domingo, 5 de febrero de 2012

La foto de la semana (#11)

Fiesta en Monchengladbach

Como habréis podido ver, la entrada de hoy tiene un "algo" diferente a las que he ido presentando en las semanas anteriores. El motivo principal es que en la Foto de la Semana de hoy no os voy a presentar una curiosidad de parque al 100%, aunque sí implica un viaje realizado para visitar parques. He decidido que para diferenciar un poco este tipo de anécdotas con las que comprendan los parques, presentaré estas con un marco, como si de una foto entrañable, colgada en la pared, se tratase.

La foto de hoy está tomada en Monchengladbach, una ciudad situada al oeste de Alemania, muy cercana a la frontera entre este pais y Holanda y, a su vez, a Köln, que os sonará por ser tierras cercanas a Phantasialand. Concretamente Monchengladbach cae justo entre Phantasialand y Toverland, por lo que decidimos en 2010 elegir las afueras de esta ciudad para pasar la noche en un hotel barato.

Llegamos al hotel realmente MUY cansados, acabábamos de completar un día agotador en Phantasialand y nada nos hacía ver en qué se convertiría la tarde cercana ya a la puesta de sol.

Nada más llegar a nuestro hotel decidimos no quedarnos en él y salir a dar un paseo, para tomar un poco de aire fresco y hacer tiempo a la cena. Caminando unos 300 metros más allá del hotel, en busca de un local para cenar algo rápido, nos topamos con una fiesta en una especie de solar asfaltado. La fiesta consistía en una especie de carpa desmontable de un tamaño modesto y, fuera, una especie de caseta/remolque con una barra de bar enorme encima de ella. Alrededor de la caseta se repartían unas 4 o 5 mesitas de estas que no hace falta que te sientes para dejar las bebidas, las típicas de pubs y discotecas.

Ni cortos ni perezosos decidimos adentrarnos en aquella especie de celebración que incluía música a bastante volumen y cerveza, montones y montones de cerveza fresca alemana.

El caso es que sea como sea, de alguna manera iniciamos una conversación con el chico que hay junto a Luis (el tercero empezando por vuestra derecha). Lo primero que recuerdo que preguntamos es qué diablos era aquella fiesta. Nos comentó que era una especie de festividad local y, aunque no recuerdo muy bien el motivo, montaban aquel chiringuito para hartarse de birra y, más tarde, cantar y bailar todos. Vamos una fiesta de barrio en toda regla.

Al cabo de unos minutos nos invitaron a pasar por la barra y adquirir un generoso vaso de plástico lleno de sabrosa cerveza fresca. La conversación derivó entonces en un sinfín de temas: quién eramos nosotros, qué hacíamos en Alemania, quién eran ellos (más tarde el primer chico nos presentó a su amigo, a su derecha, e incluso nos presentó a su maestro de autoescuela (¿?)), si habían venido a España en alguna ocasión, si el tiempo era así siempre, que nos gustaba la cerveza buena, etc.

Resumiendo: el encuentro con estos dos chicos en Monchengladbach (no se si los demás miembros del RCT recordarán sus nombres, lo cierto es que yo con el tiempo quizás lo haya olvidado ya, quizás se llamaban Marcus y Olson o Frederich y David, ¡quién sabe!) fue un auténtico lujo, un regalo para todos nosotros e incluso, después de cenar, me consta que varios miembros del grupo volvieron a la fiesta para tomar un par de copas más.

Esta es una de esas situaciones en las que el RollerCoaster Team se desmarca un poco del objetivo principal del viaje en sí, que es visitar cuantas más coasters y parques mejor, para poder disfrutar de anécdotas totalmente memorables como esta. ¡Cervezas gratis tras un día agotador en Phantasialand!

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