domingo, 23 de noviembre de 2014

El gran viaje - Día 4

Ya estoy aquí de nuevo para ofreceros una nueva página más en esta entretenida bitácora a lo largo de los parques temáticos y de atracciones de la costa oeste, concretamente los situados en la zona urbana de Los Angeles.

Antes de nada, y para paliar el hecho de que en la bitácora anterior no hubiese un vídeo explicativo, aquí os presento el tercer episodio, en el cual os ofrezco imágenes del parque del que hablaré hoy, el Disneyland de Anaheim, el primero de todos:


Si me seguís a través de las redes sociales sabréis que este Disneyland en concreto consiguió, por fin, robarme el corazón. Ya lo dije (y lo reitero) que posiblemente sea, para mi, el segundo mejor parque temático del mundo de entre todos los que he visitado hasta ahora... y en según qué aspectos llega a ser el primero. No quizás por el nivel de innovación (tened en cuenta que se aproxima a los 60 años de vida), sino por el hecho que teniendo esa larga edad se conserve igual o mejor que uno de nueva generación y ofrezca un nivel de servicio superior a prácticamente todos.


Pero empecemos por el principio. La Main Street de este Disneyland no difiere demasiado a la de Orlando o París (de hecho, ambas beben directamente de esta), solo que con la diferencia de que el juego de escalas y estrategias visuales no está planteado, por lo que los edificios son bastante más pequeños y menos impresionantes que en los otros Disneyland. Las avenidas y gran parte del parque lucía ya la típica decoración navideña:

Cuando recorremos toda esta Main Street (y si los carros tirados por caballos, coches y tranvías nos lo permiten) llegaremos a la main plaza, donde encontramos el original, el auténtico, el primer castillo Disney. En esta ocasión es el de la bella durmiente, acompañado cómo no de la clásica estatua de Walt Disney con Mickey:
Lo que más me llamó la atención sin duda es aquello que todo el mundo explica: el tamaño. El castillo es, en comparación al resto de castillos Disney, diminuto. De hecho apenas llega a la mitad de altura, por lo que la sensación de grandeza se pierde por completo. Pero aún así presenta formas y decoraciones más clásicas y, al ser más pequeño, la jardinería y estructura de alrededor es más envolvente y presencial.

Hablando ya de las áreas, Tomorrowland me pareció igual de insustancial que en Orlando. Un área muy futurista, muy limpia, muy sobria en las formas, pero que no acaba de despertar del todo el alma del auténtico aventurero.

Aún así, sí encontré elementos que me llamaron la atención, como Space Mountain (que supera con creces a la de Orlando y se convierte en una divertidísima coaster indoor, con poca iluminación y elementos de theming, eso sí) o la singular Finding Nemo Submarine Voyage, una ride en la que te adentras, mediante un submarino, en parajes totalmente marinos... ¡bajo el agua!:

A muy pocos metros, perfilando el área de Fantasyland, encontramos la imponente figura de la mítica Matterhorn Bobsleds, una de las coasters más carismáticas de Disney y de la cual pude hacer un vídeo on-ride, como habréis podido ver en el episodio que os he colgado arriba.

Me encantó la idea de adentrarte una y otra vez por túneles a cada cual más largo y raro, con iluminaciones preciosas, brillantes minerales, cuevas frías o incluso algún que otro "chapuzón":

Ya en Mickey's Toontown, pasé para riddear Roger Rabbit's Car Toon Spin, una dark ride muy bien llevada, con una cantidad de efectos visuales y sonoros apabullante y, de paso, completar el credit de Go Coaster, una junior coaster de Vekoma que tiene como añadido una hélice más y que ofrece un nivel de theming superior al de cualquier kiddie que haya visto hasta ahora. De hecho incluso el lift ofrece unos brazos robóticos que mueven los engranajes del propio lift:

De regreso a Fantasyland hay un rincón que consiguió estremecerme por completo dada la gran belleza del mismo. No es ninguna ride ni coaster espectacular, es una especie de pequeña villa de inspiración alemana y en la cual encontramos algunos cuentos clásicos como la recientemente animada Rapunzel. El ambiente, la música y el theming de este rincón es superior por completo, una muestra bastante fiel de lo que son capaces los imagineers Disney:

Pasando cerca de Adventureland entré en Pirates of the Caribbean y ya puedo decir sin temor alguno que la mejor Pirates de todos los Disneyland está aquí. Sin lugar a dudas, ¡menuda dark-ride! Un montón de salas, una ambientación terriblemente buena, lluvia, sol, tenebrosidad, niebla y algo que hasta ahora ninguna dark ride de este tipo había conseguido: que el techo NO se vea. Tienen un sistema de proyección de nubes y vapor, que hace que lo que veas sea un cielo oscuro con nubes grises moviéndose por él, pero ni cables, ni chapas, ni focos ni nada, la iluminación está integrada en los distintos dioramas por los que transcurre la barca. Magistral:

Nos adentramos ahora de lleno en Frontierland para explorar las olvidadas minas del far west y encontrarnos con sorpresas... ehrr... fósiles. Desconozco cómo sería la anterior versión (ya que esta coaster fue restaurada durante el año pasado y mucho de su theming ha sido añadido o renovado), pero quedé totalmente encantado con la sensación de viaje que te da. El lift con las proyecciones y efectos de dinamita es demencial, brutal. Por lo demás, tanto en layout como en interacción con el entorno, similar a la de Orlando en muchos aspectos:

Cambiamos totalmente de aires para entrar en un área que permanece sin exportar al resto de parques de la franquicia. Me refiero a New Orleans Square, un área de tranquilidad, restauración y callejuelas que se cruzan entre sí a través de amplias fachadas de madera y forja, con alguna que otra tienda de souvenirs y material artesano en su interior. Realmente un área MUY bonita, muy relajante y que será la delicia de todo aquel o aquella que guste de la música dixieland, el ambiente bohemio y la refinada gastronomía de la época:
Sin ir muy lejos, en esa misma área temática pero apartada por completo, nos encontramos con la Haunted Mansion, la genuina, la primera. Con un aspecto mucho más sureño y una columnata de acceso, el problema que tuve aquí es que, cuando acaba Halloween y empieza la época de Navidad Disney se ocupa de tirar de la licencia de Pesadilla antes de Navidad y redecora por completo la ride.

Estoy seguro que sin toda la prostitución de elementos visuales de Jack Skeleton y compañía la ride alcanzaría cotas superiores de calidad, pero lamentablemente a mi no me cuelan este invento y todo el juego visual con luces negras y animatronics baratos no hizo más que empeorar mi impresión a cada sala que pasaba. Una auténtica pena:

Y ahora llegamos al límite del parque, el área de Critter Country (que en Orlando corresponde a Frontierland), un área donde encontraremos básicamente dos rides: por una parte la dark ride de Winnie de Pooh (bastante sencillita pero con un mecanismo de movimiento de coches algo singular) y la mítica Splash Mountain, clónica casi por completo de su hermana de Orlando.

Me pareció quizás que en esta ocasión el layout está algo más reducido que en la versión de Florida, pero tampoco me atrevería a asegurarlo al 100%. Aún así las salas con animatronics sí que son exactamente las mismas, así como la vertiginosa caída final que consigue alimentar el efecto de que te vas a mojar por todas partes pero llegas finalmente a la estación de carga sorprendentemente seco:

Dejé para el final de la jornada una exploración a fondo de Adventureland, tanto de Tarzan's Treehouse, como de Jungle Cruise (retematizada también con la dichosa decoración navideña, pero en esta ocasión con cierta excusa bastante aceptable) como de la superior Indiana Jones Adventure que me dejó completamente boquiabierto no por la ride en sí (que también), sino por las colas, que creo que hasta día de hoy han sido las más brutales que he recorrido jamás. Podías pasar de caminar por el interior de una cueva de roca repleta de chirriantes murciélagos:

A enormes cúpulas de templos abandonados y descubiertos por misteriosas expediciones de arqueología:

En definitiva, una ride totalmente redonda, con infinidad de niveles y espacios y con una capacidad de inmersión totalmente perfecta. Indiana Jones Adventure me pareció, junto con Pirates of the Caribbean, una de las mejores majors que he probado hasta el momento, capaz de ensombrecer a absolutamente toda coaster de decenas de metros que se le ponga por delante.

Oscurecía ya en el caluroso Disneyland, así que me dispuse a volver al hotel no sin antes pasar por delante del diminuto castillo y sacarle la fotografía de rigor, con centenares de miles de bombillitas LED que resaltaban sus picudas torres:

Lo cierto es que, visto así, quizás os parezca un parque Disney más y creedme, cuando os haga el análisis al completo intentaré que no sea así, que descubráis los detalles que lo hacen totalmente único.

Lo único negativo que puedo encontrarle a este Disneyland es el attendance. Es abrumador por completo ver como sea el día que sea del año o de la semana, el parque se abarrota hasta los topes. No me atreveré a apostar con cifras, solo diré que había tramos en los que caminar por las calles se hacía algo complicado (y lo veréis en algunas fotografías). Aún así la operativa excelente de las rides hace que las colas en ningún momento superen los 15-20 minutos, aunque sí es un parque totalmente recomendable para iniciarse en el juego del Fast Pass, como hice yo sacando no menos de media docena en todo el día.

Como ya sabéis, día a día de este viaje estoy intentando seguir una alimentación más bien sana, dejando de lado el prototipo de alimento rápido que se suele servir en mayoría aquí en EEUU. No quiere decir que si hacéis un viaje a uno o dos parques sea lo que haya que hacer, al contrario, va bien disfrutar de la gastronomía variada. Pero en mi caso es simplemente un experimento, un reto personal.

Bien, dicho esto empecemos por el primer aperitivo del día que corresponde a un almuerzo ligero en Tomorrowland a base de una bandeja de mango aderezado con gotitas de lima (explosiva mezcla) y una botella de agua:
A mediodía y para la comida fuerte del día tuve que recurrir al frito y pedí una especie de patatas fritas chip caseras (algo más gruesas y sabrosas que las de bolsa) cubiertas de una fina crema, trocitos de bacon y cebollino, acompañada la bandeja también de otra botella de agua (que si os fijáis, siempre compro la misma marca porque aquí hay como decenas de marcas y tipos):

Ese día llegué muy agotado al hotel y apenas tuve tiempo de preparar la entrada que os escribiría para el blog, así que decidí prescindir de la cena y descansar directamente, esperando al próximo día.

Y atención amantes de las emociones fuertes, porque el siguiente parque que pisaremos deja atrás las ideas del theming y la fantasía y entra de lleno a por la intensidad de las coasters vertiginosas. ¡El siguiente parque es Knott's Berry Farm!

2 comentarios:

  1. AFAPAM: Que ganas de leer todas tus minuciosas entradas sobre este viaje.

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  2. Ese castillo dices que es el de la bella durmiente. Igual me equivoco, pero ¿no es el de blancanieves?

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