas por el paso de los años y trenes que se mueven y deforman conforme avanzan por el layout. De hecho es tan tan tradicional que es de esas que a mitad de recorrido ha visto crecer, con el paso de las décadas, árboles enteros que ofrecen tramos de sombra temporal:


Una coaster que podríamos meter dentro del mismo saco de Skyliner en Lakemont Park o Comet en Hersheypark, coasters basadas en tramos en 8 con drops completando diagonales y aprovechando hasta el último airtime.

Y sí, os lo estaréis preguntando... ¿a estas alturas no deberíamos haber visto imágenes de Boulder Dash?

Pues sí amigos y amigas de Bloggercoaster, demasiada suerte tuvimos con Skyrush, demasiado empacho de parques y coasters llevábamos (haciendo pleno en muchos parques).

Efectivamente, Boulder Dash nos la encontramos....

 CERRADA


"Sorry, temporarily out of service". El cartel que todo entusiasta de parques y de coasters más teme y que, por desgracia, tuvimos que observar justo a la entrada de una de las coasters más deseadas del viaje.

La maldición de Expedition GeForce en aquél lejano RCT de 2010 (cuando tuvimos que visitar Holiday Park con su gran atractivo cerrado a cal y canto) se repitió en esta ocasión habiendo visitado Lake Compounce. Nunca llegamos a tener un motivo claro pese a preguntar hasta en 3 ocasiones a distintas personas de la plantilla del parque, unos aseguraban que había habido un pequeño incidente con el choque de una mano con la vegetación a primera hora de la mañana, otros aseguraban que era un cierre técnico y otros decían que podía haber habido un acceso por parte de un visitante a los raíles cuando el tren estaba en marcha (afortunadamente sin incidentes).

Sea como sea, el objetivo primordial de la visita a este parque no se cumplió y salimos del parque con la sensación de haber pagado 22 dólares por riddear 3 credits simplones (a excepción de la genial Wildcat) y ver un parque lleno de gente y con colas imposibles:


Afortunadamente en el RCT siempre estas situaciones están más o menos previstas, nos conocemos y sabemos perfectamente cómo podemos redondear una jornada agridulce como esta.

Al salir de Lake Compounce serían aproximadamente las 17:30 de la tarde y, por suerte, tan solo nos separaban 50 km del siguiente hotel, por lo que decidimos buscar, mientras comíamos en un Subway de carretera, un centro de ocio que tuviera mini-golf. Y la suerte quiso que no solo diéramos con lo que buscábamos, sino que además nos encontramos con Nomads:


¿Qué es Nomads? Nomads Adventure Quest es una propuesta 100% de ocio (os dejo el enlace a su página oficial en el nombre) en la cual podremos estar entretenidos durante un buen par de horas pagando una tarifa mínima y usando una tarjeta para ello (como las de la fotografía superior).

Una vez adquieres tu tarjeta por un precio entre 15 y 40 dólares con ella tienes derecho a participar en las propuestas que se te van presentando, siempre en un espacio indoor y en algunas ocasiones bajo la supervisión de un miembro del personal. Una de las actividades que decidimos catar, dada la afición que tenemos los 3 a jugar al mini-golf, fue la de probar Nomad's Tomb of Souls:


Una aventura en forma de recorrido por 10 hoyos presentados con las luces apagadas y la única referencia de iluminación negra, resaltando las pinturas y señales fosforescentes que decoran cada agujero donde tenemos que colar una pelotita (evidentemente fosforescente también):


Como era de esperar, el lugar alberga también un par de salas de arcades de todos los tipos y tamaños, desde pinballs hasta complejos simuladores 4D:


Otra de las alternativas (esta vez quizás más espectacular por la envergadura del lugar) es una pista de bumper cars que podemos encontrar en medio de todas las salas:


O incluso una versión miniaturizada de una ride distintiva de los parques de atracciones como son las tea-cups y que aquí encontramos también bajo techo y en una versión algo menos tematizada:


Y pese a que fue lo que originalmente nos llamó la atención para visitar este lugar, encontramos una bolera pero aunque jugamos un par de partidas, se nos quedó pequeña ya que las pistas, las bolas y los bolos eran de medida liliputiense:


Por eso decidimos pasarnos por el pub inglés (que también encontramos en el interior de todo este complejo de ocio) a tomarnos unas buenas pintas justo detrás de unas interesantes clases de pintura que se pueden ver al fondo en esta fotografía:


Y una vez finalizado este alcohólico refrigerio, decidimos ponernos en serio, salir del recinto, cruzar un par de calles y dar, esta vez sí, con una GRAN bolera cuya particularidad principal era que las luces estaban muy bajas y la referencia visual prácticamente era la luz negra que iluminaba intensamente los raíles y los bolos:


Y así acabó una jornada ciertamente particular. Empezamos llenando el buche con comida grasienta, recorrimos 400 kilómetros a través de 3 pintorescos estados, completamos la visita a un parque de atracciones repleto de gente, jugamos a mini-golf a oscuras y acabamos pegándonos unas buenas partidas de bolos con las risas que ello conlleva.

Un día más en la vida del RCT, un día clásico en el que quedarse quieto o descansar está prohibido totalmente.

Pese a todo, tuvimos que afrontar cierto descanso para el día siguiente cuando, a tan solo unos kilómetros del hotel en el que pasamos esa noche, se encontraba otro de los grandes objetivos del grupo y el cual sería posiblemente la sorpresa del viaje: el ansiado Six Flags New England.

See you later!

3 comentarios:

  1. Ese momento de bolos... le tengo un cariño especial, de los mejores momentos del viaje.

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    1. Los últimos de la jornada, sip. Fue un momento extrañamente relajante (después del tute de todo el día).

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  2. AFAPAM: Una pena lo de Boulder Dash.

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