martes, 17 de marzo de 2015

Explorando Nigloland (parte 1)


En lo que llevamos de año me he encargado de analizaros, con el detalle que caracteriza ya este tipo de entradas, un par de parques de atracciones/temáticos que había visitado temporadas atrás y que se me habían quedado en el tintero bien por falta de tiempo, bien por distribución de contenido en el blog: el danés Djurs Sommerland y el italiano Fantasiland

El problema con estos análisis, sobretodo con el parque temático de Dinamarca, es que aunque tan solo hubieran transcurrido un par de años, había novedades y añadidos que se habían agregado en el espacio de un año de tiempo y con eso me daba la sensación de que el análisis quedaba un poco cojo, falto de actualidad. Así que para completar debidamente este mes de marzo me he propuesto hacer el análisis de un parque de atracciones/temático que haya visitado hace relativamente poco y el elegido ha sido Nigloland.

Por lo tanto hoy y durante toda esta semana, en Bloggercoaster, haremos la visita a uno de los parques franceses menos conocidos internacionalmente pero que en su momento supuso para mi una auténtica sorpresa a tener en cuenta para el entusiasta de este tipo de recintos.


Oh la la, c'est un parc!

Nigloland no es fácil de visitar, no es el típico parque que tengas a tiro de piedra y en el que te puedas plantar con un autobús, un tren o combinando tras un viaje de avión desde Barcelona o Madrid, por ejemplo. No. Plantearse una visita a Nigloland es plantearse un viaje al interior de Francia, a campos enormes de viñedos y verdes llanuras manchadas con granjas y pueblecitos pintorescos a cada par de kilómetros. Visitar Nigloland es, a mi parecer, visitar realmente la Francia más icónica de todas (si nos olvidamos de la hiperturística París).

Por lo tanto llegar a Nigloland supone ya una sorpresa porque, tal y como ocurre con muchos parques de tamaño mediano o pequeño, su localización en el interior de un bosque lo convierten en prácticamente invisible a los ojos del visitante cercano. Únicamente si nos encontramos a un kilómetro de distancia, desde la carretera de acceso, empezaremos a ver el que es el punto más alto del parque, su Grande Roue, abriéndose paso a través del boscaje espeso:


Una vez cruzamos las primeras puertas de acceso nos daremos cuenta rápidamente de que Nigloland es uno de esos inteligentes parques que han decidido asegurarse un sector importante de clientela construyendo un hotel personalizado y colindante al propio parque, el Hotel des Pirates, de 4 estrellas:


Y tras un breve recorrido por asfalto y césped nos plantaremos en apenas unos segundos en el aparcamiento principal, que rodea la parte frontal del parque y desde el cual podemos intuir (que no ver) algunas de las rides y coasters más ruidosas del entorno. Vale la pena indicar que el aparcamiento es totalmente gratuito:


Un par de centenares de metros más allá, acompañados por una épica y emocionante música a través de megafonía (al más puro estilo Universal's) llegaremos a las puertas, ahora sí, del parque propiamente dicho, coronadas por dos torreones y con 3 hileras de taquillas para poder sacar nuestros tickets y acceder libremente al parque:


Pese a que hay varios puestos donde podemos encontrar mapas y folletos del parque, es recomendable pedirlos en la propia taquilla para así asegurarnos una orientación exitosa desde el primer paso en el interior del parque. Podéis observar también que la entrada que pagué es de 28€, un precio más que razonable y compensado para un parque que ofrece 34 rides y 6 credits (y además 6 credits la mar de variados, como pronto veréis):


Con el ticket en la mano y preparando la mochila para la jornada de expedición, el parque empieza a mostrarnos ya los primeros edificios de tiendas y restauración, como es el caso de este Sucre d'Orge, un suculento puesto de golosinas, chocolate y dulces que con un potente aroma dulzón hace casi inevitable pasar por delante sin parar a comprar algo:


O el Niglogrill, un restaurante self-service en el que podremos degustar parrilladas y carnes a la brasa de la propia región tomando el fresco en sus amplias y bonitas terrazas cubiertas:


Un inicio de parque muy a la europea, rodeados de bosques, con un caminito ni muy ancho ni muy estrecho y la sensación de que queda por delante una visita de las que se hacen memorables con el paso del tiempo. ¿Será así?

Empieza el baile de rides

Sin más dilación y tras dejar atrás el Niglogrill, la primera ride con la que nos encontramos es una ride de transporte o paseo y se trata del tradicional trenecito a gasóleo, aquí llamado Le Train (¡aplauso!) y que ofrece una estación de madera justo frente al amplio y frondoso bosque que se extiende en su parte trasera:


Este trenecito nos ofrecerá un ameno paseo por el interior de ese mismo bosque, serpenteando en muchas ocasiones los viales de visitantes y algunas de las rides más importantes, ofreciendo un recorrido que muchos fotógrafos de parques agradecerán, dadas las bellas vistas que nos ofrecerán sus diminutos vagones:


Aunque el parque es un híbrido en cuanto a atracciones/theming, sí que ofrece 4 áreas diferenciadas llamadas Village Suisse, Village Merveilleux, Village Canadien y Village Rock'n Roll. La primera con la que nos encontraremos y por donde hoy va a transcurrir nuestra ruta es la Village Canadien, explorando una temática a medio camino entre los preciosos bosques canadienses, la cultura del agua y los ríos mezclada con la naturaleza y una esencia reconocible del theming típico de far west, indios y vaqueros. Un área que me recordó, por intenciones, a la genial Frontier Trail de Cedar Point, ofreciendo aspectos ya vistos sobre la temática del oeste, pero con pinceladas originales y algo más frescas en contenido:


Quizás el área está concebida como una evolución, un viaje desde las regiones más estadounidenses hasta las zonas más montañosas y alejadas del Canadá francés. Por lo tanto nada más entrar veremos elementos de theming como esta genial y realista carreta tirada por dos caballos (y donde nos podremos realizar las típicas fotografías de álbum de parques):


La primera ride que nos ofrece este área es La Chevauchée Fantastique, un recorrido a bordo de caballos motorizados que transcurre por un par de centenares de metros de raíles que se adentran y serpentean por el interior del bosque que bordea la zona, combinando el paseo con elementos temáticos propios del lugar como estatuas de vaqueros, tipís, caballos y demás:


Caminando una veintena de metros más daremos con otro clásico de los parques que en esta ocasión choca bastante por temática y por localización. Aquí en Nigloland recibe el nombre de Le Galion Pirate y presenta este interesante aspecto:


Sin embargo lo más destacado de esta nave balanceante no es el barco en sí, sino el entorno en el que se encuentra, que se ve todavía más potenciado si pasamos a visitarla por la parte posterior, donde nos daremos cuenta de que la base del barco se sitúa justo encima de un pequeño estanque y le confiere a la ride un aspecto bucólico y francamente precioso:


Habré encontrado a lo largo de mi experiencia parqueril quizás 30 o 40 barcos de este tipo, con diferentes fabricantes y medidas, pero os puedo asegurar sin miedo alguno que este Galion Pirate es uno de los más bien integrados y bellos que he visto hasta hoy.

Rodeados de puro bosque

Paseando por senderos de adoquines y losas de pizarra y siempre rodeados de gigantescos abetos, hayas y bosque de interior, nos encontraremos con un elemento que le otorga mucha más presencia a la parte canadiense del área en sí y que nos indica que hemos dejado atrás claramente la estética estadounidense. Un edificio construido plenamente en madera, con unas terrazas también finalizadas en madera, unas vistas a los riachuelos que rodean el lugar muy bellas y bajo el nombre de La Crêperie Canadienne. ¿Qué mejor lugar que este, haciendo una pausa en el camino, para poder degustar unas geniales crêpes de jamón, huevo y queso emmental?:


Tanto si hemos parado a llenar el buche como si no, el paseo por esta zona del parque es del todo agradable, trayéndome recuerdos de parques como Europa Park, Holiday Park o incluso Alton Towers. La verdad es que se agradece mucho que haya parques de atracciones o temáticos cuya historia y edad permita que hayan crecido en su interior bosques como este:


Y en medio de tan gran admiración por el lugar, empezamos a oír sonido de agua brava. Empezamos a intuir que quizás tras todos los verdes arbustos y arboledas el río se transforme en rápidos y cascadas y es en ese momento cuando aparece el cartel que nos lo aclara todo ya que nos encontramos frente a Riviere Canadienne, o lo que es lo mismo, el flume de Nigloland:


Un flume más bien tranquilito y poco relevante en cuanto a layout, pero que ofrece un paseo entretenido con algunos puntos de theming y sobretodo un juego constante de cruces y encuentros con las vías de Le Train de la Mine, la powered coaster de Mack Rides colindante al flume y que nos encargaremos de analizar tranquilamente en la siguiente parte de este particular viaje.

Por lo pronto lo que sí puedo asegurar es que sacar una buena fotografía de este Riviere Canadienne es una tarea ardua y difícil ya que los caminos que rodean el final splash de este flume están rodeados de altos árboles o espesos arbustos que dificultarán o estropearán los mejores enfoques así que, a falta de poder evitar las molestas ramas, tratemos de sacar un punto de vista artístico de todo esto:


Probado y riddeado ya este pintoresco flume, es momento de descansar un poco y para ello el parque nos facilita una plaza rodeada de carretas, mesas de picnic y una fuentecita y donde podremos, si azuza el hambre, degustar un delicioso Poêlée du Búcheron avec frites (o lo que es lo mismo, estofado del leñador con patatas) adquirido en el Canada Bar, un local de restauración situado en los alrededores de esta plaza:


Para amenizar nuestra ingesta podemos encontrar, en una de las carretas, un show de animales animatronics que se encargarán de mostrarnos un simpático repertorio de música country:


Durante nuestra visita (y como podréis comprobar en algunas fotos como esta de aquí arriba) nos llovió en repetidas ocasiones, chaparrones de verano de los que duran apenas 15 minutos pero que en ese instante cae el diluvio universal, así que los animatronics del llamado Niglo Show estaban tapados y fuera de servicio.

*****

Y con esta primera y cortita entrada empezamos el recorrido por uno de los parques que más me fascinaron durante los viajes de 2014 y de cuya visita tengo muy gratos recuerdos.

En esta ocasión he decidido distribuir el análisis no en 3 grandes y largas entradas (como suele ser habitual) sino en 5 entradas diarias pero algo más ligeras de contenido, para que sean más amenas y rápidas y no se hagan, quizás, tan pesadas.

Así pues en la siguiente entrada (que espero colgar lo antes posible) acabaremos de ver los magníficos paisajes alpinos que nos mostrará la bonita Village Canadienne y empezaremos a explorar parte de las rides y recodos que ofrece la Village Merveilleux.

Y a vosotr@s, ¿qué os parece de momento Nigloland?

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