lunes, 5 de enero de 2015

Los Jarrumies de Linnanmäki

Lo se, probablemente el que encabeza esta entrada sea el título más surrealista o extraño que hayáis podido leer en mucho tiempo en el blog. Pero todo tiene su explicación y significado y, mediante la entrada de hoy, os voy a descubrir un mundillo muy pequeño dentro de los parques de atracciones que probablemente desconocíais hasta el momento.

Hemos visto ya en numerosas ocasiones que los parques en general (tanto temáticos, como de atracciones, como acuáticos, como zoológicos) emplean una cantidad de personal bastante sustancial y nada despreciable. Desde ride-ops, personal de seguridad, mantenimiento, limpieza, cuidadores, vendedores, actores y actrices, magos, acróbatas o artesanos. Es difícil encontrar una profesión que no esté cubierta ya, de alguna u otra manera, en la industria del ocio en recintos.

Con esa idea hoy, en Bloggercoaster, os traigo no solo uno de los oficios más ancestrales y apreciados en el mundillo de las coasters (además de ser un oficio condenado a la triste extinción) sino además un oficio que en el finlandés parque de Linnanmäki ha supuesto una tradición marcada, además de la formación de una sociedad alrededor.


La vida alrededor del freno

Ya en alguna ocasión os he hablado aquí en el blog de una profesión rara, cada vez más perdida y que desgraciadamente está condenada a la desaparición como es la del brake-man (hombre-freno). El brake-man es un operario especializado que, en determinadas coasters, acompaña el mismo tren y se encarga de regular la velocidad del mismo al discurrir por el circuito.

En Tivoli Gardens (Dinamarca) se encuentra la coaster con brake-man más antigua del mundo

Aunque parezca arcaico, hay todavía en el mundo algunos modelos de coaster que soportan este tipo de "mecanismo" humano y décadas atrás, en la época en la que los frenos mecánicos o hidráulicos eran todavía teoría de laboratorio, la figura del brake-man estaba bastante extendida por todos los parques del mundo.

De hecho sin ir más lejos, en Monte Igueldo (San Sebastián), Montaña Suiza tiene trenes que son lanzados con un brake-man que regula la velocidad durante el layout y que, de manera sabia y profesional, sabe equilibrar los frenados y velocidades para que el tren llegue siempre a la misma velocidad a la estación. Es realmente casi un trabajo de artesanía efímera.

En España tenemos un ejemplo bastante claro: Montaña Suiza, en Monte Igueldo

Pese a que las coasters con brake-mans cada vez van desapareciendo más del mapa, otro claro y vivo ejemplo es Vuoristorata, en Linnanmäki, una antigua woodie que data de 1951 y donde la figura del brake-man (o en finés "jarrumie") ha traspasado totalmente las barreras de la lógica para convertirse no solo en uno de los trabajos más respetados del parque, sino en toda una institución social y económica.

La tradición de ser Jarrumie

Los Jarrumies son los brake-mans de Linnanmäki, hombres dedicados en cuerpo y alma a la profesión de conducir y conservar el funcionamiento original de los trenes de Vuoristorata y que a lo largo de los años han ido creando la llamada Vuoristoradan Jarrumiehet, la asociación de brake-mans y aficionados a esta preciada joya de las coasters:


Fundada en 2003, la asociación se dedica a divulgar, documentar y recopilar los actos realizados en honor a la existencia de Vuoristorata (cuyo 60º aniversario se celebró en 2011), además de unir las experiencias recopiladas por los propios Jarrumies, cuyo listado podemos ver reflejado en las colas de la propia coaster mediante cuadros conmemorativos:

Nada más acceder a Vuoristorata, veremos las fotografías conmemorativas a los Jarrumies

O podemos consultar a través de la página web de la asociación, donde veremos que han habido hasta el momento 21 brake-mans que se han atrevido a trabajar y regular la velocidad de estos furiosos trenes de woodie. De la misma manera, la asociación, con sede legal, cuenta con su propio presidente, secretario, tesorero, prensa, etc. tal y como consiste cada asociación creada de manera legal y ordinaria.

El más mítico de los Jarrumies, como podemos intuir por las veces que se indica en la web, es Topi, el que inició la tradición allá por 1974 (hasta entonces la figura del brake-man no era venerada o elogiada como en la actualidad) y cuya figura no solo en el parque sino en toda Helsinki ha sido premiada y reconocida en numerosas ocasiones, como podemos ver a través de este vídeo que localicé en Youtube:


En esta joya de vídeo no solo podemos seguir las andanzas del bueno de Topi, todo un experto en el funcionamiento de la coaster, conocedor de cada tramo, cada metro de su layout, sino que podemos ver también como ayuda a los Jarrumies que en la actualidad se ocupan de gestionar los ciclos de la mítica coaster.

Desgranando el mecanismo

Para que os hagáis una ligera idea, el layout y características de Vuoristorata es muy similar, por no decir igual, al de Rutschebanen en Bakken (Dinamarca), la cual ya me encargué de analizar al detalle tiempo atrás a través de esta interesante entrada.

En su día Rutschebanen también contó con el característico elemento técnico del brake-man, solo que el parque consideró años atrás que dicho elemento podía ser sustituido por un sistema seguro de anti-rolbacks además de una revisión completa del layout para permitir que el tren pudiera pasar siempre a la misma velocidad ciclo tras ciclo. Algo con lo que, de rebote, se ahorraban muchísimo dinero en forma de mantenimiento de unos trenes tecnológicamente más adaptados a la actualidad.

El vagón con el brake-man fue suprimido por completo en Rutschebanen años atrás

Sin embargo el encanto de Vuoristorata y del uso de la figura del Jarrumie, reside en el hecho de que cada ciclo es ligeramente diferente respecto a las fuerzas y velocidades. Pese a que hay una constante que se respeta por seguridad, el brake-man puede decidir en todo momento qué velocidad aportar a cada curva, a cada drop, a cada elemento.

Lo bueno de la existencia de la web de la Vuoristoradan Jarrumiehet es que los propios Jarrumies se encargan de aportar datos interesantes y aspectos técnicos que, a simple vista, pasarían desapercibidos para el ojo del visitante estándar.

Veamos antes de nada el recorrido sencillo pero genial de esta Vuoristorata a lo largo de un layout repleto de desniveles de altura y velocidad:


El funcionamiento de los trenes viene dado principalmente por el último vagón, donde a su vez va situado el Jarrumie. Allí encontramos un pequeño asiento de gran altura (para permitir al brake-man que pueda relajar postura en los momentos en los que el tren permanezca estacionado o en carga/descarga), este asiento va equipado por un juego de dos cinturones, uno de seguridad similar al de los coches que hace las veces de cinturón quitamiedos y otro en forma de cinturón de piel grueso en forma de faja que fija la persona al asiento, evitando que salga disparada en los momentos de máximas fuerzas G negativas.

Cuando el tren abandona la estación, el Jarrumie parte equipado y atado al asiento

Frente al abdomen del Jarrumie se encuentra una palanca con una forma que nos puede recordar a una lapbar estrecha y que conecta directamente con la parte baja del vagón. En esa parte baja esta palanca conecta directamente con cables que enlazan a cada vagón y que controlan, en un rango de inclinación, la cantidad de frenado mecánico que se ejerce en el eje trasero de cada vagón:

La palanca negra es la que activa o desactiva los frenos del tren.

La bombona de aire comprimido responde a un añadido posterior en el que se dotó de un punto de seguridad más en caso de que sucediera un temido rollback (ya que en esta coaster puede suponer el cierre de la misma durante una jornada entera). Este aire comprimido activa unos pistones en el último vagón que frenan por completo el vehículo en caso de que transcurra hacia atrás. Los pistones oprimen el interior del vagón con las maderas que sostienen el los raíles, a los lados, por lo que por fricción el tren pasa a frenarse rápidamente.

Así pues tenemos 2 sistemas de frenado distintos, uno controlado directamente por el Jarrumie y su palanca, otro controlado mediante un sensor a través de la bombona de aire comprimido.

La bombona de aire comprimido sirve de freno de emergencia en caso de rollback

Si observáis el vídeo que os he colgado más arriba, veréis el movimiento que realiza el veterano Topi con la palanca de control de frenado. Tirando de la palanca hacia atrás frena progresivamente la velocidad, en cambio apoyando el peso de su cuerpo en la palanca hacia adelante destensa los cables y por lo tanto el tren discurre por las vías totalmente suelto.

Lo magistral del asunto es saber combinar exactamente la inclinación del cuerpo y los brazos para conseguir que el tren siga en todo momento una constante y no vaya ni demasiado lanzado ni demasiado lento, además de cuidar la inclinación de la cintura a lo largo de varios camelbacks situados en la zona intermedia y donde los propios Jarrumies aprovechan para saludar tanto a los viajeros que están a punto de embarcar en la estación como a los visitantes que observan desde fuera de la coaster (todo un detalle de estilo que, efectivamente, vi que hacían en alguna ocasión).

Más allá de una profesión


Como habréis podido observar si os dais un pequeño garbeo por la página web de la Vuoristoradan Jarrumiehet, la cantidad de material recogido por el paso de los años, además del cariño y profundo respeto que toda Helsinki siente por esta profesión, hace de los Jarrumies un auténtico estandarte de lo que es trabajar en parques de atracciones, una profesión que con el paso de los años se ha ido desinflando y desprestigiando, pero que todavía hoy en día hay quien defiende casi al mismo nivel que la artesanía pura.

En ocasiones el brake-man dedica saludos a su paso por estación o por la coaster

La Vuoristoradan Jarrumiehet acepta anualmente donaciones tanto de entidades, empresas como de particulares (aprovechando el tirón de ser una de las rides más respetadas y admiradas de todo Linnanmäki) y con las donaciones no solo potencian la conservación de la coaster durante los años (que por cierto es digna de admirar, logrando que la coaster parezca varias décadas más joven de lo que en realidad es), sino que también se usa para potenciar la investigación y conservación en otras coasters clásicas que pueblan el continente en la actualidad.

Además, en ocasiones especiales, los miembros del colectivo de Jarrumies organizan viajes y visitas a parques de toda Europa para poder aprender de los métodos usados en otros parques y credits (con ejemplos como visitas a Tivoli Gardens, Blackpool Pleasure Beach o Europa Park), además de eventos como reuniones, cenas y ceremonias de aniversarios.

La Vuoristoradan Jarrumiehet viaja por el mundo descubriendo y compartiendo experiencias

Como queda más que claro, la profesión de brake-man en Linnanmäki no es un simple trabajo al que uno pueda presentarse como a cualquier otro trabajo en el resto del parque, un claro ejemplo de ello es el hecho de que el contrato de uno de estos trabajadores se hace extensivo por un mínimo de 3 temporadas seguidas con opción, claro está, a una ampliación futura. Hay que ser pues no solamente un profesional de Vuoristorata, sino además un gran amante del parque y su particular filosofía como empresa.

*****

Particularmente, este es uno de los aspectos que más me fascinan de los parques de atracciones y que, con orgullo y sin miedo a decirlo, de los parques europeos. Es tremendamente difícil encontrar un caso en el que un parque se implique con tanta decisión en la defensa de una profesión tan olvidadiza como menospreciada como es la de brake-man.

En Linnanmäki no solamente han captado el potencial de este tipo de trabajo, sino que alrededor han montado una filosofía de familia, un culto a la tradición e incluso, como hemos podido ver, una asociación totalmente legal y estructurada.

Si en alguna ocasión tenéis la fortuna de poder riddear una de estas coasters (sea con brake-mans, sea con Jarrumies), echad un vistazo a su metodología, a su manera de vivir la profesión, a su manera de afrontar cada ciclo. Tened en cuenta el orgullo y esmero con el que recorren cada curva, cada drop, cada elemento y disfrutadlo, porque esta sí que es una de esas sensaciones que tarde o temprano se van a perder en el olvido.

4 comentarios:

  1. Interesante entrada, y curioso también el hecho de que incluso tengan una asociación propia.

    Lo único que oí hablar fue de los alpine-coaster de Wiegand, pero en este caso es el propio usuario quien lo controla, y no un operario formado y con experiencia en ello.

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    1. Brake-mans hay en todo el mundo, aunque la cantidad va bajando año tras año con las nuevas tecnologías. Riddear una coaster de este tipo es diferente, notas su buen hacer en cada curva, en cada pendiente... es como si todavía perdurase cierta artesanía en algo tan banal como un ciclo de coaster.

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  2. Jivo, la entrada de hoy casi me ha hecho llorar. Te agradezco una barbaridad este tributo a estos héroes de estos colosos de la diversión que casi siempre pasan bastante desapercibidos.

    Sin duda, cuando vaya a Linnanmäki o Tivoli Gardens apreciaré aún más, si cabe, el trabajo artesanal de estos jarrumies. Estaría bien saber incluso cómo se turnan; es decir, cada cuantos ciclos rotan posición, si hay un máximo de ciclos por hora que pueden/deben soportar. Porque no nos equivoquemos; este trabajo tiene que ser físicamente muy agotador. Si montar en una coaster para disfrutar a veces ya es una experiencia dura, resisitir las Gs y el traqueteo del tren durante horas y horas debe de ser una tarea hercúlea.

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    1. Pues sobre los turnos no te sabría decir, lo que sí se es que en la estación había 3 jarrumies los dos días que visité el parque. Además hay un cuarto operador en cabina que controla los sensores y semáforos de la coaster (que en el onride si te fijas aparecen en las curvas) y que son los que indican al Jarrumie si puede seguir o debe frenar. Pero su dosis de 30 o 40 ciclos diarios no creo que se la quites.

      Me alegro de que te haya gustado la entrada ;)

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