miércoles, 7 de mayo de 2014

Bitácoras desde Alemania (día 6)


Sexto y último día de estancia por tierras extranjeras, un día terriblemente ocupado, con un montón de puntos por cumplir y con un ajetreo que nos llevó de cabeza durante toda la jornada, pero que al final salió a la perfección y cargado de buenas anécdotas.

Último desayuno en la Pensión Yvone Sigg antes de tomar el coche y abandonar, no sin una tonelada de pena, la idílica y mítica población de Rust. Por el retrovisor el lift de Silver Star parecía despedirse de nosotros, pero la filosofía perfecta es pensar que no nos soltaba un "adiós", sino un "hasta pronto".

La primera prueba del día era llegar a Didi'Land, un diminuto parque de estilo minimalista/rural situado en la campiña francesa, a escasos 90 kilómetros de Rust y a medio camino entre el inicio del viaje y Frankfurt (que era nuestro destino final este mismo día). Tras un buen tramo de carreteras y autopistas (y la regulación de velocidad típica francesa) llegamos al parking de lo que parecía ser el parque. Como mucho una quincena de coches, así que parece ser que la muchedumbre de Europa Park no iba a ser el público de Didi'Land. Bien:
Didi'Land no es más que un parque justificación, un parque de paso, de corto recorrido (como mucho en un par de horas lo tendréis visto y revisado, habiendo podido riddear una generosa cantidad de rides y coasters) y bueno, engrosará vuestra lista de parques de atracciones pero para qué nos vamos a engañar, no aportará demasiado a vuestras experiencias más allá de alguna bizarrada ligera:
Efectivamente, 19€ cuesta la entrada. Otro exponente más de lo increíblemente caros y sobrevalorados que están todos los parques franceses (sin excepción). Un mal producido por la inflación de precios que ha ido sometiendo Disneyland Park París desde los años 90, algo parecido a lo que ocurre en España con PortAventura.

Dicho esto, Didi'Land resultó ser un catálogo, una ristra de rides de distinta tipología (quizás con un orden ascendente en cuanto a intensidad) pero con un ambiente evidentemente familiar, muchas kiddies y flats de baja intensidad y alguna rareza digna de los jóvenes del lugar. Una de las primeras rides que probamos fue este Bateau Pirate, cuyo impulso lo realizaba una rueda de tracción típica, pero cuyo frenado se realizaba durante un par de largos minutos a través de la fricción del propio balanceo suspendido, es decir, nada lo frenaba hasta que activaban la rueda en modo freno. Se hace rarísimo estar balanceándose en un barco de estos y no oír absolutamente nada más que el aire...:
El parque, pese a estar diseñado de manera torpe, improvisada e irregular, muestra cierto interés en cubrir varios tipos y rangos de clientela, como por ejemplo en forma de rides acuáticas (dos en la actualidad más unas barcas de paseo que protagonizaron un pequeño estanque en uno de los extremos y que ahora yacían en un descampado aparcadas). Una de las dos rides acuáticas es el flume, terriblemente sencillo y consistente en un pequeño recorrido sinuoso con un splash (tematizado) final:
Pero no os dejéis llevar por la posible precariedad de lo que aparezca en estas fotografías, el parque cumple temporada a temporada con sus clientes y suele añadir una o dos rides nuevas cada año (pese a que quizás no sean grandes inversiones millonarias, por lo menos las hay). En este 2014, por ejemplo, el añadido era una spin ride kiddie y (mucho cuidado) una cyclon coaster facturada por SBF Visa Group.

Empresa polémica, italiana of course, puede ofrecer productos de calidad ajustada pero más que aceptables como puede ofrecer una especie de reverso tenebroso y noquear sin piedad tu cuerpo en sus rides/coasters. En este caso no hubo suerte y la novedad Cyclon Coaster de 2014 es una caja de dolor, brusquedad, frenos mortales y unos trenes capaces de hacer rollback incluso con gente en su interior (a razón de qué, sino, tienen 8 ruedas por tren...):
Pero no es este el único credit del parque francés, que tiene otros dos más. Sin duda alguna el "must go" del viaje (o más bien del paseo/visita fugaz) era esta Drakkar, una coaster de Soquet (constructora patria y estandarte coasteril de la francia de los 90) que pese a no ofrecer una larga lista de emociones y perfección, cumple totalmente el papel de ser la major del parque (además de estar en el punto más alejado con respecto a la entrada del recinto):
Layout bastante confuso y mayoritariamente terrain, surcando por varias hélices y con un par de twisties que no llegan jamás ni siquiera a parecerlo, el recorrido carece en absoluto de coherencia entre transiciones, debido principalmente al hecho de que todas las Soquet se construían en el mismo lugar donde se debían situar, sin llevar piezas de fábrica. Algún día os hablaré de este caro y artesanal método:
Vista la major del parque era momento de probar algunas rarezas (o más que rarezas, elementos que le alegran a uno un poco la visita a un parque). En este caso dimos con una disk'o coaster de Zamperla de dimensiones algo más reducidas de lo normal, pero con una capacidad de generar airtime y velocidad que bien podrían hacerla competir con sus hermanas mayores:
Como os he dicho antes Didi'Land ofrece actualmente dos rides acuáticas y la segunda es quizás la más espectacular y vistosa de todo el parque. Visible desde cualquier punto, se trata de unos rápidos fabricados por (adivinen) SBF Visa Group y que bien podrían ser protagonistas de cualquier feria, con la única diferencia de que aquí son fijos:
Mucho cuidado con esta ride porque tanto Fon como yo fuimos confiados y descubrimos que tiene un punto en el que se puede uno llevar el remojón del siglo. Tras un mini-drop cercano al final la barca hace una especie de hundimiento controlado que puede afectar seriamente la sequedad de uno mismo. Aquí tenéis el momento concreto de dicho leñazo acuático:
Y aunque no se si algún día haré o no análisis de este micro-parque, vale la pena indicar que no hablaré de ellas pero había por lo menos 12-15 rides (flats, simuladores, paseo, do-it-yourself) que bien pueden endulzar un día en compañía de la familia o los amigos. Es decir, el parque no es solo lo que os muestro hoy con esta entrada, sino que tiene mucho más (solo que yo me dedico a mostraros lo más destacado, como en cualquier otra bitácora).

Como he indicado antes, el parque tenía 3 credits y uno de ellos era un miembro inevitable en cualquier parque de atracciones francés o italiano. No puede faltar y en esta ocasión Didi'Land no era la excepción, hablo de Pomme, la big apple limpita y genialmente conservada que el parque ofrecía para todo aquél que la quisiera probar:
Habiendo entrado al parque alrededor de las 10:00 de la mañana y siendo ya las 12:30, decidimos enfilar el trayecto que nos faltaba hasta llegar al aeropuerto de Frankfurt, donde empezó nuestro periplo alemán y donde debíamos dejar nuestro coche.

Un par de pérdidas gracias al Sr. Google, un rodeo al aeropuerto entero (que tampoco va mal si os gustan los aviones y todo lo que se cuece en los hangares de una ciudad aeropuertuaria como esta) y una devolución del coche correcta después, nos encontrábamos esperando un vuelo a media tarde con dirección a la vuelta, a Madrid, donde llegamos a última hora del día, ya bien caída la noche:
Vuelta a la vida real, vuelta a la normalidad y cascada de anécdotas por parte de Fon a sus familiares, que amablemente vinieron a recogernos al aeropuerto a nuestra cansada llegada.

Al día siguiente a esta última jornada de viaje a Fon le esperaban agotadoras horas de trabajo dominical, aunque a mi me quedaba por realizar una última visita antes de llegar a mi querida Barcelona por la noche: Parque de Atracciones de Madrid.

Pero eso será producto de una última bitácora extra...

1 comentario:

  1. AFAPAM: Se me han puesto los dientes largos esperando la extra entrada del PAM.
    A ver si te decides algún día y nos haces una gran entrada del Parque y sus coaster.
    Un abrazo

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