martes, 23 de septiembre de 2014

Manta (SeaWorld Orlando)

Está ya todo visto, analizado y revisado: tenemos el parque recorrido por completo, de punta a punta, tenemos todas sus rides visitadas y reconocidas, además tenemos tres de sus credits o incluso una curiosa manera de obtener un souvenir genuino del recinto. Pero nos queda quizás la pieza del engranaje definitiva, aquella que dé un sentido pleno al porqué debemos o no visitar SeaWorld Orlando, el parque al que he estado dedicando varias semanas de entradas en Bloggercoaster.

Con más de 40 años a sus espaldas el buque insignia de SeaWorld en la capital del ocio en Florida necesitaba cumplir hace 5 años con el famoso dicho de "renovarse o morir" y demostrar al mundo que Kraken, su hasta el momento joya de la corona, podía ser relevada e incluso mejorada. Y qué mejor manera para ello que contar con el mismo constructor, casi 10 años después de erigir el gigante azulado.

Por lo tanto hoy, en Bloggercoaster, observamos la grandeza de Manta, uno de los credits más aclamados y reverenciados en un ya lejano 2009 y que dejó a todos boquiabiertos tanto en su presentación como en su construcción o, lo que es más importante, en su funcionamiento.


Como os he dicho en la pequeña entradilla con la que acompaño a cada entrada, SeaWorld necesitaba en 2009 dar un golpe sobre la mesa de las novedades en EEUU, aquella mesa que año tras año marca las pautas y tendencias y que puede hacer que un mismo parque pierda centenares de miles de visitantes en un abrir y cerrar de ojo.

La pretemporada de 2009 será recordada por muchos y muchas entusiastas por ser aquella en la que se pudo ver uno de los trailers más espectaculares y geniales jamás usados para presentar un proyecto futuro. Y es que incluso el concept art lo dejaba claro, Manta iba a ser un proyecto que daría un giro radical a la sobriedad con la que hasta entonces B&M había tratado a todos sus proyectos:


El proyecto estaba rodeado de un aura y resultaba ser un goloso caramelo esperando a ser comprado en un bonito escaparate debido a que los rumores de construcción de una nueva coaster rondaban los alrededores del lugar desde un lejanísimo 2005.

En abril de 2008 se supo que los directivos del parque habían presentado a un reducido grupo de ejecutivos e inversores el gran proyecto para 2009 y mostraron para ello artworks y bocetos que, pocas semanas después, se filtraron en la red colapsando por completo las distintas redes sociales y webs especializadas.


Y es que no era para menos, se volvía a usar un modelo en auge por entonces como eran las flying coasters de B&M (a las wing-coasters les quedaría todavía un par de años para romper la oferta de los suizos de cara a sus futuras construcciones y encargos) aunque en esta ocasión otorgándole algo que hasta entonces apenas se había logrado en uno o dos proyectos: una enorme inmersión en el ambiente y el paisaje temático del parque. Y qué mejor parque para lograr dicha inmersión que un SeaWorld.

El proyecto arrancó con un coste inicial de más de 30 millones de dólares, la inversión más cara hasta el momento en el parque (superada poco después con Antarctica: Empire of the Penguin e incluso recientemente con el añadido de reforma a la zona de las orcas, conocido como Blue World Project).

En septiembre de 2008 se iniciaron unas largas obras que ocupaban una espectacular extensión de terreno de 16 mil metros cuadrados, donde cabrían dos grandes acuarios, 3 acuarios de reducidas dimensiones, el edificio de colas, unas diminutas oficinas y, como es lógico, la estructura de acero de vivos colores azules por la que discurriría meses después uno de los trenes de B&M más bonitos y aplaudidos hasta el momento:


En 4 meses finalizó el montado de la estructura y desde entonces hasta principios de mayo de 2009 se completaron los trabajos de theming y adecuación de espacios para empezar las primeras pruebas con público en pequeñas dosis hasta que el 22 de mayo de 2009 SeaWorld Orlando volvió a estar en boca de todos, el día que estrenaba su flamante nueva adquisición y que volvía a dejar claro que el parque de Florida volvía a jugar a captar el máximo número de visitantes posibles (inflando el attendance anual hasta casi 700 mil personas más en esa misma temporada).

L@s que soléis ser público fiel de las entradas de análisis a coasters sabéis que suelo empezar esta sección mostrándoos un vídeo point-of-view de la coaster desde sus inicios en la estación hasta finalizar el layout. Pero en esta ocasión merece la pena hacer una excepción pues Manta no solo nos ofrece la oportunidad de sobrevolar a 90 km/h los alrededores de la coaster, sino que nos permite conocer mucho más el entorno de las mantarrayas y su ecosistema a través de una pequeña visita que complementará nuestra espera en colas (en el caso de que existan) o nuestro asombro por tanta belleza.

Todo empieza pasando por debajo del montículo en el que encontramos el logotipo de la coaster, una sólida roca atravesada por un corredor en forma de gruta que nos ofrece la idílica imagen que nos puede recordar, levemente, al magistral acceso a Sea Odissey (PortAventura):


Tras pasar por esta pequeña cavidad, un sendero serpentea por puentes y caminos empedrados atravesando pequeños espacios de agua hasta adentrarse por completo en un edificio colonial, dando la sensación de que entramos poco a poco en las entrañas de la Tierra:


Y así nos ofrece la sensación en todo momento, cuando el camino está rodeado por completo por grandes rocas, excacadas y sostenidas por pilares de madera y troncos. Podría parecer que nos adentramos en una mina abandonada, pero el suelo va mostrándonos poco a poco mosaicos que nos devuelven a una realidad mucho más fantasiosa, con formas azuladas y onduladas que recuerdan a la cultura de mosaicos griegos:


Hasta que la arquitectura se adueña del lugar, empezamos a ver columnas, techos sostenidos por grandes renglones de madera, suelos cubiertos por completo de mosaicos de porcelana y una extraña iluminación artificial a nuestra izquierda. Podría parecer el exterior, pero no, se trata de las primeras ventanas que nos dejan entrever la gran atracción de estas colas y el valor por el que en su día se llevaron grandes elogios, porque no son ventanas sino acuarios llenos, entre otras especies, de mantarrayas:


La interacción del público con el entorno es prácticamente total, oscureciendo por completo los caminos de acceso y pasillos y dejando la iluminación principal a los azulados acuarios que vamos encontrándonos por el recorrido. Realmente es una manera increíble de crear un ambiente único, casi mágico, que nos permita observar de la manera más relajante posible el grácil movimiento de este tipo de animales, tal que así:


Durante las colas nos encontraremos con varios acuarios de distinto tamaño, siendo este el principal y donde más especies distintas podemos encontrar:


Personalmente, me parece todo un acierto y una mezcla de ingenio y genialidad difícil de ver hoy en día en muchos de los parques que, obsesionados por la capacidad o por ofrecer un big boom en su inauguración, un romperécords o un gran bicho de acero, olvidan por completo algo tan básico como es la inmersión temática del visitante o la narración de la historia. Con apenas 150 metros de recorrido de colas SeaWorld ha pasado de mostrarnos una gran roca con cascadas a introducirnos por completo en un mundo azulado y marino, rodeados por completo de mantarrayas. El entretenimiento aquí es primordial.

Dicho esto, es la hora de recordar para qué estamos aquí (porque os aseguro que un par de minutos mirando los acuarios y se os olvidará el mastodonte de acero que tenéis justo sobre vuestras cabezas en ese momento) y la vuelta a la "realidad" la hacemos accediendo mediante unas escaleras señalizadas a la que es la estación de carga y descarga doble de Manta:


Porque sí, es doble (como en la mayoría de los proyectos de flying-coasters de B&M). El parque decide, mediante la apertura o cierre de accesos, si la carga se realiza a través de una o varias estaciones. En mi caso elegí bien el día de visita al parque, ya que la carga se hacía únicamente a través de una estación y las colas no eran realmente relevantes (quizás esperé 5 minutos para cada uno de los ciclos que hice). Como ocurre en la mayoría de parques civilizados, acceso desde colas a tornos individuales por fila en los que uno mismo puede elegir la fila que quiere probar (con las numeraciones debidamente colocadas sobre cada fila en bonitos paneles tematizados en las diferentes variantes de mantarrayas existentes):


Una vez llegados a este punto podemos dejar nuestras pertenencias en los armarios facilitados para ello al otro lado de la plataforma de carga y descarga, nos sentamos en el asiento elegido, nos colocamos los arneses de sujección (que quien haya probado una flying-coaster sabrá que sujetan el cuerpo de manera casi total) y en apenas medio minuto los pistones hidráulicos nos colocan en posición horizontal, encarados a volar a bordo de una auténtica criatura nadadora:


Ahora sí, para proseguir con el análisis, os será muy útil echar un vistazo al point-of-view de Manta que en su día colgó de manera oficial ThemePark Review y donde no os perderéis absolutamente ningún detalle del layout (para ello si queréis podéis avanzar el vídeo hasta el minuto 1:15):


Empezamos el recorrido salvando la típica curva en S que forma el transfer delantero que ordena la salida de trenes en el caso de que esté activado el modo de carga por doble estación. Encaramos rápidamente un lift que tras poco más de 20 segundos nos elevará hasta la nada despreciable altura de 42 metros. Como comprenderéis, en este punto es donde empezamos a ver la grandeza de la posición horizontal de este tipo de trenes ya que más allá de el arnés no encontramos más que el vacío:


Salida a drop por curva peraltada descendiente a derecha y una velocidad que va ganando aceleración metro a metro, con una recepción en el valle final con alta dosis de fuerzas G. Pese a todo no es este el punto más bajo del recorrido ni tampoco en el que conseguiremos más velocidad:


Habrá que esperar unos metros más adelante, concretamente al elemento visual más llamativo y hermoso de este modelo de coaster: el pretzel loop. Un nudo en el que la velocidad descenderá poco a poco hasta encarar una curva similar al dive-loop que nos irá girando y acelerando de manera endiablada hasta colocarnos en posición horizontal mirando hacia el cielo (un fly-to-lie en versión magnificada).

Es en el valle formado entre el fly-to-lie y el lie-to-fly en el punto donde nuestro cuerpo asimilará la máxima cantidad de fuerzas G positivas y sí, la mayor velocidad (90 km/h). Imaginad por un momento correr a esa velocidad, de espaldas y soportando una fuerza gravitatoria sobre vuestro cuerpo que multiplica varias veces vuestro peso. Por suerte la pericia técnica de B&M se demuestra una vez más en el hecho de que ese punto de "sufrimiento" apenas dura un par de segundos, lo justo como para haceros contener la respiración y pensar que durante un momento Manta se adueña de vosotros:


Hasta este punto, si no hubiera dicho que hablaba de Manta, podríamos estar hablando de prácticamente cualquier proyecto de flying-coaster de los suizos, pero Manta demostró ser diferente, entre otras cosas, por momentos como este. Y es que usando la ventaja de que los trenes de flying discurren por debajo de los raíles, a B&M se le ocurrió que para encarar curvas podían prescindir del peralte clásico y pasar directamente a un giro similar al de un in-line twist.

De hecho técnicamente son in-line twist los que usa la coaster para dar un giro al recorrido, pero yo los bautizaría como inverted twisties ya que el tren juega por completo con nuestro heart-line (el punto de equilibrio de nuestros cuerpos respecto al recorrido). Por la experiencia que tenemos previamente en otras coasters la mente nos dice que si queremos girar hacia la derecha el peralte se inclinará hacia la derecha, pero de repente el giro se pronuncia hacia el lado contrario (la izquierda) y giramos más y más hasta que nos colocamos, efectivamente, hacia la derecha. Hemos girado de izquierda a derecha en apenas unos segundos y, de propina, Manta nos regala una inversión casi sin darnos cuenta:


Algo parecido ocurre con el único corkscrew que presenta el layout, tras superar una amplia curva panorámica hacia la derecha (paso previo por in-line twist). Un corkscrew muy estirado, muy apaisado y con una suavidad casi celestial que además está deformado ligeramente para convertirse en una mezcla entre un corkscrew, un zero-g roll y un twistie invertido. Volvemos a girar a la izquierda para acabar virando a la derecha:


Entramos en zona de MCBR (imprescindibles si B&M quería multiplicar la capacidad de la coaster) y en este punto el recorrido, como ocurre con otras B&M habidas y por haber, rebaja un par de niveles la intensidad y se convierte en un plácido paseo, aliñado con elementos que lo harán mucho más atractivo visualmente. Insustituible totalmente el signature-element que SeaWorld regaló a todos los visitantes del parque (tanto los que riddean Manta como los que observan tras la barrera), un genial splash artificial (no, el tren jamás toca el agua) situado tras un pequeño drop de salida de los MCBR:


Tras ese splash nos adentramos en una cerrada curva peraltada a derecha que sobrevuela la parte más cercana al lift de la coaster y que parece situada expresamente para aquellos o aquellas indecisos sobre si riddear o no esta maravilla azul:


Tras esa curva (en la que también sobrevolaremos la cavidad de roca artificial con cascadas que atravesamos al acceder a las colas) entramos en otro enlace de inverted-twistie que en esta ocasión nos girará hacia la derecha para acabar encarando una curva panorámica a la izquierda, un giro magistral que daremos en apenas 20 metros de recorrido:


Tercera oportunidad clarísima de atraer a los espectadores indecisos, el tren vuelve a sobrevolar cerca de las vallas de observación y esta vez roza muy de cerca el suelo y las vallas de limitación de la coaster. Regalo de puntos de choque por doquier, avisados quedan vuestros brazos:


Pasado ya este último elemento sólo nos quedará encarar la recta final de brakes, una curva a izquierda, la curva en S que nos distribuye en una u otra estación de carga y la llegada a la estación, donde el tren volverá a posicionarse de manera vertical y nuestros cuerpos (algo atacados por las fuerzas G, todo hay que decirlo) se dirigirán poco a poco hacia la salida, previo paso por la clásica tienda vende-peluches.


  • Nombre: Manta
  • Fabricante: Bolliger & Mabillard
  • Parque: SeaWorld Orlando (EEUU)
  • Modelo: flying-coaster
  • Longitud: 1023 metros.
  • Altura máxima: 42,7 metros.
  • Velocidad máxima: 90 km/h.
  • Máximas G's: 4G
  • Presupuesto: 20 millones de dólares (unos 15 millones de euros)
  • Recolocada: no.
  • Año de construcción: 2008
  • Colores: soportes azul cian, raíles azul marino, footers tematizados en roca artificial.
  • Capacidad: 1500 personas por hora.
  • Inauguración oficial: 22 de mayo de 2009
A menudo cuando la archiconocida B&M aparece en los debates que solemos fomentar los entusiastas de parques en nuestras reuniones, el tema suele virar la mayoría de veces hacia la monotonía y el excesivo cuidado por la suavidad y la estabilidad del layout que, tradicionalmente, han ido presentando en cada proyecto los suizos. Podríamos decir que un 80% de los proyectos que han construido hasta ahora se basan en esos principios: estabilidad, fiabilidad, alto nivel de familiaridad (incluso hablando de modelos tan ostentosos como hypers o inverteds) y sobretodo un nivel generalmente bajo de creatividad en el layout.


Para Bolliger & Mabillard el diseño final de un layout no es tema baladí. Todos los parques que han trabajado con ellos han hablado de las 5, 8 o incluso 10 versiones del layout que tuvieron sobre la mesa antes de elegir el definitivo (asesorados por la propia constructora, claro). Y es que a B&M le preocupa que sus coasters ofrezcan un servicio óptimo el máximo tiempo posible y, puestos ya a desear, que la coaster duela lo menos posible durante décadas y décadas.

En muy pocas ocasiones se habla de proyectos en los que B&M se haya salido de la tangente o haya decidido tontear un poco con las fuerzas G extremas o la intensidad llevada a niveles de casi locura. Y no, Manta no es uno de estos proyectos (por muy intenso que sea el pretzel-loop), pero sí que se sale de la tangente a la hora de presentar por primera vez el uso de un elemento tan bien traído como es el in-line para cambio de peralte (que he bautizado en esta misma entrada como inverted-twistie):


Obviamente hay que riddearla para comprender totalmente la sensación, pero si hablamos de que B&M juega siempre a favor de la solidez, esta posiblemente sea la primera ocasión en que esa solidez se consigue con algo más complejo que un simple giro o peralte. Lejos de conseguir dibujar una curva amplia que nos permita una vista panorámica, a los suizos se les ocurrió girar las vías y ofrecernos un reinvento de un elemento, un golpe de aire fresco a la clásica curva insustancial vista mil y una veces en otras coasters:


Pocas veces defiendo la originalidad en una B&M pero, amigos y amigas, en esta ocasión estamos ante uno de los proyectos más pintorescos, cuidados y lucidos de la empresa de origen suizo. Todo, absolutamente todo, encaja a la perfección desde que accedemos por la puerta hasta que salimos por la tienda. Todo sigue un perfecto hilo conductor, una temática bien definida, una intencionalidad marcada y, por último pero no menos importante, un aporte de creatividad magistral.


Manta no es quizás la coaster perfecta (de hecho, no lo es), carece de muchas más cosas que las que ofrece, pero juega perfectamente en esa extraña linde que muy pocos proyectos consiguen durante su periodo de vida útil y es la de no ser una coaster extrema y dura, pero tampoco ser una coaster familiar y ñoña.

Manta nos regalará de todo en una dosis generosa y con una dinámica increíble. Nos ofrecerá velocidad, intensidad, fuerzas G, inversiones, theming, puntos de choque e incluso elementos nunca antes vividos en ese formato tales como el splash del lago o las colas a través de brillantes acuarios azules repletos de mantarrayas.


Quizás pueda parecer en fotos y vídeos que es un proyecto más de B&M, uno más que añadir a la cola de proyectos sin carisma que, tristemente, la empresa se ha encargado de plantar en la última década alrededor del mundo. Pero no, estamos ante un proyecto muy sólido, muy efectivo y que toca ligeramente con la punta de los dedos lo magistral.

Acierto total de SeaWorld Orlando en su día, Manta podría sentar precedente para prácticamente cualquier proyecto a gran escala de parques temáticos europeos que quisieran invertir en ese target tan complicado de acontentar como es el de los adultos que jamás quisieron jugársela con loops o inversiones extremas, pero que de repente quieren coquetear con cierta dosis de peligro.

Manta es esa guindillita (azul) que de vez en cuando no va mal poner a algún plato ligero, para otorgarle originalidad y explosión de sabor en nuestro paladar.

*****

Y hasta aquí el análisis de un credit que pasará a engrosar la ya larga lista de BGC Classics pero que lo hará con todos los honores y como una grande que es. Manta puede perfectamente adentrarse en el TOP 20 de cualquier entusiasta con una facilidad pasmosa y permanecer ahí durante mucho tiempo ya que ofrece puntos que pueden gustar mucho si se riddea con predisposición a ello.

Sus cifras quizás no marean, sus medidas quizás no sorprenden y su aspecto posiblemente pase desapercibido para la mayoría, pero Manta es ese típico credit que persiste en tu memoria para recordar la sensación general que en su día se otorgó la visita a un parque y, en este caso, Manta actúa de perfecto estandarte de SeaWorld Orlando.

Recordad por último que si queréis leer otros análisis detallados como este podéis hacerlo accediendo a la sección BGC Classics y eligiendo el credit que más os llame la atención. ¡Hay ya un montón para elegir!

6 comentarios:

  1. y ademas, es jodidamente bonita. me encantan sus trenes, me parecen de los as bonitos del mundo y el color es simplemente perfecto y el splash, ya estamos acostumbrados, pero cuando salio era alucinante.

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    1. Cierto, he de decir que quizás es el splash más resultón, en cuanto a realismo, de los que he visto hasta ahora. Es natural, el tren pasa por ahí y, si en la realidad sus laterales tocasen el agua, sería así como se vería. Todo un detalle!

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  2. Mi primera y única flying. Que decir sobre ella que no hayas comentado tu ya.. Ya han pasado 3 años desde mi visita a Orlando y cada vez que recuerdo esa presión en el pecho y esa desorientación que genera el pretzel loop me pongo de un romanticón..jajaja.
    Tengo un video grabado por mi desde el vial en el que se ve llegar el tren desde el drop con toda la gente chillando y que en el momento cumbre del pretzel, esos chillidos se transforman en un silencio total hasta pasar dicho elemento, con eso lo digo todo.
    Que elemento, que coaster, que theming... me enamoró en su momento y leer semejante entrada sobre ella me a alegrado el dia. Grande Jivo!

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    1. ¡Gracias por tu comentario! Siempre trato de ser fiel a las sensaciones que me aporta una coaster y, en este caso, veo que he podido transmitirlo correctamente. El silencio en elementos como el pretzel denota lo mágico de las fuerzas G en el cuerpo humano.

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  3. ¡Tremendo análisis! Nos has puesto en antecedentes y has cerrado con una crítica a la empresa constructora, no limitándote a la "simple" descripción del layout, sino desarrollando una historia con inicio, nudo y desenlace. ¡¡Te has superado!!

    La verdad es que tiene que ser toda una experiencia desde entrar en la cola hasta abandonar la estación. Vista desde arriba es como un diamante entre la bisutería que inunda el resto del parque.

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    1. Realmente es una de esas pocas coasters "redondas" en absolutamente todo, un diamante tallado y perfilado a la perfección (aunque como ocurre en la mayoría de ocasiones, habrá quien lo tildará de familiar, a mi no me lo pareció en absoluto).

      La enésima demostración (y no hay pocas) de que un buen proyecto sale a flote si hay implicación entre el constructor y el parque.

      Un saludo Rider!

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