sábado, 20 de diciembre de 2014

Expedition Everest (Animal Kingdom)

Lo hemos visto todo ya acerca de Animal Kingdom. Nos hemos escurrido a través de la exuberante vegetación de su acceso mediante el área de Oasis, pudimos llegar al corazón del parque a través de la visual Discovery Island, vimos los más y los menos que nos podía otorgar la jurásica Dinoland U.S.A., asistimos a un auténtico trabajo de integración entre vegetación y theming a través de Africa y nos quedamos maravillad@s con la atención y mimo por el detalle en la exótica Asia.

Y es ahí a donde hoy regresaremos para descubrir una última porción, un añadido que el parque realizó años atrás, cuando el attendance del mismo estaba ya rodado y cuando Disney quiso rizar el rizo y convertir un simple proyecto de coaster en algo elevado a la categoría de artesanía pura.

Por lo tanto hoy, en Bloggercoaster, vamos por fin a visitar de manera intensiva una de las auténticas masterpiece de Disney, posiblemente si no la mejor una de las mejores coasters en cuanto a theming a nivel mundial y la que, todavía hoy, es la coaster más cara de la historia. Cargad los petates y llenad las cantimploras porque hoy emprendemos la auténtica Expedition Everest.


La montaña de la oportunidad

Disney tiene una larga y dilatada tradición a la hora de construir montañas, se sabe de sobras que Walt Disney era un apasionado del excursionismo, el montañismo y el senderismo y en muchas ocasiones la naturaleza que encontraba en sus paseos y viajes se veía reflejada finalmente en sus producciones cinematográficas. Tanto fue así que una vez inició el negocio de su primer parque temático en Anaheim decidió que el propio parque contendría por lo menos una montaña artificial. Y así fue como el parque se inauguró con Matterhorn Bobsleds:


Décadas después, con el precursor de la idea fallecido y glorificado al nivel casi de Dios, la compañía Disney se había encargado de plantar diversos parques con el sello característico de la productora a lo largo y ancho de los continentes, por lo que llegó el turno de añadir una porción de ocio más al macro-complejo construido en la calurosa Florida, a pocos kilómetros de la turística Orlando y de los parques hermanos Magic Kingdom, Epcot y Disney Hollywood Studios.


El cuarto parque, Animal Kingdom, se inauguró en 1998 con bombo y platillo y durante su primer año el attendance consiguió la maravillosa cifra de casi 8 millones de visitantes, incrementada en 1999 hasta los 8,6 millones por ser ya una temporada completa abierta durante todo el año. El problema es que el attendance del parque descendió drásticamente con el paso de los años, debido en parte a un desgaste natural a la hora de ofrecer novedades a sus visitantes, tocando fondo en 2003 con un disminuido flujo de 7,3 millones de visitantes, datos que alarmaron a la directiva que decidió poner drástico remedio a la pérdida potencial de un 15% de visitantes en apenas 5 años.

La solución costó 6 años de esfuerzo, diseño y unión de centenares de imagineers que, en el proyecto de más envergadura recordado hasta el momento, anunciaron en abril de 2003 la inauguración en 2006 de el que sin duda ha sido el trabajo más ambicioso del parque hasta el momento: Expedition Everest.


Una montaña artificial que conduciría a los atrevidos visitantes a través de un inolvidable viaje desde las puertas de una agencia de viajes especializada en la mítica montaña del Himalaya hasta la misma cima del monte, tratando de esquivar en todo momento las amenazas presentes en el lugar tales como el difícil clima montañoso o la más temida de todas: el mismísimo Yeti, protector de la montaña.


La inversión del proyecto ascendió finalmente a más de 100 millones de dólares, entrando directamente por la puerta grande en el proyecto de coaster más caro de la historia (y manteniéndose todavía a día de hoy muy lejos de sus competidoras, en este sentido). Hay que pensar que no solo estamos hablando de un proyecto de coaster al uso, como se utiliza en la mayoría de parques. De hecho tampoco estamos hablando de una inversión temática sustancial en donde el theming pasa a ocupar un alto porcentaje de entre un 10 o un 15% del presupuesto final. En Disney estamos hablando de cantidades cercanas al 50% en inversion de tematización y 50% en inversión de la ride en sí, cifras que probablemente se alcanzaron o incluso rebasaron con la construcción solo de la montaña.


El reto de los imagineers durante la construcción de Expedition Everest supuso la gestación de una criatura durante 6 años de los cuales solo 1 consistió en pre-producción y documentación a base de numerosos viajes a zonas remotas del Himalaya para, a la vuelta, poder volcar absolutamente todos los conocimientos en objetos, salas, interiorismo o idea general a fin de poder recrear el aspecto de una villa de montaña real, sus salas, su interiorismo, su estilismo, etc. y aplicarlo, como es lógico, al uso que se le daría posteriomente en un parque.


Un ejemplo práctico de hasta dónde puede llegar la minuciosidad de el proyecto son los banderines que decoran gran parte de las calles del área así como zonas del interior de las colas. Hubo una auténtica batalla a la hora de defender la consistencia y tonalidad de las telas que servirían para los banderines, allá donde los altos directivos creativos de Disney defendían la perfección y limpieza de los banderines, los imagineers que trabajaban en el departamento de theming defendían el hecho de que parecieran desgastadas, rotas o con colores quemados por el sol y las inclemencias meteorológicas. El resultado final fue crear un tratamiento especial para la tela de los banderines para otorgarles el aspecto gastado pero que a la vez sirva para que Disney pueda cambiar o limpiar los banderines un mínimo de dos veces cada temporada. Por lo tanto son banderines limpios pero a la vista parece que lleven décadas colgados.


Es un simple y casi ridículo ejemplo de hasta qué punto llega la pasión por el detalle en una coaster como esta. Más adelante ya os explicaré ejemplos de este tipo, pero realmente si uno se pone a investigar salen anécdotas y detalles a decenas.

Finalmente, 6 años después de iniciar el proyecto, 3 años después de anunciarlo, con decenas de pruebas con grupos reducidos de público, numerosos soft-opennings y demás parafernalia de marketing, Disney's Animal Kingdom abría para sus clientes el 7 de abril de 2006 Expedition Everest, la montaña artificial más grande de la historia con 61 metros de altura (y lo sigue siendo) con más de 5000 toneladas de acero estructural y 10000 de cemento interior y temático. Un proyecto gigantesco, obra maestra de la la perspectiva forzada y los trucos visuales, así como del detallismo temático en parques.

Un viaje, una experiencia

Definir el layout de Expedition Everest se antoja como un complicado ejercicio de frialdad y objetividad, ya que tal como los imagineers y directivos de Disney se encargaron de decir desde un primer momento, Disney no pretendía competir en velocidad, giros, inversiones o adrenalina con otros parques que gestionan a la perfección esos datos en el área de Orlando (tales como Islands of Adventure o Busch Gardens Tampa). Animal Kingdom, sin embargo, pretendía jugar y ganar con el concepto de venderte una historia repleta de detalles y en la que poderse sentir protagonista a nivel individual, una tendencia que vemos que se perfecciona año tras año desde hace décadas.

Así pues, para tratar de ser lo más objetivo posible, antes de nada vamos a ver un point-of-view excelentemente realizado por los grandes ThemePark Review, que muestre de manera fiel el recorrido al completo que hacen los numerosos trenes de Expedition Everest:


Iniciamos nuestro particular viaje con la salida ligera de la estación, que rápidamente dejamos atrás virando ligeramente hacia la derecha en el cambio de agujas típico de Vekoma, justo en el punto en el que los vagones pueden girar hacia las cocheras de mantenimiento o hacia el recorrido en sí.


Lento descenso en curva panorámica hacia la derecha y enlace directo con el primer lift, de dimensiones reducidas pero con una particularidad en la cadena que hace que se regule la velocidad conforme el tren encaja en la misma y, por lo tanto, se evita el rebote en forma de latigazo. Carece también tanto este como el segundo lift del típico sistema dentado de anti-rollbacks, por lo que el ruido es mucho menor y la sensación de vibración es totalmente nula (algo similar a lo que se consigue con el sistema de cable de Intamin):


Descenso tras el diminuto lift en una curva descendente a izquierda, muy abierta y con un ligerísimo peralte a izquierda que aumenta la velocidad, jugando con la inclinación de la hélice, hasta en 3 ocasiones antes de llegar al punto de "enganche" de la cadena en el segundo lift. 34 metros de subida en la cual la coaster se encargará de introducirnos el theming hasta el más mínimo detalle (desde las escaleras, las barandillas, pasando por el pequeño túnel intermedio en el cual atravesaremos un templo repleto de amuletos, estatuas y demás santería. Música, sonido, iluminación e incluso olor (ligeramente cítrico) se citan en este punto concreto en el que parece que de repente crucemos un arco mágico que nos transporte a la mismísima montaña:


Al atravesar este templete intermedio veremos de fondo los picos de la montaña olvidada y en el punto máximo nos adentraremos en el interior de un cañón en el que descenderemos lenta y muy suavemente, empalmamos con ligero pero cerrado peralte a la izquierda, entramos en una cueva repleta de roca y hielo, una curva ligera hacia la izquierda de nuevo (sin notar siquiera el paso a través del cambio de raíles, incluso siendo peraltada también) y de repente se nos presenta una de las grandes sorpresas de la coaster, conocida de sobras para el experto en parques pero sin embargo impactante para el desconocedor general. Literalmente, las vías han saltado por los aires y el tren se detiene ante el recorrido sesgado por una aparente fuerza sobrenatural:


Apenas entre 5 y 8 segundos después el tren descenderá, pero en esta ocasión recorriendo el layout en dirección backwards (esto es hacia atrás), adentrándonos de nuevo en la pequeña cueva por la que vinimos, pero sin salir de nuevo al exterior. Poco a poco veremos alejarse las vías, la apertura de la cueva y la luz, encajaremos un ligero peralte que se irá acentuando metro a metro, la velocidad ascenderá y nos iremos desorientando por completo. En este punto lo único que notaremos es una ascenso en la velocidad muy progresivo pero imparable y un peralte pronunciado a la derecha, estaremos rodeando la montaña por el interior.

Como podéis comprobar a través del vídeo, hay un punto en el que todavía se ven pequeños claros que dejan entrever el perfil de las vías, pero llega un punto en que la oscuridad es total, por lo que adivinar el recorrido se antoja imposible.

Transcurridos unos segundos entraremos en una caverna recta en la que el tren frenará y a partir de la mitad de su longitud los vagones se encaran en una especie de lift hacia atrás que frena por completo y deja el tren inclinado hacia adelante. Una proyección en el laterial derecho nos muestra el perfil iluminado del amenazador Yeti encarándose a unas vías, retorciéndolas y partiéndolas por completo, gritando a la vez hacia nosotros. En ese momento el vagón se soltará de su frenado y descenderá rápidamente hacia adelante (volvemos al sentido inicial).

Al fondo veremos una salida iluminada que cada vez tendremos más y más cercana hasta que sin darnos apenas cuenta estaremos saliendo por el big drop de la coaster, una de las visiones más espectaculares que jamás he tenido en mi vida:


Sensación de velocidad constante y cierta altura, recogida de manera muy suave y bien medida en un peralte panorámico hacia la izquierda, ascendemos ligeramente, nos adentramos otra vez en la roca de la montaña y describimos un ligero twistie hacia la derecha, descendemos de nuevo para ver al final de la oscuridad otra salida al otro lado de la montaña con una recepción de nuevo peraltada hacia la izquierda.

Dibujaremos en este punto una hélice gigantesca, tematizada por completo en roca y madera y que irá poco a poco frenando la velocidad del tren de nuevo (que en este punto alcanza su máxima cota). Encararemos de repente una pasarela de madera que nos conduce de nuevo a otra gruta en el interior de la imponente montaña:


Larga recta con un peralte final pronunciado y hacia la derecha, descendemos ligeramente y de repente unas luces empiezan a tintinear rápidamente. En la oscuridad de la sala de repente se describe una colosal figura peluda y resuenan gritos graves y estridentes, tenemos ante nosotros a un enfurecido YETI que apenas se deja ver durante un par de segundos. Describimos tras la visión del yeti un ligerísimo camelback (lo justo para no provocar airtime) y de repente el peralte de la vía vuelve a virar hacia la derecha y volvemos de nuevo a ver el último resplandor correspondiente a la llegada, tras un leve y frenado giro a la izquierda encaramos una recta de MCBR que encajarán directamente con la estación de descarga del tren.

Una vez en la estación de descarga los sorprendidos viajeros podrán salir a su izquierda en dirección directamente hacia la tienda de recuerdos y souvenirs de Expedition Everest mientras que el tren, vacío, es enviado de nuevo hacia la estación de carga, situada apenas tras una ligera curva hacia la derecha.

Algunos datos de interés...

  • Nombre: Expedition Everest
  • Fabricante: Vekoma
  • Parque: Disney's Animal Kingdom
  • Modelo: custom.
  • Longitud: 1348 metros.
  • Altura máxima: 34,1 metros.
  • Velocidad máxima: 80,5 km/h.
  • Máximas G's: 2,5G
  • Presupuesto: 100 millones de dólares (unos 81 millones de euros)
  • Recolocada: no.
  • Año de construcción: 2004-2006
  • Colores: raíles marrón oscuro, footers y soportes tematizados.
  • Attendance: 2800 personas por hora.
  • Inauguración oficial: 7 de abril de 2006

Exquisitez "temático-riddeable"

Tal y como definieron los imagineers y los directivos del parque, Expedition Everest para el visitante así como para el entusiasta de parques resulta más bien todo un viaje, completo viaje, más que una simple coaster la cual poder riddear durante ciclo tras ciclo sin que apenas nos transmita un ápice de sensaciones:


Todo, desde la lejanía de las inmediaciones del proyecto hasta el punto de salida de la tienda, con todo lo que comporta el recorrido, los puntos de vista, la mirada del viajero, la visita desde el exterior, los accesos, los pasillos o las cavidades, absolutamente todo está estudiado al milímetro con un esmero que en ocasiones llega incluso a la ligera saturación ya que tenemos tanto por ver y por observar que apenas nos da tiempo para hacerlo (y es en esos días cuando el bajo attendance que pueda tener el parque nos puede ayudar muchísimo a captar rasgos imposibles de ver si sólo la riddeamos en una ocasión).


Hablando estrictamente de la coaster estamos ante otro de esos credits de Vekoma que no dejan indiferente a absolutamente nadie. Suave, muy fina, muy bien calculada, sin golpes o cambios bruscos, con unas transiciones que rozan lo volátil y con una solidez absolutamente abrumadora, un proyecto que no encuentra más que en los máximos puntos de fuerzas G quizás un ligero desgaste en los raíles y, como consecuencia, un ligerísimo punto de vibración, para nada perceptible para el visitante principiante en este tipo de menesteres.


El layout presenta, eso sí, un par de elementos quizás excesivamente vistos como pueden ser el paseo ovalado que hay entre el primer y segundo lift, el combo que describe el drop + curva peraltada o la casi inacabable hélice gigantesca que encontramos justo antes de ver cara a cara al amenazador Yeti. Pero fuera de esos puntos, el resto del layout rebosa frescura y originalidad, más todavía si tenemos en cuenta la parte en la que el tren frena por completo y nos vamos para atrás, el recorrido indoor totalmente desbocado o el enlace entre este punto y el "soltado" que desemboca en el big drop:


Expedition Everest guarda una cantidad de trucos en su recorrido fruto del estudio previo exhaustivo, un estudio que probablemente barajó un sinfín de layouts secundarios, elementos añadidos que finalmente fueron borrados de la mesa de dibujo y pruebas y ensayos que resultaron en esta joya final. De hecho vale la pena pensar en que el recorrido por completo de Expedition Everest atraviesa a la perfección la maraña de soportes y andamiajes internos que soportan la estructura de la montaña, perfectamente separada del resto de la estructura:


El resultado final es una coaster familiar con varios puntos de intensidad, 3 incursiones en estructuras totalmente indoor (una de ellas llegando a la oscuridad total), un juego de elementos bien llevado y un equilibrado de peraltes y velocidades hilado con la más calma de las maestrías.

No os decepcionará para nada en ningún aspecto (a no ser que busquéis puñados de inversiones y golpes bruscos, pero creo que para ello este no es ni siquiera el parque adecuado).

*****

Y llegados a este punto final os dará la sensación de que me he dejado muchas cosas por explicar, muchos detalles, muchas anécdotas de la construcción o elementos de theming tras los cuales existan historias secundarias escondidas tras la construcción y diseño de la coaster. No os preocupéis, lo se.

Por eso mañana mismo llegará la segunda parte del análisis en la que, mediante un entretenido e instructivo vídeo, iremos descubriendo elementos temáticos imprescindibles así como aspectos del área de Asia en general que, quizás, os puedan sorprender u ofrecer un punto de vista mucho más cercano a la casi enfermiza obsesión de los imagineers de Disney a la hora de otorgar este tipo de rincones de vida propia, algo muy poco conseguido en el resto de parques que no pertenecen a la franquicia.

Así que no descanséis todavía. Esto ha sido llegar al campamento base, mañana tocaréis con vuestras frías manos la cumbre del mismísimo Everest.

1 comentario:

  1. ¿Y además todavía hay una segunda parte?
    I - M - P - R - E - S - I - O - N - A - N - T - E

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