viernes, 18 de febrero de 2011

Disneyland Park - Paris (Parte 3)

La magia y la ilusión es algo que, como rezan muchos dichos, no se debe perder a lo largo de nuestras vidas, pero también es inevitable que las responsabilidades, los compromisos y la madurez nos hagan perder progresivamente ese punto de vista respecto a la vida. Si tuviéramos que elegir algún ingrediente mágico a la hora de volver atrás en esa degradación de ilusiones, sin duda el área temática que hoy vamos a analizar nos ofrecería ese ingrediente a puñados.

Y es que hoy, en Bloggercoaster, vamos a hablar de la que, personalmente, se trata del área más completa, cuidada y genuina de los mundos Disney, un área diferente a las ya analizadas Maint Street U.S.A. y Discoveryland donde los cuentos, las hadas, las princesas y el colorido recobran vida en forma de alegres pajarillos, sombrereros locos o aventureros niños que nunca envejecen.

Hoy nos encargamos de echar un vistazo a...


Fantasyland

Probablemente si Walt Disney estuviera vivo actualmente sin duda su área temática favorita sería esta, donde se hacen realidad multitud de cuentos, relatos y fantasías ideadas por la mercadotecnia Disney y puestas a disposición tanto de pequeños como de mayores. Hablamos también de la zona más extensa del parque en superficie transitable y posiblemente la zona con más atracciones pensadas para la familia al completo.


Arriba vista de las 3 iluminaciones distintas del castillo, abajo vista clásica frontal.

Nos da la bienvenida un majestuoso castillo de la Bella Durmiente, icono del parque y emblema de toda la compañía. Se trata de una edificación artificial de tonos rosados y ocres cuyo interior acoge una de las muestras más puras y fidelignas de la mitología Disney sobre princesas, príncipes, hadas madrinas, brujas y hechizos.


Una de las primeras curiosidades de la zona: los árboles con copas cuadradas.

Con un espacio interior distribuido en varias salas en distintos niveles, podemos acceder a ellos a través de escalinatas de piedra rodeadas de columnas en forma de árboles trenzados, todo ello decorado con distintos detalles sobre la historia a la que dio vida en su día Walt Disney.


Vista del interior del castillo con sus escalinatas y las columnas en forma de árboles.

Al salir por la parte trasera, la gran olvidada del castillo, se nos muestra una de las vistas más impresionantes a mi parecer: la plaza de Camelot, con la clásica espada enterrada en roca y de la cual se cuenta que el caballero que consiga desenterrarla se convertirá en el más poderoso jamás conocido.


La panorámica que veremos tras el castillo es impresionante, una de las más espectaculares.

Esta plaza está formada por un conjunto uniforme de casas de forma irregular, amontonadas y con la sensación de que en cualquier momento podrán recobrar vida y saludarnos a nuestro paso.


Un personal homenaje a la fachada trasera, la gran olvidada de Disneyland Park, digna de foto.

A nuestra izquierda encontraremos Blanche-Neige et les Sept Nains, o lo que es lo mismo, una dark ride que mediante efectos, animatronics, música y luces nos narra otro de los clásicos cuentos animados de Disney: Blancanieves y los 7 enanitos.


La fachada de Blanche Neige et les Sept Nains, delante, cómo no, vestiditos de princesa.

A mano derecha tenemos el Auberge de Cendrillon, uno de los restaurantes más exquisitos y sofisticados del parque donde los niños serán los protagonistas y se sentirán como perfectos anfitriones de palacio, con servicio en mesa y carta.


El imponente edificio del Auberge de Cendrillon nos puede ofrecer una comida o cena de categoría.

Al lado de Blanche-Neige et les Sept Nains encontramos Les Voyages de Pinocchio, otra dark ride que en esta ocasión narra las peripecias de Pinocho, aunque a diferencia de las dark rides tradicionales, en esta ocasión se hace un uso curioso de la luz negra, combinando animatronics y pintura fluorescente en un resultado visual poco menos que psicotrópico. Uno comprueba también que en este sentido Disney creó escuela, pues dark rides como esta luego se encuentran a patadas (aunque con menor calidad) en multitud de parques europeos.


El detalle y esmero en la decoración de estos edificios es simplemente impresionante.

En este punto se abre una segunda plaza cuyo centro corona Le Carrousel de Lancelot, un clásico carrousel perfectamente tematizado, con un tremendo detalle en pintura y decoración, aunque pierde espectacularidad al tratarse de un modelo de un solo piso, algo menos vistoso que los modelos de doble piso más tradicionales pero pequeños.


Vista principal del Carrousel de Lancelot, nada destacado para un carrousel normal y corriente.

Tiempo de disfrutar de toda la minuciosa tematización de los alrededores, jardines, fachadas o estatuas que evocan directamente el auténtico espíritu mágico.

Si continuamos nuestro recorrido a mano derecha no tardaremos mucho en encontrarnos con las Mad Hatter's Tea Cups, o la clásica spinning ride para toda la familia, aunque a diferencia de las más vistas en otros parques, esta se encuentra rodeada por una cúpula de cristales de una construcción realmente admirable.


El genial edificio que contiene las Mad Hatter's Tea Cups, acristalado y enorme

Más a la derecha, casi en un rincón olvidada, encontramos una de las rides más características de los parques Disney, un must go en la agenda de todo amante de la magia y la ilusión, un ítem que si pasamos por alto lo lamentaremos enormemente, hablamos cómo no del simbólico It's a small World.


La plaza que da la bienvenida al visitante al mundo de It's a small World

Poco puedo hablar más de la mítica dark-ride que no se conozca: música pegadiza, animatronics por doquier y una esencia fruto de los brillos, el olor dulce y la pegajosidad extrema. Sinceramente es espectacular en la primera ocasión, pero no apostaría por montar en más de un ciclo, uno debe acabar totalmente hipnotizado con semejante montaje azucarado.


Detalle del cartel de la entrada, todo es brillante y dorado en esta ride...

Tras abandonar la mítica ride nos adentramos en el mundo de la narrativa en su eterno baile con la fantasía en Le Pays des Contes de Fées, todo un homenaje al género literario del que bebe la práctica totalidad de las rides y elementos de la zona temática en forma de boat-ride outdoor. Justo en este punto encontraremos algo que hasta este punto parecía imposible de localizar: un credit.


Entre los muchos detalles que podemos encontrar en esta zona vemos un molino de viento..

Sí señores, nos hallamos frente a Casey Jr - Le Petit Train du Cirque, una powered-coaster de Vekoma (la empresa holandesa se estira como un chicle en cuanto a credits para Disney nos referimos), que ofrece la posibilidad de trepar la colina en un animado tren estilo cartoon. La particularidad de esta coaster es que se trató de la primera en incluir sistema de audio en los trenes, el cual podemos percibir al subir la colina y oír al tren exclamar "I think I can, I think I can" refiriéndose a su hazaña de escalar los últimos metros antes de llegar a la cima o la alegre melodía que ya pudimos ver en Dumbo.


... o un mercadillo repleto de objetos navideños y regalos...

Al salir de este auténtico despropósito de emociones fuertes localizaremos frente a las tazas otro de los platos fuertes de la zona: Alice's Curious Labyrinth. Un clásico para los más pequeños, un paseo por el enigmático laberinto de Alicia en el País de las Maravillas, plagado de trampas, señales, detalles y elementos del mítico film cuyo origen encontramos en la maravillosa obra de Lewis Carrol.


... o un molino de viento repleto de objetos navideños y regalos.

Si conseguimos hallar la salida a este misterioso laberinto sin caer en las garras de la reina corta-cabezas, encontraremos justo al lado la Fantasyland Station, perteneciente al nombrado Disneyland Railroad, el tren turístico de vapor que nos lleva por todas las áreas temáticas del parque.

Tras la estación nos quedan por ver dos rides más que, dicho sea de paso, también pertenecen a la imaginotecnia clásica de la factoría del ratón animado: Dumbo the Flying Elephant, una spinning ride clásica entre las clásicas donde podemos montar a los lomos de Dumbo, el simpático elefante volador con sus enormes orejas y justo delante, colindante con Adventureland (la siguiente área temática) hallamos Peter Pan's Flight, una dark ride en forma de monoraíl suspendido con animatronics y maquetas en panorama que nos invita a viajar por las aventuras de Peter, Wendy y el capitán Garfio, entre otros.


La fachada del Toad Hall Restaurant, el más económico de todos los de la zona.

Finalmente alrededor de esta zona encontramos otros dos restaurantes, dignos de tener en cuenta si acabamos en esta zona a la hora de comer o cenar: Toad Hall Restaurant, un local donde podremos degustar fish&chips, frituras y hamburguesas algo más sanas de lo normal y por otra parte Au Chalet de la Marionette, un local donde podremos degustar especialidades en ensaladas y pollo.

A modo de apunte final, indicar que este área está repleta hasta arriba de tiendas de souvenirs varios, pudiendo encontrar muchísimo merchandising tanto de Mickey y Minie (absolutamente delicioso en la tienda del castillo donde hornean en directo piezas de cristal brillante) como de todo el catálogo de cuentos clásicos de los que presume el parque parisino.


Merchandising y objetos de Mickey por doquier: en esta ocasión objetos de cocina.

Lo malo, porque también tiene algo malo, es que la zona de servicios y asistencia al cliente se concentra en un diminuto rincón cercano a Adventureland, por lo que si estamos en It's a Small World o en Le Pays des Contes de Fées deberemos apresurarnos en llegar al lavabo o para encontrar información.

*****

Como espero que comprendáis, es tremendamente difícil resumir una zona que, prácticamente podría considerarse un mini-parque dentro de otro parque, ya que Fantasyland alberga tal cantidad de theming diverso pero agrupado en el hilo argumental clásico, que con sus edificios imponentes y sus rides familiares consiguen conquistar el corazón de los más peques.

Pocas cosas a remarcar, sólo que quizás la estructura de viales en este área es un tanto caótica, dando una imagen de desorden y pérdida al cliente bastante negativa, aunque se compensa por la ingente cantidad de rides que podemos encontrar en semejante caos de nombres en francés e inglés. Por otra parte cabe resaltar el guiño a los detalles extremos refiriéndose a los grandes clásicos de la factoría, exquisitamente llevados tanto por parte del departamento de diseño como por otros tantos, como podría ser jardinería o diseño de merchandising.

En fin, ir a Disneyland Park y no pasar por Fantasyland podría considerarse, sin miedo a equivocarme, como no haber ido a Disneyland Park.

Hay que tirar atrás durante un par de horas y volver a sentirnos niños atrapados en un mundo del que nunca querríamos salir.

1 comentario:

  1. Es mi parte preferida del parque, aunque como hace tantos ños que fui ni me acuerdo de la mitad de las cosas. Lo que hecho de menos es algo dedicado a La Bella y la Bestia, así que hay que contentarse con verles en el desfile.

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