sábado, 16 de marzo de 2013

Bye bye Camelot! (parte 3)

Durante estas últimas dos semanas hemos estado viendo y siguiendo la trayectoria de uno de los parques más icónicos de lo que fue la "fiebre" de los parques de atracciones y temáticos en Inglaterra hacia finales de los 70 y principios de los 80: Camelot Theme Park.

En una primera entrada os hablé de su historia, sus características como parque temático y su dudosa trayectoria a lo largo, sobretodo, de esta última década. En una segunda entrada os empecé a comentar y describir cómo sería una hipotética visita a parque abierto para saber localizar cada una de sus rides y coasters.

Hoy, en Bloggercoaster, me animo con una tercera parte a poner el cierre a esta pequeña saga de análisis, donde os explicaré la otra mitad del parque, con 3 de sus 5 credits existentes en sus últimas temporadas y algunos rincones dignos de mención, sin duda:


Merlin's Playland: la hecatombe hecha zona kiddie

Desde luego de las 4 áreas que conformaban el parque temático de Camelot ThemePark, el área de Merlin's Playland pudo ser la más confusa, caótica y desastrosa del parque, un área donde claramente pude reconocer la decadencia hecha compra de rides de segunda mano, baratas y totalmente desplazadas del espíritu temático que debería tener cualquier parque.

El acceso a la zona de Merlin's Playland estaba correctamente marcado con banderines ¿medievales?
Todo ello, sumado a grandes extensiones de terreno o cimientos que antiguamente albergaron grandes rides pero que en el momento en que visité el parque (2011) únicamente daban cabida a zonas de picnic, restaurantes de comida rápida o, simplemente, cemento y más cemento.

Pero no todo es tan catastrofista. Empecemos por el principio, si os parece bien. Merlin's Playland supone el área temática más extensa del parque aunque, por otra parte, la que más tierra libre contiene, con grandes extensiones de praderas verdes, bosques y arboledas. La distribución de las rides es bastante desigual, encontrandonos que conforme nos alejamos, las encontraremos mucho más dispersas.

Limítrofe a la Jousting Arena y al paso de la vía, a unos 5 metros de altura, de Dragon Flyer, encontramos una de las spin-rides más clásicas que poco a poco están dejando paso a las herederas naturales de las mismas. En este caso hablamos de un twister de Huss de 12 góndolas simulando ser globos aerostáticos, como podréis comprobar, la hemos visto miles de veces y es una de las grandes representantes en cuanto a rides familiares se refiere. Su nombre era Falcon's Flight:

Los siempre visualmente agradables globos aerostáticos ¿medievales? de Falcon's Flight
Justo delante de Falcon's Flight se encontraba el que creo que era el restaurante más grande del parque, situado justo en el epicentro de toda la actividad del recinto y con grandes salas repletas de mesas redondas o alargadas, destinadas a los grupos de escolares o familias que visitaban frecuentemente el parque. Llamado Food Court, en él podíamos encontrar generosos menús de comida rápida así como especialidad en el archiconocido fish&chips inglés:

Tanto si queríamos tomar un refrigerio como comer o merendar, Food Court era el lugar ideal para hacerlo
Sin unos precios demasiado elevados y con, como he comentado, una generosa ración de comida, el Food Court cumplía sobradamente la función de ser el lugar de reunión de todo visitante hacia las horas más centrales de la jornada.

Justo al otro lado de Falcon's Flight y ocultas del público general (desconozco exactamente el porqué), encontré una recreación de casitas medievales en cemento, madera y paja. Por el nombre del cartel se denominaban Bluebell Bottom, aunque no he localizado información en el mapa del parque y todo apunta a que fue una zona que conoció mejores tiempos y que, por la evidente degradación del parque, fue cerrada para derivar en una zona peatonal de paseo, sin más. Imagino que años atrás estas casitas habían albergado artesanos o alguna suerte de mercado medieval:

Una lástima dejar que estos edificios, con cierto encanto, se perdieran en el silencio.
Avanzando una veintena de metros es donde se nos aparecía de repente el gran monstruo deforme de este área del parque: la terraza y pabellón de Kiddies Indoor Playland.

En un resumen breve, una extensión de cemento con una decena de rides mecánicas de tamaño ridículamente pequeño que cumplía únicamente con la función de aglutinar a los más pequeños de la família y los desesperados padres alrededor de una valla, observándolos disfrutar de un ciclo. A menudo estas rides estaban controladas por un mismo operados (varios, a lo sumo) y pese a que disfrutaban de una fama evidente, lo cierto es que desvirtuaban las cualidades del parque a cada metro que avanzabas caminando.

Muestra de ello es esta denigrante Human Cannonball (¿?):

Hombres enmascarados, con bigote y enfundados en apretadas mallas... ¿medievales?
Esta curiosísima reproducción de barco pirata en miniatura, brillantemente bautizada Junior Galleon:

Una curiosa ride, de muy pequeño tamaño y más que probable factura italiana.
O una ride que abunda en parques de clase media y baja (o más bien dicho, en parques de atracciones puros y duros) de orígen italiano, consistente en un circuito ovalado cerrado donde circulan trenes en forma de pequeños caballos, en este caso llamada Junior Jousting Horses:

No pueden faltar en cualquier parque de atracciones que se precie... ¿pero en un temático también?
Como ya os he comentado, la poca belleza que ofrecía semejante festín de rides bizarras y destematizadas por completo se encontraba en la parte más alejada del área, donde encontrábamos por ejemplo el único credit de esta zona, el tercero que nombro en todo el análisis hasta ahora, y que también era, cómo no, el más prescindible de todo el parque. Me refiero a Junior Dragon Coaster:

Alejada de absolutamente todo, encontrábamos la solitaria Junior Dragon
Una versión descafeinada y un tanto customizada del clásico dragón powered de feria. Sin duda, si me preguntáis cuál es el credit más prescindible que me haya encontrado en toda mi vida, Junior Dragon Coaster puede ser la respuesta directa que os facilite. Totalmente prescindible, insubstancial y con un ciclo exageradamente estirado (creo recordar hasta 5 interminables vueltas). La única virtud, si la tenía, era el hecho de que te daba un paseo por una zona muy verde y agradable del parque, con geniales vistas directas a la campiña inglesa. Y soy generoso...

Pasado ya el horror de Junior Dragon Coaster, justo delante se encontraba otra de esas rides que, inexplicablemente, te la encuentras en un lugar totalmente desubicado del recinto. Se trata del clásico carrusel, que en este caso era llamado Sir Lancelot's Chargers:

Este parque tenía un buen repertorio de spin-rides... así que ¿porqué no un clásico carrusel?
A modo de apunte, para acabar el paseo por esta zona perdida del parque, en 2011 el parque ofrecía a sus visitantes una "novedad" llamada Birds of Prey y que también suele ser el recurso fácil de cualquier recinto en decadencia para mantener un mínimo de interés en el visitante: usar animales en shows. En este caso aves de presa y nocturnas que, fuera de los horarios de espectáculos, eran exhibidas en un aviario acondicionado para su vida en cautiverio:

Aves exóticas con piernas y que pastan todo el día... ¿o acaso nunca habéis visto una de estas?
Soy bastante contrario a este tipo de espectáculos, más que nada porque creo que estresan de una manera anti-natural la vida de un animal que podría estar volando libremente por el bosque, pero tampoco creo que fuese esta la novedad que le hacía falta al parque para, en toda una temporada, convencer al cliente británico para realizar toda una visita a este valle de Lancashire. No es quizás la manera más lógica de atraer attendance.

Land of the brave: chicha pura y dura

Sin apenas planteárnoslo, nos hemos plantado al final del parque y nos encontramos ante la zona de más reducidas dimensiones pero, curiosamente, la que más curiosidad y expectación despertaba a todos sus visitantes: Land of the brave.

Como su propio nombre indica, se trata de un área donde nos encontraremos con las rides y coasters más agresivas del parque, las estructuras más altas, más rápidas y con más fuerzas G. En resumen, el área perfecta para el público joven que, por otra parte, en Inglaterra está acostumbrado a solicitar áreas como esa en sus parques.

Por orden. Junto a Food Court (el restaurante del que os hablé más arriba) encontramos una enorme carpa de lonas blancas que en su interior albergaba una ¿grata? sorpresa. Los lectores más atentos recordaréis como meses atrás os hablé de la que para mi es la peor dark ride del mundo, llamada Spookslot y situada en el holandés parque de Drievliet Family Park. Pues bien, la dark ride que nos encontramos en el parque británico iguala y compite cara a cara con Spookslot, aunque en este caso se llama Dungeons of Doom:

Preparados y preparadas para adentraros en una escalofriante... ¡light ride!
Atención porque nos encontramos ante una dark ride de características únicas, pero con una escenografía tan pésima que más bien podríamos catalogarla como "light ride". En esencia damos un plácido paseo sin desniveles a través de un serpenteante entramado de pasillos con las paredes decoradas, alto nivel de luces (por lo que no hay oscuridad) y media docena de animatronics sencillos repartidos en las curvas que describe una especie de carro de dos plazas transportado mediante motor eléctrico sobre carril metálico:

Un paseo por un animado pasillo con 4 luces y un par de muñecos. That's it!
Es esencialmente eso que véis. No se juega con el efecto sorpresa, con la oscuridad o con elementos lumínicos o sonoros realmente destacados. La banda sonora de fondo es un entresijo de sonidos crípticos, aullidos y campanas perdidas en la lejanía.

Recuperados del inexistente pavor provocado por Dungeons of Doom, es hora de otorgarle un movimiento al cuerpo a través del cuarto credit que nos encontramos en nuestra particular ruta. Su nombre es Whirlwind y es una spinning de Maurer Söhne con una historia particular a sus espaldas:

Pese al pésimo estado de conservación Whirlwind lucía muy bien en el skyline del parque británico.
Este modelo de spinning corresponde exactamente a la denominación Xtended SC 2000 y siempre ha sido un modelo enfocado a su explotación en ferias y parques itinerantes, por lo que el montado y desmontado de las mismas siempre ha sido, aparentemente, fácil de realizar.

En España mismo tuvimos durante años un modelo de esta coaster paseándose por las más importantes ferias bajo el nombre de Cyber Space (gestionado por la família Fraguas) que luego pasaría a venderse a Seabreeze (EEUU), para pasar a ser fijo.

De la misma manera ocurrió con Whirlwind, cuya concepción inicial fue la de ser la spinning de las ferias alemanas y que tras 4 años de vida útil (construida en 1999) fue comprada por Camelot ThemePark en un intento de dinamizar la selección de coasters, enfocando la diversión del parque hacia un público más adolescente y hambriento de adrenalina.

Las mismas curvas que una spinning estándar, sólo que con gran nivel de incomodidad y golpes.
El resultado es, cuanto menos, de dudoso éxito. Pese a que sí que pude ver una actividad constante en la carga y descarga de la coaster a lo largo de mi jornada de visita, la poca capacidad de carga de este tipo de trenes, sumada a una pésima gestión por parte de los ride-ops y con el remate de un estado de conservación y mantenimiento más que lamentable (pensada para ser transportada y desmontada por ferias, la carencia de seguridad y cimientos en un emplazamiento fijo desgasta constantemente la propia coaster) hicieron que mi experiencia en Whirlwind fuese de lo más horrorosa.

Incómoda, brusca, con transiciones de elementos forzadas y desgastadas por el paso de trenes constante y, en definitiva, una experiencia muy poco digna para un modelo generalmente bien aceptado como es el de las spinnings de Maurer.

Se dice, se comenta y se rumorea con fidelignas fuentes del propio parque que la próxima ubicación de Whirlwind sería Australia, aunque se desconoce de momento cuál será el parque que obtenga este credit que, dicho sea de paso, necesita una buena dosis de mantenimiento y restauración tras tantos años de castigo y desgaste.

Junto a Whirlwind encontramos una curiosa joya para todos los amantes de las flat rides de calibre y vértigo superior. Su nombre es Excalibur 2 y este su aspecto:

Excalibur 2 se alza imponente ante la atónita mirada de quien lo va a riddear.
El concepto es muy parecido al de un giant-frisbee clásico de Huss (por ejemplo) sólo que en esta ocasión el giro de la enorme góndola con base circular es de 360º, por lo que no se trata de una especie de péndulo balanceante, sino más bien de una especie de martillo que gira (e invierte) a los ocupantes de los asientos.

A su vez dicha góndola gira sobre un eje propio, por lo que la sensación de desorientación, mareo y vértigo es mezclada a partes iguales en un casi mortífero cóktail que fulminaba por completo a todos aquellos atrevidos o atrevidas que desafiaban el movimiento circular de esta flat adrenalítica. Se da el desgraciado hecho de que, años atrás, Excalibur, la que era la primera versión de esta bizarra estructura, se cobró la vida de un joven británico al soltarse la protección que lo sujetaba a la góndola, hecho fatídico que, lejos de sentenciar la vida de la estructura, otorgó a la misma de un poder de atracción sublime (por aquello del morbo humano que jamás entenderé). Al año siguiente de la muerte, el parque revisó y cambió todo el sistema de protección así como el ciclo de la ride (suavizándolo a la mitad de su intensidad) y puso el nombre de Excalibur 2 en cartel, por lo que aquí encajaría más bien aquella expresión de "hacer borrón y cuenta nueva".

Pero la auténtica niña de mis ojos, la coaster que robó mi corazón y de la cual ya os ofrecí un completo análisis en su día, fue sin duda Knightmare, la joya de Schwarzkopf que corona la máxima altura y vistas sobre Camelot ThemePark:

Todo un homenaje a la sencillez del drop, mezclada con la complejidad del layout anudado
Poco más os puedo decir de ella que no haya dicho ya hasta ahora, solo que confirma la regla no escrita de que las Schwarzkopf se conservan de manera espectacular año tras año, ofreciendo ese puntito de intensidad mezclada con suavidad en raíles, sensación de bordear en todo momento el límite de las G's permitidas por ley y velocidad justamente controlada en todo momento, algo que he comprobado más tarde riddeando Jetline, Lisebergbannan, Nessie o Vértigo. Todas y cada una de ellas excelsas dentro de sus propias medidas.

Desgraciadamente Knightmare parece no haber encontrado ningún comprador durante el mercado de invierno (aunque al ser una coaster ya recolocada anteriormente, el desmontado y montado posterior sería algo más fácil que si se trata de una construcción desde un buen principio, por lo que podríamos verla pronto en cualquier parque que pague por ella).

En caso de tener un jardín de este tamaño... ¡llamad ya a Camelot ThemePark!¡Comprádsela!
Su elevado coste de mantenimiento, su requerimiento de una operativa competente para poderla poner en marcha en condiciones y su demanda de un amplio espacio en el que distribuir sus soportes, la convierten quizás en la princesa cisne del baile de novedades en parques. Ningún parque probablemente quiera pagar por ella, pero cualquier parque con ella ganaría en calidad un gran partido.

Knightmare se encontraba en la parte más alejada de la entrada, en cuanto a distribución se refiere, por lo que en este punto el parque llegaba a su fin. Un parque repleto de rides simplonas, pero con un puñado bastante particular de curiosidades y rides de coleccionista que valía la pena tener en cuenta.

Probablemente la mayoría se re-distribuyan a lo largo de los pequeños parques y ferias fijas del país durante este año 2013 o el que viene y algunas, como Whirlwind, pueden encontrar un hogar en países alejados a miles de kilómetros. Pero el hecho es que vayan a parar donde vayan a parar, Camelot ThemePark fue, durante muchos años, el hogar de todas ellas. Un hogar en el que hoy día se ha consumido para siempre la llama de la vida.

*****

Y hasta aquí la tercera y última parte de análisis a Camelot ThemePark, un parque de raíces temáticas pero de evolución claramente diversa, con tendencias claras hacia la denominación de parque de atracciones puro y duro.

Hemos visto a lo largo de estas 3 entradas el catálogo, más o menos completo y castigado por el paso del tiempo y las nuevas generaciones. Un catálogo que trataba de dar las últimas bocanadas de aire en las dos últimas temporadas pero que ha sido en el pasado 2012 donde ha tenido que dar el último y agónico respiro.

El destino del recinto, por lo que se comenta, pertenecería a la industria inmobiliaria, por lo que probablemente el valle verde que en su día acogió uno de los parques más icónicos de Gran Bretaña, acabe siendo pasto de la urbanización y construcción de zonas residenciales para la gente de Lancashire. Un triste final que apena el corazón de cualquier entusiasta de los parques.

3 comentarios:

  1. Al igual que la entrada anterior no me gusto y así lo refleje, en esta ocasión he disfrutado mucho, muy profesional y muy interesante. Esperando con ganas mas.

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  2. Parque de contrastes.

    Cuantas cosas que se van a perder: la gran tematización anterior al estilo tiendas de Bluebell Bottom, la zona para derruir sin mirar atrás de Kiddies Indoor Playland, la super interesantes light ride Dungeons of Doom y la joyita de Schwarzkopf Knightmare, que como todas las Schwarzkopf nunca deja indiferente a nadie, y eso que todas tienen ya muchos cumpleaños bajo sus espaldas

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  3. Que Tibi compre Excalibur 2, ya tenemos sustituto para Pndol xd

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