viernes, 12 de septiembre de 2014

SeaWorld Orlando (parte 2)

Todo vuelve a oler a salitre. Si cerramos por un momento los ojos podemos pensar que nos encontramos a escasos metros de una de las ricas costas que pueblan el continente europeo. Si incluso agudizamos el oído es posible que pensemos que por un momento nos hemos desplazado a las frías costas de los mares del norte o que estamos sentados en el puesto de observación de aves de cualquier reserva natural.

Pero nada más lejos, continuamos aquí, en SeaWorld Orlando, el parque que protege y da cobijo a decenas de especies animales que, en mayor o menor medida, tienen cierto vínculo con la naturaleza correspondiente a los mares y océanos del mundo. En la primera parte de esta aventura pudimos visitar los delfines, la mantarraya, las tortugas marinas y los pingüinos, lugar en el que nos quedamos en el relato de nuestra visita.

Así pues hoy, en Bloggercoaster, volvemos a viajar por el ambiente marino de SeaWorld Orlando a la búsqueda de completar el recorrido por el parque y conocer alguno de sus rincones más pintorescos y famosos.


Espectáculos acuáticos

Nos quedamos justo en la puerta trasera (o delantera, según cómo se mire) de Antarctica, la nueva mini-área temática del parque en la que podemos localizar la espectacular aunque sobrevalorada Empire of the Penguin.

Justo allí se extiende ante nosotros un enorme vial de cemento que nos va conduciendo por la zona central del parque, con un telón de fondo excepcional cuyo protagonista indiscutible es la azulada Kraken:


Conforme nos acercamos a la base de la famosa B&M (sin llegar a poderla observar desde abajo del todo, el clásico caso de observación a distancia) encontraremos un enorme y muy completo recinto donde, de nuevo, podemos localizar varias especies de un mismo ecosistema en un entorno tematizado. Se trata de Pacific Point Preserve, donde encontraremos leones marinos, focas y aves de entornos costeros:


Contiguo a este recinto nos encontraremos con Sea Lion & Otter Theater, un pequeño anfiteatro con un formato muy similar al que podemos localizar con regularidad en muchos delfinarios y con un tamaño mucho más pequeño que los grandes estadios típicos de SeaWorld:


En este recinto se nos ofrece un entretenido show con una historia bastante surrealista y con un evidente toque de humor presente de principio a fin. De hecho ya desde el principio un muy profesional clown se encarga de distribuir y entretener al público con grandes aplausos y carcajadas:


Y durante el show se nos conducirá a lo largo de el día a día en un navío pirata, desde la presentación de la tripulación hasta la interactuación de la misma con las distintas especies presentes en el show. Encontraremos desde los leones marinos que se dedicarán a mojar al personal de las primeras filas hasta una simpática nutria que se encargará de regalarnos momentos estelares de risas debido a su diminuto tamaño con respecto al enorme escenario ambientado en un barco pirata:


Salidos ya de el entretenimiento que ofrece el show de Sea Lion & Otter Theater, apenas tendremos unos minutos para descansar antes de adentrarnos en otro gran edificio, esta vez decorado con una estética mucho más sobria y vanguardista, con un toque futurista y que es conocido con el sugerente nombre de Shark Encounter:


En este caso se trata de un gran acuario repartido en dos grandes salas con tubos de cristal que facilitarán una visión subacuática única de entornos tropicales y entornos marinos (y sí, localizaremos un buen número de especies de tiburón en estas aguas y pasando por encima de nuestras cabezas):


También se nos conducirá por varios salones genialmente señalizados en los que se nos intentará educar acerca de la vida no solo de los escuálidos, sino también de los entornos que les rodean, su flora, su fauna así como los métodos que utilizan generalmente para comer, reproducirse o sobrevivir a las inclemencias presentadas por el ser humano:


Finalizado el extenso recorrido bajo tierra (a través de pasillos y galerías repletas de acuarios de menor tamaño) volveremos a la superfície para poder contemplar una piscina circular a la salida del pabellón, donde veremos una variedad de crías de tiburón acogidas en un programa de conservación liderado por SeaWorld y en el que se crían variedades en peligro de extinción que posteriormente serán acogidas por otros zoológicos o acuarios:


Una faceta esta, la del preservado y conservado de especies, muy inculcada por parte del parque en absolutamente todos los recintos con animales del mismo. El programa de crías en cautividad de SeaWorld se extiende a todas sus especies y facilita, año tras año, la distribución de especies a otros zoológicos del país así como, en las especies que lo permiten, la reintegración en la libertad (como es el caso de las tortugas, los tiburones o las focas).

Rodeando un gran lago

Con la construcción e inauguración de Manta en un ya lejano 2009 SeaWorld Orlando jugó no solo una importante y cara carta con la intención de posicionarse de nuevo en la palestra de calidad en parques sino que escribió un nuevo episodio en la morfología y movimiento natural de las masas de personas en el ciclo natural del parque. ¿Qué es el ciclo natural? A nivel de movilidad de masas, el ciclo natural vendría a ser el flujo de gente (visitantes) que el parque estudia previamente a la apertura de las distintas rutas del mismo y que puede cambiar en función de un montón de factores de esas mismas  rutas: caminos más anchos, mejor pavimento, más tiendas, más carteles, animación, vegetación, agua, elementos fotográficos o rides/coasters llamativas.

En este último caso SeaWorld modificó el ciclo natural del parque obligando, casi por completo, a que el viajero tienda a visitar el parque hacia la izquierda según accede en los tornos de entrada y de manera circular hacia la derecha (que es donde se sitúa el lago que de repente se abre ante nosotros una vez superamos el pabellón de Shark Encounter).

Con esto quiero expresar el concepto de que esta zona del lago ofrece unos viales mucho más descargados de visitantes durante primera hora del día e incluso hasta bien entrada la tarde (cuando los visitantes empiezan a marcharse hacia la salida). A partir de media tarde hasta última hora, este vial es un auténtico hervidero de visitantes. En este lugar, por ejemplo, es donde podemos observar la magia de Oyster's Secret, de la que os hablé hace poco en una foto de la semana de Bloggercoaster:


Esta zona del parque quizás no sea rica en rides o coasters (de hecho no hay prácticamente nada de ambas cosas), pero es una zona mucho más tranquila, de paseo y de relax. Domina quizás el skyline del lugar la majestuosa Sky Tower, una torre de visión de unos nada despreciables 120 metros de altura (110 si nos desprendemos de el enorme mástil abanderado de su cumbre) a través de la cual no solo podremos contemplar por completo el parque, sino que además veremos la práctica totalidad de Orlando entera:


Cabe destacar el hecho de que esta torre de observación, con más de 30 años a sus espaldas, contiene una cabina de visión doble (de dos pisos) que no solo permite ampliar la capacidad horaria de la ride, sino que además reduce considerablemente las vibraciones y oscilaciones de la góndola a semejante altitud:


Continuamos por esta especie de boulevard que acompaña la orilla del lago artificial que se extiende en esta ocasión a nuestra izquierda. En esta calle, como podéis comprobar con las fotografías, el ambiente ha cambiado por completo y todo está compuesto por coquetas y fotogénicas tiendas con productos artesanales o de merchandising del parque o por cafeterías donde poder relajarnos mientras observamos la flora y fauna del parque extendida a los alrededores de esta formación acuática artificial:


El restaurante más destacado del lugar (y quizás uno de los más recomendables del parque) es el Seafire Inn Restaurant, donde podremos comer un tipo de dieta no demasiado extendida en EEUU y que aquí conocemos bien: pasta, ensaladas, fish & chips o enrollados vegetales. Vamos, lo que comunmente denominamos dieta mediterránea (solo que con cierto toque americano, inevitablemente):


Justo en el espacio que podemos localizar entre el Seafire Inn Restaurant y la entrada misma del parque (a escasos metros de las inversiones de Manta) podremos encontrar un lugar altamente entrañable y que, sorprendentemente, no se llena prácticamente a ninguna hora del día. Hablo de la Dolphin Nursery, el lugar donde las crías de delfín que en un futuro poblarán los recintos del parque dedicados a esta especie pueden empezar a tener su primer contacto con las piscinas, el público en general y sus cuidadores. Recomendable visita para los amantes del movimiento "cute":


Como podéis observar a través de esta bonita fotografía, no os miento cuando os digo que el skyline de este lado del lago está completamente dominado por el acero de Manta. Fijáos cómo se extiende de izquierda a derecha todo el layout a través de un espacio de no menos de 200 metros de ancho:


Al llegar al final de esta calle que bordea el lago el parque nos ofrece la oportunidad de cruzar el mismo a través de una larga y cuidada pasarela de madera (al estilo pier inglés) mediante la cual podremos pasar al otro lado del mismo y observar, de lejos, elementos muy icónicos del parque. Y sí, l@s más observador@s se habrán dado cuenta de que a lo largo de todo el lago el parque se encargó de plantar unos terriblemente antiestéticos árboles de navidad new age. Otro de esos motivos por los que estoy totalmente en contra de esa anacrónica decoración navideña que nos tratan de embutir temporada tras temporada:


Según avanzamos por la pasarela de madera y con el Shamu Stadium como telón de fondo, encontraremos a nuestra derecha el Bayside Stadium, una gigantesca gradería que bordea por completo este extremo del lago y ofrece espectáculos relacionados directamente con la música ya que en el centro de la gradería y con el brillo de las calmadas aguas de Florida, se levanta un gran escenario acondicionado para ofrecer veladas musicales de todo tipo y en directo. Un estadio multiusos que se suele engalanar para ocasiones y festividades especiales:


Habiendo cruzado ya la pasarela de madera podemos elegir entre dos direcciones: izquierda o derecha (un clásico en los parques de este tipo). Si optamos por nuestra derecha rápidamente nos encontraremos con otro de esos restaurantes respetados por su antigüedad y tradición en el mismo parque, el Mango Joe's Cafe, donde podremos degustar las ensaladas más frescas junto con un variado menú de hamburguesas:


Pasado el Mango Joe's Cafe nos encontraremos con un sobrio y geométrico edificio en el que se nos ofrecen dos alternativas, una fija y una estacional. La estacional corresponde a la película Polar Express, excelente film de animación traído al mundo años atrás de la mano del genial Robert Zemeckis y que nos explicaba la búsqueda de Santa Claus por parte de un niño de 10 años. En este caso el parque nos invita a acceder a una sala con un (eteeerno) vídeo con fragmentos de la película y una entrada final, tras algunos pasillos ambientados, a una sala en la que podemos encontrar a Papá Noel. Una especie de excusa para justificar la navidad en un parque en el que estamos a 32º de temperatura todo el día:


La otra opción, mucho más instructiva y por la que vale la pena perder un buen rato es Wild Artic, la propuesta de SeaWorld Orlando para adentrarnos de lleno en los fríos y lejanos escenarios árticos, donde el hielo, la nieve y las aguas gélidas son protagonistas (junto a la fauna que allí encontramos). El acceso es prácticamente un estándar ya en el parque, a través de túneles que con un racional uso de rampas larguísimas nos hacen descender poco a poco hasta las profundidades de una planta baja:


Vale la pena resaltar el theming de este microcosmos, realmente interesante y bien llevado. La idea es trasladarnos a las expediciones científicas que han ido poblando esta zona inhóspita de la tierra a través de túneles excavados en roca, galerías repletas de tuberías, cajas de madera y plástico amontonadas en forma de improvisados equipajes y pantallas y paneles de control esparcidos para explicarnos de una manera gráfica y amena los orígenes y ambientes de la fauna que encontramos en cada uno de los recintos (formada básicamente por osos polares, morsas y narvales):


¿Los recintos? Bueno, si bien me he encargado de vanagloriar y aplaudir la iniciativa paisajística llevada a cabo en los otros recintos y para las otras especies, en este Wild Artic he de decir que noté una falta de espacio más que evidente, con recintos bien llevados a nivel estético o decorativo, pero cuyas medidas quizás no se corresponden con lo que uno desearía para animales que, no olvidemos, alcanzan los 3 o 4 metros de envergadura, así pues podíamos observar una pareja de solitarios osos polares:


Y lo mismo ocurrió con el resto de especies. Sé que son especies exóticas, las cuales despiertan cierto interés por parte del público general, pero parece que con este recinto SeaWorld Orlando no tiene un especial cuidado en el mantenimiento y la restauración, no solamente de los espectaculares pasillos que decoran sus accesos, sino también en los espacios dedicados a los propios animales. Pequeño (pequeñísimo, no me malinterpretéis) estirón de orejas para el parque de Orlando.


Eso sí, como ya os he comentado, la escenografía y ambientación de los accesos y viales subterráneos es exquisita, como podéis comprobar en esta otra fotografía de arriba, con un theming muy próximo a la realidad de una caverna cualquiera que os transportará seguro a las expediciones más frías y alejadas del ser humano en la tierra.

El área kiddie pegote

A estas alturas de la jugada uno había quedado ya recuperado del trauma estético ofrecido por el combo Journey to Atlantis + Kraken pero ¡oh, amigos y amigas! Todavía guardaba SeaWorld Orlando otra horrorosa muestra gusto estéticamente nulo y poca riqueza visual en general.

Nos apartamos hacia el extremo más alejado de la entrada del parque, atravesando grandes y espesos bosques de acacias y palmeras, para encontrar ante nosotros un lugar llamado Shamu's Happy Harbor, o cómo encontrar un pedazo del estilo italiano de """theming""" de parques temáticos:


Un área kiddie que reúne, en apenas un rinconcito de tierra, 7 kiddie rides, una especie de pista americana indoor repleta de colchonetas, redes, piscinas de bolas y toboganes y, cómo no, el último credit que nos queda por encontrar en este SeaWorld.

Pero empecemos con la primera ride que nos encontramos, una clásica venta segura de (redoble de tambores) Zamperla llamada Jazzy Jellies, una balloon tower que en este caso transforma sus góndolas en simpáticas conchas rosadas que descienden de pequeñas torres de burbujas:


A escasos metros nos encontramos con Ocean Commotion, que lejos de ser el título de la próxima superproducción de Hollywood se trata de una rockin' tug de la casi ya víral Zamperla:


Y aquí lo tenéis, el cuarto y oculto credit de SeaWorld Orlando, un olvidado y altamente menospreciado Shamu Express, un credit que en 2006 el parque tuvo la brillante idea de comprarle a Zierer, una empresa que por entonces no intimidaba demasiado con las grandes construcciones y se dedicaba a plantar coasters familiares como esta:


Leeréis más acerca de este simpático credit en la siguiente entrada referente a SeaWorld Orlando, pero la verdad es que he de decir que pese a no ser demasiado relevante, sí que cumple una importante función familiar en un parque donde, de no existir Shamu Express, lo más familiar que habría es una water-coaster de Mack Rides.

Como he indicado, en la zona central de este Shamu's Happy Harbor encontramos una gran zona de pistas americanas cubiertas (pero cuando digo grande es GRANDE), con hasta 4 pisos de altura y un sinfín de pasillos, recorridos, toboganes y demás lugares donde pasárselo en grande (si eres pequeño, claro). Todo ajardinado y decorado con una estética que recuerda a un mundo cartoon inconexo y repleto de tiros al aire, como quiriendo acertar y no lográndolo de ninguna de las maneras:


Repito: hasta 4 pisos de altura para un edificio de pistas americanas... algo muy de ellos pero que no deja de ser realmente espectacular (y de servir de manera excelente para refugiarse por si caen 4 gotas o pega mucho el sol de Florida:


También nos encontramos con Flying Fiddler, que pese a tratarse de la archiconocida junior jump de Zamperla en esta ocasión guardaba una estética bastante más original y colorida de lo que ya de por sí suele ser una kiddie ride no apta para epilépticos:


Esparcidas por entre la espesa vegetación de los alrededores encontramos kiddie rides de menor calibre como esta Swishy Fishies, una versión kiddie de las tazas giratorias facturada, cómo no, en Italia:


Y Seven Seas Railway, un cutre-trenecito de un calibre realmente decepcionante y co una decoración más que discreta a base de pequeñas estatuas temáticas inspiradas en el fondo del mar:


Quizás la ride que más me llamó la atención, no de por sí por su temática (previsible) sino más bien por lo cuidado de su estética fue el Sea Carousel, una ride clásica de todos los parques temáticos y de atracciones habidos y por haber, pero con un toque mucho más marino y caribeño en su finalización, substituyendo los tradicionales caballitos por caballitos de mar y los elementos gráficos restantes por típicas criaturas marinas tales como tortugas, ballenas o caracolas:


Completa la nefasta formación de edificaciones del entorno un puñado de casetas cubiertas pertenecientes al típico rincón de ferias y juegos de habilidad. Aquí es donde podéis ver, por ejemplo, el cariño y el esmero que demuestra el parque en esta zona, la más alejada posible de la entrada. Todo es chapa, colores planos y ni un ápice de theming (algo muy de zona kiddie, irónicamente hablando):


Pese a todo y tras tantas patadas estéticas seguidas, el parque nos ofrece un descanso ante tal combate desigualado y nos presenta un pequeño estanque redondo en el que podemos encontrar una riqueza de flora sin parangón en el resto del recinto. Se trata de Sea Garden, una zona que el parque dedica por completo a las plantas acuáticas, las zonas boscosas que envuelven los acuíferos mundiales y, en general, una zona totalmente olvidada por el visitante estándar que tan y tan poco valora este tipo de lugares:


Es aquí, perdido entre el boscaje y la verdura, donde localizamos el Terrace Garden Buffet, un restaurante que como su propio nombre indica nos ofrecerá una variedad gastronómica enorme repartida en un formato self-service de tipo buffet. Posiblemente el entorno más relajado y alejado de la muchedumbre de todo SeaWorld entero.

¡Ah... orcas!

Salidos ya de esa especie de infierno del theming llamada Shamu's Happy Harbor, es el momento de encontrarnos con la figura principal de reclamo de SeaWorld Orlando y, por extensión, de los tres parques SeaWorld existentes en la actualidad. Aquello que es capaz a día de hoy de maravillarnos por la rareza del concepto y por lo exótico de la situación. Caminamos unos metros frente al estanque de Sea Garden y nos encontraremos esta extraña estructura de cemento que nos confunde, como veréis al fondo, a uno de esos cristales de visión submarina que reflejan un azul brillante e intenso:


Efectivamente, acercándonos hasta el mismo cristal es cuando nos damos cuenta de quién son los habitantes del azulado recinto, un gigantesco tanque del que apenas podemos ver el final y en el que nadan constantemente Shamu (la mayor estrella del parque, figura icónica y mascota en general) y su familia de espectaculares orcas. Realmente este punto me provocó sentimientos encontrados, por una parte la espectacularidad del momento, de ver semejantes animales moviéndose a escasos centímetros de mi presencia, me hizo experimentar el asombro clásico del niño que descubre ante sí un gran secreto siempre deseado. Por otra parte pensé en su cautividad, en su encierro y, sobretodo, en el triste uso que posteriormente vería que le dan a estos animales en el parque:


Más tarde y coincidiendo ya con el cierre del parque, se abrieron por última vez durante esa jornada las puertas del Shamu Stadium, un colosal recinto con una gran piscina central y unas gradas con capacidad para miles de personas y donde, en varias ocasiones durante el día, se nos ofrece la oportunidad de ver danzar, saltar y salpicar a estos enormes animales de piel negra y blanca:


Voy a ser sincero: el espectáculo es enorme. La iluminación, el sonido, el ambiente, la historia y la trama están llevados de manera magistral no solamente por los técnicos del parque sino también por una coreografía perfecta entre los cuidadores de la piscina, aclamados cuales super estrellas del rock en su presentación.

Un show que combina la estética de los océanos del mundo con distintas músicas (nunca me pareció que llegaran a ser tan estridentes y machaconas como había pensado siempre) y que me sorprendió por el uso más bien moderado que se hace de las propias orcas, de lo cual me llevé una grata alegría, dentro de la crudeza del momento:


Confieso que no he visto Blackfish, el polémico y popular documental que ha hecho que medio EEUU odie por completo a esta cadena de parques, pero si algo he de decir a favor del parque es que 1) no me pareció que se exploten los animales hasta los niveles que muchas asociaciones han criticado hasta ahora y 2) son animales nacidos en cautividad, por lo tanto NO conocen la libertad del mar. Nunca han estado en el mar, nunca han sido apresados y, contra voluntad, utilizados como animales de feria. Las orcas de este SeaWorld (y por extensión desde hace décadas las 40 que hay expuestas en distintos parques del mundo) son nacidas así, criadas por el ser humano en gigantescas piscinas y, en absoluto, animales privados de la libertad que deberían tener, porque esa libertad no la han conocido jamás.


Sin ánimo de alimentar más la polémica, no estoy de acuerdo con el uso de este tipo de animales con el propósito de vender más o de generar espectaculares pero tristes shows como el que presencié en los últimos minutos de estancia en el parque, pero tampoco estoy en contra de la muestra, educación y sensibilización hacia los humanos por parte de recintos que se adapten al animal y que, en absoluto, le provoquen ningún tipo de estrés.

Pensad en estas orcas cuando acariciéis el lomo de vuestro perro y recordad los inicios que este tuvo un día, en libertad. Por muy lejos que quede... ¿soltaríais de repente a vuestro perro en mitad de un bosque para proclamarlo "por fin libre"?

*****

Y hasta aquí llega esta segunda parte en la que me he dedicado a poner el broche de oro al análisis largamente estirado de SeaWorld Orlando, un parque temático del que llevaba pendiente hablar desde hacía meses atrás.

Un parque que no deja a nadie indiferente, que sin duda ofrece una variedad de cartas en juego más que respetables y que se posiciona anualmente entre los 20 parques más visitandos del mundo con más de 5 millones de visitantes por temporada, un attendance nada despreciable.

Pero pese a todo, y como hemos podido ver hoy, un parque que también puede cojear en muchas facetas y que necesita mejorar una imagen mermada a lo largo de estas últimas dos o tres temporadas, algo que no puede permitirse jamás un parque temático perteneciente a un país tan consumista y capitalista como son los grandes EEUU.

4 comentarios:

  1. Con razón se ha demorado casi una semana. Menuda entrada!!!

    El primer párrafo es muy útil para hacerse una idea del ambiente que se respira (imposible de captar en una foto), te animo a que sigas transmitiéndonos en los análisis esos olores y recuerdos que tan bien ayudan a imaginarse las sensaciones de estar allí.

    Me encantan esos datos técnicos extra que nos regalas de vez en cuando. No conocía el concepto de "ciclo natural".

    No estoy en contra de engalanar los parques para acoger las diversas festividades siempre que se haga bien, como Disney, que hace auténtica magia con la decoración navideña o PA en Halloween. Pero el caso de Sea World es el ejemplo perfecto de "para hacerlo así mejor no lo hagas". Supongo que forma parte de la cultura yankee de inundar hasta el último rincón de esencia navideña.

    El espectáculo de orcas se ve que es una pasada muy bien trabajada pero soy demasiado reticente a la exhibición de animales.

    P.D: Espero que no te alejes mucho de Florida en las próximas entradas. Aún quedan varios parques por enseñarnos ;)

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    1. La verdad es que el listado de parques que intentan conseguir cierta excelencia con el theming estacional y se caen en el intento es largo ya. Cierto es también que hay parques en los que cuesta horrores ambientar correctamente cuando las temperaturas o la meteorología no ayudan. No te haces una idea del contraste que uno tenía en el área de Harry Potter de Islands of Adventure, rodeado de tanta casa llena de "nieve" y con un solano a 35º y 90% de humedad. Era como "algo falla aquí".

      Respecto a alejarme o no de Florida, tengo un problema muy grande de concentración de parques por analizar. Si te digo que tengo por delante una quincena de pendientes (y hablamos de Disney's gordos entre ellos) la verdad es que promete ser un invierno completito y repleto de información.

      Un saludo y como siempre (si eres el de siempre), muchas gracias por comentarios tan ricos como este, le alimentan a uno las ganas de seguir tecleando sin parar ;)

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    2. Sí sí, soy el pesao de siempre, jajaja. No me gusta registrarme en nada que no sea estrictamente necesario pero poco a poco me hago el ánimo de hacer una excepción con Bloggercoaster.

      Lo que para ti es un "problema muy grande de concentración de parques por analizar" para el resto de nosotros es música celestial. Tranquiliza saber que la cosecha está asegurada este invierno.

      Gracias a ti por constestar y seguir mostrándonos al detalle cada parque que visitias ;)

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  2. AFAPAM: OHHhh que sierte que tenemos a Jivo para pasar el largo y crudo invierno. Felicidades y a seguir así.

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