martes, 26 de abril de 2016

Tripsdrill: a fondo (Parte 1)


¡Ya era hora! Hacía ya meses, muchos meses, que no me ponía manos a la obra con la escritura de una nueva serie de entradas analizando la estructura y contenido de un parque de atracciones o temático y desde luego, creo que he ido a elegir uno de los mejores para volver a retomar la faceta del análisis: Erlebnispark Tripsdrill, o como se le conoce más popularmente, Tripsdrill.

Creo que no aporto ningún dato nuevo si os confieso que es uno de mis parques temáticos favoritos, sin ser excesivamente amplio o sin contener un sinfín de rides, Tripsdrill es un parque que concentra una cantidad de mimo hacia el detalle, originalidad y singularidad que le otorgan un toque totalmente único y digno de incluirlo en la que es conocida como el "tridente sagrado" de los parques alemanes, formada por Europa Park, Holiday Park y Tripsdrill.

Sin más dilación hoy, en Bloggercoaster, me dispongo a retomar las riendas de una ronda de entradas de análisis sobre el pintoresco y mítico Tripsdrill, en la Alemania del sur.



Sin duda uno de los componentes más clave a la hora de pensar en atravesar el enorme portón de entrada de Tripsdrill es que se trata de un parque familiar, quizás uno de los más familiares del continente. Y no sólo lo es por el marcado estilo de todas y cada una de sus rides y coasters, sino por el hecho de que fue en un lejano 1833 y a manos de Paul Fischer, antepasado de los actuales dueños del parque, cuando se adquirieron los terrenos donde hoy en día se levanta el parque. Un parque que sigue perteneciendo a la misma familia, media decena de generaciones después.

Más tarde, en 1924, su nieto Eugene Fischer adquiriría la propiedad para empezar a construir el primer molino de viento que ayudaría a tratar los productos que se recogían en la granja Tripsdrill. En 1929 finalizó la construcción del molino con el añadido de un restaurante y un tobogán en su interior, similar al que hoy en día podemos encontrar (y que veremos más adelante), para otorgar al lugar de encanto y convertirlo en lugar de visita para los habitantes de los alrededores, llamándole Altweibermühle (algo así como "molino de la vieja", viniendo este nombre de una antigua tradición alemana similar a nuestro veranillo de San Miguel).


Años después y tras el éxito de este pintoresco punto de gastronomía y convivencia con la vida rural alemana, dio inició la Segunda Guerra Mundial, en la cual fallecería Eugene Fischer, por lo que la propiedad del lugar quedó relegada a su hijo Kurt Fischer que tuvo que presenciar también como en 1946 el Altweibermühle se quemaba tras impactar en él un trueno. En 1950 y tras 4 años de exhaustivas tareas de reconstrucción, abría el molino que hoy en día conserva todavía el parque y que ha visto crecer a su alrededor decenas de rides.

En 1957 abrió el primer zoo/reserva animal con unos 300 animales, principalmente de especies autóctonas o propias de la vida en la granja. En 1960 se adquirió la primera atracción mecánica y a partir de entonces hasta hoy, el parque ha pasado a manos de los 3 hijos de Kurt (Helmut, Roland y Dieter Fischer), heredando un próspero punto turístico único en la región, el parque temático Erlebnispark Tripsdrill.


Conociendo esta breve pero interesantísima historia basada en el éxito del esfuerzo de una sola familia, es como nos adentramos en los primeros elementos temáticos y arquitectónicos del lugar, la Dorfstraße (o main street), cuyo estilo típico rural alemán predomina, además de un montón de referencias al vino, las viñas, la horticultura o la crianza de animales:


Rápidamente con este pequeño tramo de calle adoquinada, repleta de bonitas casas de madera pintadas con llamativos colores y cuyas cuerdas con ropa tendida cuelgan de fachada a fachada, nos damos cuenta de que la intencionalidad de Tripsdrill no es tanta la de sorprender o asombrar al visitante, sino la de darle la bienvenida de una manera cálida y acogedora, como si al entrar al parque lo primero que nos apeteciera sería sentarnos alrededor de una hoguera en una de estas casitas y tomar un caldo bien caliente:


Ya en este primer punto llama la atención la primera ride del parque: Maibaum, una torre de 20 metros de altura que conmemora la festividad de Los Mayos, celebrada en Alemania con la plantada de un gran poste de madera rodeado de tiras de tela de colores y culminado por un abeto, que representa el renacimiento de la naturaleza a partir de este mes:


En este caso la ride consiste en una torre giratoria de la cual cuelga una docena de cables y en cuyos cables se sitúan unas pequeñas góndolas con dos asientos. Gracias a la ayuda de una cuerda, podemos controlar en todo momento la altura que adquiere la góndola mientras el poste da vueltas sobre sí mismo, permitiendo obtener unas valiosas vistas de los alrededores. Por sorprendente que parezca, es posiblemente uno de los puntos más altos del parque.

Vale la pena destacar también la presencia en este punto del parque del Lustiges Klohäusle, un elemento muy típico de los parques de atracciones europeos que quizás no nos sea demasiado familiar por estas tierras y del cual os dejo un vídeo de Youtube, para que entendáis mejor la mecánica del mismo:


Básicamente consiste en un buen hombre que es descubierto in fraganti cuando se dispone a hacer sus necesidades en el interior de una pequeña letrina en mitad del campo. La puerta se abre en varias ocasiones, el animatronic nos cuenta algunos chistes o comentarios jocosos y de repente en un momento dado nos escupe (en el vídeo lo veréis en el minuto 0:56 y 1:25).


Una vez pasamos la Dorfstraße o main street del parque, se nos presenta una bonita zona, repleta de naturaleza y verde, consistente en un lago de considerables medidas y en el cual podemos encontrar, en su interior y alrededor del mismo, un compendio de rides a cada cuál más llamativa e importante:


Como podemos ver en la fotografía de aquí arriba, la primera ride destacada es Spritztour für Seefahrer, una versión primitiva y más calmada de la ya clásica splash-battle, donde nos cruzaremos con fuentes ornamentales que, en contacto con el agua que lanzamos a través de unos cañones situados en las barcas, nos mojarán con traicioneros chorros de agua del lago.

Rodean el lago varios senderos genialmente decorados con motivos que mezclan la estética rural con la vanguardista, con proliferación de esculturas o formaciones de roca como este río artificial creado a base del agua que sale del molino del parque y que discurre por un canal repleto de reproducciones de piedras de molino:


También nos encontraremos con pequeñas esculturas, como este anciano que nos saluda desde un barreño de madera situado sobre una enorme rueda de molino auténtica:


Y también en el lateral del lago podremos disfrutar de un divertido paseo a través de Altmännermühle, el lugar donde existió la primera ride mecánica de Tripsdrill y que hoy en día se convierte en una entretenida pista de obstáculos, rampas y demás juegos similares a los que encontramos en una tradicional fun house, pero al aire libre y rodeados de hermosa naturaleza:


Si seguimos rodeando el lago rápidamente nos encontraremos con una de las rides más populares del parque y única en el mundo por sus características y funcionamiento, me refiero a la genial Doppelter Donnerbalken:


Facturada por una desconocida unión de las empresas Bear y Bartholet (alemana y suiza, respectivamente) esta ride consiste en dos torreones de 15 metros de altura tematizados en gigantescos árboles y que incluyen cada uno en un lateral opuesto al otro góndolas con capacidad para 12 personas que suben o bajan a través de raíles y un sistema de cable tirado por motor hidráulico:


Podría deciros que la base esencial de esta ride es que se trata de una torre de caída controlada en la cual ascendemos o descendemos de altura en repetidas ocasiones durante el ciclo... y no os mentiría, en esencia lo que hacemos es eso. Pero también os mentiría si os dijera que es lo único que experimentaremos en esta descarada flat ride, que os puedo asegurar que contiene una de las sorpresas más inesperadas y acongojantes que hayáis podido experimentar jamás, palabra de park freak:


Una vez recuperados de la "alegría" de Doppelter Donnerbalken es momento de completar la orilla del lago con la visita al lugar en el que todo empezó, el Altweibermühle, un molino de viento construido íntegramente en madera y que desde 1950 viene entreteniendo a los centenares de miles de personas que han visitado el parque desde que abrió sus puertas:


La particularidad de este molino de madera es que es en sí una ride de las más tradiciones del mundo: un tobogán. Para poder disfrutar de este entretenimiento, deberemos adquirir una manta similar a una especie de alfombra en la base del tobogán, luego subiremos a través de unas escaleras (en la siguiente fotografía es la rampa diagonal que accede al cuerpo del molino) y luego, una vez subidos a la zona más alta del interior del molino, nos deslizaremos por un canal de madera resbaladizo, que sumado al material de la alfombra donde iremos subidos y a nuestro peso, hará que adquiramos una considerable velocidad:


La bajada consiste en una hélice en el techo del molino para posteriormente caer por la rampa diagonal (situada al lado de las escaleras por las que hemos subido previamente) y que va a parar a otro edificio situado a pocos metros del molino, donde frenamos y podemos prestar nuestra alfombra al siguiente visitante que quiera deslizarse por este antiquísimo tobogán.



Fue alrededor de este antiguo pero poderoso molino de viento como fue creciendo año tras año lo que hoy conocemos como Tripsdrill, acumulando alrededor suyo elementos o atracciones con un marcado estilo infantil y respetuoso con la vida rural.

Así es como a escasos metros de las torres Doppelter Donnerbalken nos encontramos con un amplio recinto en el cual podemos acceder libremente y rodearnos de simpáticas cabras, que requerirán nuestra atención en caso de que queramos alimentarlas con la comida que el parque facilita, previo pago de 1€. Será difícil, eso sí, pues la mayoría de cabritillas son el centro de atención de los más pequeños de las familias allí presentes:


También hay lugar, bajo tanto árbol y alrededor de tanta naturaleza, para el descanso y la tranquilidad, tomando quizás un tentempié en alguna de las terrazas que ofrece el Zum Mühlergarten, un restaurante donde podemos tomar un refresco, café o ligeros snacks que nos ayudarán a tomar fuerzas para el resto del parque que se nos presenta por delante:


Y es justo al lado de estas terrazas donde se abre paso otra de esas rides que tienen alguna característica que la convierte en única y que llama mucho la atención. En esta ocasión me refiero a Soapbox Race, una amplia pista de cemento sobre la cual transcurren unos particulares cochecitos de madera y que por desgracia únicamente puede ser disfrutada por los más pequeños de la casa:


Pero la particularidad que más os hará comeros la cabeza es el hecho de que los coches no circulan por ningún tipo de raíl o vía, sino que aparentemente su circulación es sobre el cemento, sin más. En realidad el misterio viene solventado por el uso de imanes que, mediante unos sensores situados en el morro y con la ayuda de un motor eléctrico situado en la trasera del coche, mueven el coche creando la ilusión de que circula por encima del cemento gracias a la pericia del niño o niña que lo conduce. En realidad, como era de imaginar, el volante no es más que un elemento decorativo:


Unos metros más allá nos encontramos con Mühlbach-Fahrt un simpático flume kiddie en el cual nos moveremos a bordo de unos "sacos" que circulan por los canales que rodean el molino del parque:


Y en el cual podremos experimentar ciertos puntos de intensidad que probablemente encandilen a los pequeños de la familia, como este drop con airtime añadido:


Para terminar nuestro paseo por esta primera zona del parque nos encontramos con el Trillarium, un museo que se encuentra en el parque prácticamente desde los inicios del mismo y en el cual podemos hallar una basta colección de armas y elementos militares de todas las épocas (algo que choca sin duda con el aspecto familiar del mismo, pero que vale la pena tener en cuenta debido a la zona en la que nos encontramos, el sur de Alemania, donde los conflictos bélicos, décadas atrás, estuvieron a la orden del día):


También localizaremos en este Trillarium varios dioramas a escala real donde nos encontraremos con escenas representativas de algunos de los oficios más característicos del lugar, como el zapatero, el herrero o el canastero, con numerosos artículos o elementos originales de cada una de estas artesanías:


Al fondo de este espacio, situado en el sótano del restaurante Gasthaus Zur Altweibermühle (también original de 1929) nos encontraremos con un gran telón, tras el cual se halla una representación de animatronics uniformados y ataviados cada uno con un instrumento. Al poner una moneda de 50 céntimos en una maquinita situada en un lateral, se abrirá el telón, se encenderán las luces y la banda comenzará a tocar una alegre marcha típica:


Una vez salimos de este curioso museo tradicional, es momento de proseguir con nuestra visita al parque y adentrarnos en una zona más dedicada a las artes del campo y del vino. Pero no quiero pasar a explicaros esa zona sin antes mostraros la curiosa figura que nos encontramos, en la última visita que hicimos el señor Fon y un servidor al parque allá por 2014:


Pese a lo borroso de la foto (el enfoque manual de la cámara falló), ¿no os suena un poco a la Señora Doubtfire?

Si la queréis encontrar, deberéis buscar en las tiendas que se encuentran nada más entrar al parque, en la Dorfstraße.

*****

Vista esta pequeña curiosidad, es momento de dejar por hoy el análisis de uno de los parques temáticos más interesantes y con más historia de toda Alemania. Un parque que nació del ocio y el entretenimiento de la gente tras fatídicas guerras, que ha sobrevivido durante años al crecimiento industrial de algunos parques de alrededor pero que sigue conservando, pese a estar al día, la esencia familiar y tradicional de los Fischer.

Ya con este inicio podéis ver que lo que encontraremos de ahora en adelante se sale mucho de lo normal y, en realidad, es algo digno de admirar hoy en día, donde todos los parques repiten una y otra vez estructuras o modelos de rides.

¡No os perdáis, muy pronto, la segunda parte de este interesante análisis al genial Erlebnispark Tripsdrill!

6 comentarios:

  1. Tripsdrill es la leche!!! Para nosotros fue una sorpresa increible donde nos lo pasamos en grande,ademas que tuvimos la suerte de estar casi vacio.
    Allí comimos de lujo(como en la mayoria de parques alemanes)
    Los coches no se si habrán cambiado ahora las reglas pero nosotros si que montamos y en el tobogán el quemazo que me hice en el brazo fue interesante.....

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    1. Yo siempre se lo digo a la gente que se empieza a interesar por los parques alemanes. Ir a Europa Park y a Holiday y no reservar un día para Tripsdrill es perder una MUY buena oportunidad. Siempre se encuentra a la sombra, pero de vez en cuando añaden algo nuevo y vuelve a llamar la atención por lo originales que son. Espero que las siguientes entradas te traigan buenos recuerdos Roberto ;)

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    2. Ya las estoy esperando!!!
      Me encantaría volver.....tú sabes que risas en las rampas de los rodillos o en la pista de bicicletas??no hacen falta grandes coasters( aunque las tiene como Mammut)para ser un gran parque.
      Lo peor.....el llegar hasta allí, está en el culo del mundo,jajaja

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  2. A mi ya solo con la foto de la cabra me has convencido, Tití!

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    1. ¿Verdad que sí? Y las cabritillas corriendo alrededor y haciendo cosas de... cabras. Tengo en mente hacer una entrada solo de parques que tienen recintos de estos, porque hay un buen puñado, la verdad. Salido Ulleretes ;)

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  3. Yo también pude montar en los coches. La verdad es que fue uno de los parques mas sorprendentes de mi tour alemán. Para repetir seguro.
    Y encima entré gratis con el pase de Isla Mágica.
    https://www.youtube.com/watch?v=qbyHI1J6TD4
    Este video que hice de la ruta, sale tripsdrill hasta el minuto 11:30, ya que fue nuestro primer parque de la ruta.

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